30. La carta del adios

#AmoresTóxicos

Fiske Menuco, 15 de abril de 2013

Querido Santiago:

                               Te escribo esta carta porque es la única forma que me escuches de verdad. Intenté muchas veces hablar con vos pero siempre termina todo igual; yo me pongo a llorar desesperadamente y vos, que sos un cobarde especializado en el maltrato emocional, decís que lo vas a pensar y que te de unos días para pensarlo. ¿Pensar qué? ¿Cómo sacarme de encima tuyo? ¿Cómo borrarme de tu vida? O ¿qué hacer para que la culpa no te carcoma? Una amiga me dijo que los culposos en algún momento se dan vuelta y pasan a ser un cacho de hielo, unos insensibles del orto y que pueden estar cortándote un dedo que ni se inmutan. ¿Eso querés, cortarme un dedo?

Seguramente yo habré tenido muchos errores y tal vez el peor fue enamorarme de vos, nunca pensé que podías llegar a convertirte en esto.  Siempre tan calladito, educado y con esa sonrisita que ahora veo lo falsa que era.

Te creí. Te creí cuando empezaste a hablar en plural, cuando después de aquel beso en medio del viento me dijiste que ese instante sería para siempre. Te creí cuando veías pasar a una embarazada y me guiñabas un ojo, cuando me hablabas de mis amigas que de un día para el otro empezaste a odiar. Te creí el día que lloraste hablando de tu papá, la vez que me pediste que sea para siempre. El instante que me miraste a los ojos y me dijiste “eso” que nunca te había pasado con nadie. Te creí esa noche que temblamos juntos y nos pusimos a llorar de la emoción.

Vos sabías que yo no quería nada formal, pero tu insistencia y tus mensajes de textos hicieron que vuelva a abrir mi corazón, que volviera a confiar. Y resulta que ahora te importa un carajo. Que priorizas tu momento y que decís a cada rato esa frase pelotuda de que no podés forzar tus sentimientos. Ah, ¿no? ¿Y porque me rompiste tanto las bolas para que yo fuerce los míos? Yo no quería este rollo y vos me recontra manipulaste, sorete.

¿Qué es lo que hace que una persona no quiera estar más con la otra? ¿Se trata de algún error? ¿De algo que no se debería haber dicho o hecho? Unos días antes de que empieces con tus dudas, estábamos re bien, hablamos de las vacaciones, de mis horarios de facultad y que los miércoles a la noche dormía en tu casa. Dijimos de ahorrar para más adelante. ¿Qué mierrrda es más adelante?

Me doy cuenta que el amor no tiene nada que ver ni con el tiempo ni con el espacio, los escenarios del amor son otros… son los proyectos, las complicidades. El tiempo y el espacio son solo excusas para tomarse el palo. Todo se reduce a “ya no quiero estar con vos” y punto. Después de eso… el silencio y las tardes que te aturden de los quietas que se vuelven. En cada lágrima una foto, una frase. Con el transcurrir del tiempo tu voz se vuelve más ajena y más distorsionada. Te extraño con furia. Te quiero pegar y besar y atar y morderte y darte una patada y pasarte la lengua y tirarte un plato de arroz en la cabeza y dormirme en tu panza y presentarte a un tigre hambriento.

Yo no creo en el destino y toda esa pelotudez de la ley de atracción y que, si se tiene que dar, se va a dar. Lo único que se es que me va a costar mucho olvidarte, que va a ser difícil besar a otra persona sintiendo lo mismo. Se que voy a estar con muchos, pero en ese dulce montón, saldré a buscar tus fragmentos, tus olores y esa sonrisa pelotuda que me cagó la vida.

Andrea