Relatos de levante: del parque a la cama

En artículo de hoy compartimos uno de los “reportes de campo” que forman parte del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Esta crónica cierra el capítulo que analiza el lenguaje corporal en la seducción. En el relato, Nacho aplica sus estrategias para abrir una interacción con dos chicas desconocidas y lograr en unas horas el contacto más íntimo. Dado que se trata de una historia real, fueron modificados los nombres de los protagonistas para mantener su privacidad.

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Desde unos mates en el parque hasta la cama

«Suelo pensar que mi fuerte es la noche, pero este sábado me pasó algo muy loco… Supuestamente nos juntábamos con los chicos de la banda a la tarde pero me quedé dormido. Me desperté a las seis de la tarde. Entonces llamé a Mike y me dijo:

­­–Es súper tarde. ¡Mejor andá a levantar a alguien a la esquina de tu casa!

Era un chiste, pero lo pensé medio segundo y me dije: “¿Qué puedo perder? ¡Vamos!”. Acá empieza uno de mis mejores juegos.

Me cambié y salí hacia la plaza. Ya eran las 18:30 hs. Abrí el primer set con un mate… Describo: eran dos mujeres con un nivel de energía muy positivo y parecían divertidas. Una, medio rellenita pero divina, tenía una voz muy sexy y una sonrisa que no se le borraba de la cara. Se había mudado poco antes al barrio, a dos cuadras de la plaza. La otra, la que más me interesaba conocer, era su mejor amiga y vivía más lejos. Con ella conectamos muy rápido. Físicamente era muy linda, con una cola increíble. Más tarde, hablando un poco con ella, me contó que solía trabajar de promotora para poder bancar sus estudios en Comunicación.

Me aproximé con una frase muy simple. Iba con un libro de Murakami en la mano, como si fuera a la plaza a leer algo y las abrí, por supuesto, girando la cabeza por encima de mi hombro con un:

–Chicas, me sumo a sus mates, ¿se animan?

–¡Obvio!

Apenas dijeron eso, me senté y me relajé completamente, como si estuviera en casa. Le pedí a la vecinita que me sacara una foto con su amiga pasándome un mate, y nos pusimos a hablar de fotografía. Enseguida, mi nueva vecina dijo que tenía que irse un rato a comprar un colchón antes de que cerrara el negocio (ya eran las 19:30 hs.). Como iba a encontrarse con su madre y su amiga promotora estaba divirtiéndose conmigo, me dejó solo con ella y se fue. Entonces aproveché y le dije:

–Quiero tomar algo, esperemosla en ese café…

Lo pensó un segundo, le avisó por teléfono a su amiga y allá fuimos. Al rato, volvió la vecina, muy contenta de tener ya su nuevo colchón. Acá pensé que se me terminaba la noche con la promotora, pero entonces su amiga quiso pasar al baño. Nos quedamos solos nuevamente y decidí cerrar con el intercambio de Facebook. Por las dudas, mis últimas palabras fueron:

Te escribo un mensaje con una palabra secreta y vos me respondes con la contraseña… Yo te digo “Hola, competidora” y vos contestás “Hola, competidor amoroso”. ¿Dale?

Llegué muy contento a mi casa. A las 22:20 hs. la vi conectada. Pensé qué haría si se daba la ocasión de volver a verla ese día. Arranqué a chatear por Facebook:

–¿Llegaste, competidora?

–Recién, competidor amoroso.

–¡Cumpliste! ¿Qué hacés?

–Acá, con mi amiga. Me da poca bola, está con el novio…

–¿No estás de más ahí?

–Puede que sí, pero todavía no me incomoda. El chico es muy caballero, no se andan toqueteando, jaja.

–Yo voy a comprar helado y a ver una peli, ¿te sumás?

–Mmmm…

–Bueno… ¡si te cabe el voyeurismo te podés quedar a mirar ahí!

–¡Jajaja! Mmm, bueno, dale. Película y helado, pero no me puedo quedar hasta muy tarde.

–Hecho.

Entonces arreglamos para encontrarnos de nuevo. Compramos helado y fuimos a casa. Vamos a aclarar algo: lo que cuento quizá parezca fácil de hacer, pero no lo fue. Tuve que esforzarme para lograr que ella entrara en confianza en mi departamento. A grandes rasgos, esto es lo que hice para generar confort: entramos y salimos del departamento varias veces con cualquier excusa (tirar la basura, comprar cigarrillos, etcétera). La idea era que no sintiera que estábamos encerrados ahí. Nos pusimos juntos a elegir música. Le pedí que guardara el helado en la heladera y que buscara los cubiertos, como si fuéramos amigos desde mucho antes. Después buscamos una película: El club de la pelea.

