Para Walter Alejandro Cuevas
¿Rúcula o radicheta?
Uno de los malos entendidos de la comunicación humana es creer que uno tiene el dominio de todas sus decisiones. Cuando elegís un jean lo hacés para esos ojos que van a mirarlo y que posiblemente condicionen la elección sin demasiado conflicto. Mirar una película con alguien implica tenerlo en cuenta a la hora de alquilarte una para el sábado a la noche. ¿Rúcula o radicheta? Sabés que le gusta la ensalada de hojas verdes pero… por cuál decidirte. Si el deseo es el deseo del otro, el asunto de la libertad de elección es un gran laberinto que amortigua la triste realidad de saber que nuestras elecciones son elegidas por un otro ausente. De todos modos la dulce ilusión de que hay cosas que podemos elegir libremente nos hace dormir sin demasiadas rueditas verdes o pipitas de última hora. Cof, cof. Continuar leyendo