Por: LevantArt
Los estudios científicos sobre la seducción, que vienen desarrollándose en todo el mundo desde 1960, muestran claramente que no importa tanto lo que un hombre le dice a una mujer, sino cómo lo hace. No se trata entonces de encontrar la frase perfecta o las palabras mágicas, sino de entender todo lo que transmitimos más allá de las palabras.
Podemos pensarlo de esta forma: ni el mejor cuento de Borges ni la mejor obra de Shakespeare conseguirían nuestra atención si estuvieran impresas sobre papel de diario con tinta amarillo. O tal vez llamarían nuestra atención, pero no nos darían ganas de seguir leyendo. Lo mismo ocurre en la seducción.
En el libro “El Juego de la Seducción”, de Martín Rieznik y Mike Tabaschek, todo eso que decimos más allá de las palabras se denomina delivery. El término en inglés proviene de los primeros estudios de seducción realizados en Estados Unidos pero si pensamos en comida, seguro veamos claramente la importancia de un buen delivery.
Estos son los tres elementos principales según los autores del libro:
• La expresión facial
No hay razón para no pasarla bien si estamos en una situación social. La sonrisa lo es todo en el lenguaje gestual. Por otra parte, si queremos ser parte de un grupo y que éste desee lo mismo respecto de nosotros, debemos aportar emociones positivas. Si sus integrantes se están divirtiendo y nosotros llegamos con una expresión seria, lo más probable es que quieran expulsarnos elegantemente, porque les estaremos bajando la energía. La regla general es sonreír e integrarse a los grupos, siempre con un nivel de energía levemente más alto que el de ellos. Si el grupo está sentado hablando tranquilamente, no podemos entrar saltando y bailando porque chocaríamos con su estado anímico. En ese caso, bastará con una leve sonrisa y un hablar pausado. Si ellos están riendo, sacándose fotos o bailando, podremos interactuar más enérgicamente. En cualquier situación, siempre recibiremos mejor atención si sonreímos y nuestro rostro transmite alegría.
• La mirada
La mayor parte de los hombres intenta hacer contacto visual con las mujeres lindas y, cuando ellas le devuelven la mirada, dirigen la suya hacia otro lado. Aunque esto funcione en las películas, en la vida real lo mejor es hacer todo lo contrario. Procurar permanentemente establecer contacto visual transmite la impresión de que estamos aburridos y buscamos algo mejor para hacer. Si estamos con amigos, ¿por qué procuramos encontrar otra mirada en lugar de fijarla en ellos?
La regla es que primero tenemos que pasarla bien nosotros y luego podremos proporcionarles buenos momentos a otros.
Si estamos disfrutando de un momento con alguien, miraremos a esa persona a los ojos. Si no la miramos, es porque no nos importa lo que dice. Y si nos dedicamos a mirar a otras personas, es que lo que estamos haciendo en ese momento no nos divierte. Y nadie quiere hablar con alguien aburrido. No busquemos intencionadamente contacto visual con mujeres aún desconocidas: disfrutemos de la actividad presente. Cuando estemos con amigos, debemos hablar frente a frente con ellos. Así lo hacen las mujeres: si charlan con una amiga, la están mirando a ella. Y, cuando queramos, podemos hablar con un grupo nuevo, pero sin haber estado observándolo previamente durante algunos minutos.
Por supuesto, cuando iniciemos interacción con una persona o un grupo debemos buscar contacto visual. Si hablamos con un conjunto de personas, debemos mirarlas a todas alternativamente. Si no, alguien puede sentirse excluido, por lo que es probable que intente expulsarnos o que el grupo se retire. O, en el mejor de los casos, la interacción decaerá porque no todos se sienten a gusto. Por eso, al acercarnos a un grupo debemos tratar de integrar a todos con la mirada desde el primer momento; es una señal de respeto y atención.
• El lenguaje corporal
El elemento principal a considerar es si el lenguaje corporal es abierto o cerrado a la interacción. Todos los cruces, sean de brazos o de piernas, suelen transmitir un lenguaje corporal cerrado. Esto es instintivo y representa un símbolo de defensa: cuando nos cruzamos de brazos, inconscientemente intentamos proteger nuestros órganos vitales (corazón, pulmones, etc.); cuando cruzamos las piernas, procuramos resguardar nuestro órgano de reproducción. Por lo tanto, es necesario evitar cruzar las extremidades si participamos de una interacción que nos resulta agradable, ya que a veces lo hacemos sin darnos cuenta, por reflejo o por cansancio, y transmitimos una señal confusa a los demás.
Llevarse las manos a los bolsillos tampoco es una buena opción, pues da la impresión de que ocultamos algo. En todo caso, debemos dejar los pulgares afuera o bien colgados de ellos, con el resto de los dedos a la vista.
Por otra parte, si bebemos algo es importante cuidar de no sostener el vaso a la altura del pecho o cerca de la boca, como suele hacer la mayor parte de la gente. De ese modo, mostramos más interés por la bebida que por la persona que tenemos frente a nosotros. Simplemente, sostendremos el trago junto a la cadera y lo llevaremos a la boca sólo cuando deseemos beber, regresándolo de inmediato al lugar apropiado.
* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial Dibuks.
Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.