Sacamos el helado y nos sentamos en el sillón frente al televisor. Ella estaba bastante nerviosa, se le notaba; tenía cruzados los brazos y las piernas. Para no hacerla sentir incómoda, no hice nada hasta que no se relajó corporalmente. Esperé a que se descruzara y dejé que fuera ella la que tomara la iniciativa de ir a lo físico. Después de ver la mitad de la película, empezó a imitar a Brad Pitt y a pelearme en el sillón. Arrancamos con los besos y al rato estábamos en la cama.

Hagamos las cuentas: salí a las 18:30 hs. de casa y el momento cúlmine llegó a las 00:30, es decir ¡6 horas después! Fue increíble. No esperaba nada parecido de una salida a la plaza. ¡Gracias, Mike!»

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* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial Dibuks.

Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

 

La timidez y otras formas de autoengaño

** Adaptado especialmente para INFOBAE del libro “Seductor Infalible” de Germán Muhlenberg

Ronit Hertzfeld tiene una frase que resume muy bien la actitud que debemos tener frente a la timidez y otros miedos: “El coraje no es la ausencia de miedo. Es ver la posibilidad de que lo peor ocurra, y hacer lo que hay que hacer de todos modos”. Muchas veces la mejor manera es comenzar con metas pequeñas. Por ejemplo, si nos da miedo hablar con una mujer atractiva, podemos comenzar acercándonos y preguntándole la hora nada más. Y así, a medida que nos vayamos sintiendo más cómodos, podremos ir avanzando en las interacciones.

Algo fundamental en esto es poder reconocer cuando nos engañamos a nosotros mismos o metemos excusas. Cuando sentimos una gran cantidad de ansiedad, nuestra mente inconsciente tiene todo un arsenal de mecanismos de defensas psicológicos para justificar nuestros miedos. Existen muchos de estos mecanismos de defensa: culpar a otros, decir que sentimos apatía, racionalizar excusas, enojarse o ponerse a la defensiva.

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Veamos algunos casos muy comunes:

- Aquél que lee unos cuantos libros sobre seducción y cuando tiene la oportunidad de hablarle a una chica piensa: “todavía no estoy listo, debería leer alguno más”.

- El que va a una fiesta, ve a una chica atractiva, comienza a sentirse nervioso y entonces decide mostrarse apático, convenciéndose a sí mismo de que fue allí sólo para tomar algo y estar con sus amigos, cuando en realidad fue para conocer nuevas mujeres.

- Ser rechazado y decir “son todas iguales” o “son todas unas histéricas”.

¿Nunca les pasó de utilizar reiteradamente una excusa para no hacer algo y que de repente esa excusa pierda importancia cuando realmente deciden hacerlo? Entonces, ¿cuál era la verdadera razón por la que antes nos excusábamos?

Es simple. Por no ser sinceros con nosotros mismos. Hoy en día todo el mundo habla de lo importante que es “mostrarse” siempre feliz, de que todo tiene que ser divertido: los libros que leemos, las películas que vemos, las conversaciones que tenemos. Y si no, no somos “cool”. Es como si estar enojado fuese algo malo; hay que ser siempre positivos y está “todo bien”. Debemos estar siempre de fiesta como puede verse en las publicidades de tv.

Y no me mal interpreten, no es que esté en contra de estar realmente bien y ser alguien positivo. El punto recae en aceptar cómo uno realmente se siente; poder reconocerse y de ahí hacer el cambio. No negar como nos sentimos, ser sinceros principalmente con nosotros mismos. La vida es un conjunto de emociones que se contrastan. Como decía en la película Vanilla Sky: “Sin lo amargo lo dulce no es tan dulce”. No existen emociones positivas o negativas como tal, las emociones son como un tablero electrónico que avisan que algo nos pasa, y debemos aprender a lidiar con ellas, a reconocerlas. Obviar esas emociones es lo que es perjudicial. Es como si el tablero del auto nos avisara que nos queda poco combustible y lo ignoráramos. No es algo malo que sepas que te estás quedando sin nafta, pero si lo ignoramos generará una consecuencia, en este caso que no funcione el auto.

