Por: Fabio Lacolla
Dedicado a Los Martes Filosóficos
Los recién separados no encajan en ningún lado. Llegan tarde al grupo de amigos, a renovar el vestuario y a conocer los nuevos yeites de la comunicación. Andan como abombados recodificando la vida cotidiana. Claro, te vas acostumbrando y aunque no lo reconozcas, íntimamente pensabas que el amor era para siempre.
Las parejas amigas te siguen invitando a sus reuniones (ahora) aburridas y ronda en el aire develar el enigma de “de qué lado están”. Algunos te sacan el tema, y estás ocho horas preguntándote en voz alta porqué pasó-lo-que-pasó, otros omiten toda referencia como si tu ex estuviera meando en el baño de servicio.
Los que le toman el gustito
Para muchos separarse es una liberación, se reencuentran con cosas dejadas atrás, agravadas por el vínculo: amigos, cine, deportes, ropa y sobre todo tiempo libre. El ir hacia cualquier lado sin consenso produce un alivio estomacal producto de la efervescencia que la libertad ofrece. Volvés a ver cómo era el mundo a las tres de la mañana, la noche te cobija de la mano de la luna y el sonido de las burbujas del champán vuelven a visitar tus oídos. Le encontrás sentido por primera vez en tu vida al concepto gimnasio y descubrís que el atractivo no está en la rutina que el profesor te marca sino en los lazos sociales que se dan entre una y otra.
El anti-domingo
Si tenés un poquito de capacidad de convocatoria podés arrancar con los llamados anti-domingos, reuniones a la tarde noche que se realizan con la excusa de cargar con el mueble del crepúsculo dominical, comer unas pizzas y contar o mentir el fin de semana. Suelen concurrir personas de tu misma condición, es decir gente que viene de un palo emocional o que no se engancha ni a una media de nylon. Se histeriquea y cada tanto hay alguna que otra alegría. Reactivan el espíritu adolescente por un rato y hay mucho toqueteo y abracito. Por lo general, lo que pasa entre ellos en la semana… queda en la semana.
La bicicleteada
Esto es para los que todavía les da el cuerpo para pedalear. Son actividades diurnas de fin de semana. Agüita mineral, calcitas negras, anteojitos de sol y un punto de encuentro. Se traza el recorrido y arrancan uno detrás del otro haciendo un chiste cada tanto para romper el hielo. Lo bueno viene después; una confi con mesas afuera, ensalada rarita, más agüita y a charlar de la vida. Obviamente que más de uno tira la caña para ver qué onda a la noche.
Los curseros
El arte y la cultura ofrecen año tras año infinidad de cursos destinados a la población de la que estamos hablando. Si fuiste a algún colegio progre seguramente te anotas en teatro; ahí suelen ir los más obsesivos porque sus ex les decían que eran muy rígidos y que siempre hablaban de lo mismo o las histéricas del perfil más bien reprimidas. Las cuarentonas irrumpen en la Psicología Social en busca de respuestas sanadoras, algunas descubren una verdadera vocación, otras rajan para el yoga o la Gestalt.
En una pareja, rara vez coincidan las aptitudes coreográficas, por eso si tu ex te torturó con que eras un pata dura y que tenías menos movilidad que Pinocho, tenés dos caminos: tango o salsa; donde el denominador común es la agarrada… o vas a agarrar o vas a que te zarandeen un poco. Si sos medio depresivo, tango; si sos un poco maníaco, salsa. Los maniacos depresivos se anotan en las dos, mientras que los obsesivos todavía los están pensando.
Los de la primaria
Esta actividad tiene una trampa. Todos van a ver el paso del tiempo en la figura del otro. Algunos van a tratar de saldar alguna asignatura pendiente, otros cansados de sus matrimonios van a encontrarse con el que fueron, desilusionándose a los cinco minutos de haber llegado. El recién separado va a estar tirando tiros para todos lados, se va a hacer un conducto con la compañera odontóloga, va a engalanar su casa con la que estudió decoración de interiores y se va a hacer unas nuevas tarjetas con la diseñadora gráfica. La recién separada llevará el auto a revisar al taller del compañero, le preguntará por la enuresis al amigo psicólogo y pergeñará cómo hacer mierda al ex marido con su compañero abogado.
Último recurso
Comprate una tele en blanco y negro, ponete “De la ausencia y de ti” de Silvio Rodríguez donde dice “no quisiera un fracaso en el sabio delito que es recordar”. Mirá por dos horas seguidas las fotos de Brasil, escribile una carta de amor, después rómpela y escribí otra de odio. Hablá con la hermana. Parate en la esquina de la casa para saber a qué hora llega. Leete de atrás para adelante “Salvo el crepúsculo” de Cortázar. Ponete un disco de Los Panchos y ese tema de Jaime Ross que dice que se va a morir amándola. Googleá “solo como un hongo”, tomate una ruedita y cuando despiertes si querés estar mejor escucha al Bicho Bolita & París Gatitos.
P.D.: ¿Vieron que no dije nada de Arjonita?