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Si estoy enojado está perfecto, es una emoción y no es negativa, simplemente nos está mostrando un síntoma de que algo nos pasa. El problema es no saber por qué estamos enojados y estar siempre enojados.

Si estoy enojado y actúo como que no lo estoy, lo más seguro es que me sienta más enojado. Si reconozco como me siento, lo más probable es que sea más fácil sentirme mejor, en lugar de intentar resistirme y esconderlo.

Lo mismo ocurre con los miedos. Si sentimos miedo, lo mejor que podemos hacer es reconocerlo y actuar en base a eso.

Salir de la zona de confort

Ahora todo muy lindo y de colores pero el hecho de entender todo esto no nos va a dar coraje o valor de por sí, a menos que pongamos un gran esfuerzo de nuestra parte. Existe lo que se llama zona de confort, ese espacio en el que nos sentimos cómodos. Y nos sentimos cómodos porque ya lo conocemos, no porque nos guste. Como dice el dicho “mejor malo conocido que bueno por conocer”. Es como tomar el camino más largo por el hecho de que ya lo conocemos y nos sentimos más seguros, en lugar de arriesgarnos a buscar uno más corto porque sería más riesgoso o nos da miedo perdernos; lo cual tiene sentido, al arriesgar uno muchas veces se siente perdido. Sin embargo, ese miedo es el que no nos permite vivir mejor. Cuanto más miedo a la vida tengamos, menos la vamos a disfrutar.

Si queremos algo más en la vida vamos a tener que movernos e ir por eso. Requiere de energía emocional, motivación, acción. Si somos perezosos es difícil que logremos algún cambio.

¿Qué pasaría si utilizáramos el tiempo invertido en la televisión o navegando en internet, en algo más productivo? Es una cuestión de crear nuestro propio valor. Las personas que sienten que controlan su vida son aquellas que se sienten felices. Aquellos que se sienten impotentes y con miedo de salir adelante, por más placeres que tengan en sus vidas, serán infelices por mantenerse en el mismo camino. El desarrollo del coraje es un componente esencial de la felicidad, y así también para conocer mujeres.

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Descargá gratis los primeros capítulos de “Seductor Infalible” de Germán Muhlenberg.en la web de la editorial Dibuks.

El seductor infalible: comunicación profunda

* Adaptado especialmente para INFOBAE del libro “Seductor Infalible” de Germán Muhlenberg

El marco conversacional

Cuando hablamos de marco, hablamos del contexto. El marco es en donde se da una  determinada situación. El marco da significado al contenido. Por ejemplo, si decimos “¡vamos a hacerlo!”. Según en la situación en la que nos encontremos, la frase adquirirá un significado diferente. Si es en el trabajo, hacer un trabajo; si estamos en la cocina, una comida; si es en una cancha de fútbol, un partido; si es en la cama, sexo.

Cuando malinterpretamos un mensaje, a pesar de entender correctamente las palabras que nos dijeron, se debe a que desconocemos el contexto o marco. Es común malinterpretar mensajes de texto, ya que no se conoce la tonalidad vocal ni las expresiones corporales de la persona que los envía y eso puede generar la confusión.

Depende del contexto una pregunta o palabra puede significar muchas cosas. Por ejemplo, preguntar “¿cómo estuvo?” podría hacer referencia a ¿el partido?,  ¿la comida?,  ¿los masajes?, ¿el beso? Como dijimos anteriormente, el contexto le va a dar significado a cada palabra. Si terminamos de comer y preguntan cómo estuvo, puede sobreentenderse que se está preguntando por la comida.

Por lo tanto si el significado de las palabras puede variar según el marco, quien lo controle, controlará la comunicación. El control del marco no es fijo, no importa si es en un mismo lugar, una determinada situación o con la misma persona. El marco puede alternar en su control. Un buen ejemplo de esto puede ser en un juicio donde el abogado defensor y el fiscal debaten por el control del marco, si el acusado es culpable o inocente. Otro ejemplo distinto puede ser una chica súper sexy de 21 años que no tiene el mismo control de marco frente a un hombre en un club nocturno, que el que tiene en su trabajo de secretaria. Como dijimos, el marco presenta un contexto. A fin de cuentas, en el amor, en los negocios, en los juicios, en las ventas o en lo que sea, resultará vencedor quien utilice a su favor el marco.

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Es común escuchar preguntas como: ¿Está bien si le regalo flores? ¿si la llamo al segundo día? ¿si le demuestro interés?… Todo depende del marco, la situación. ¿A ella le gustan las flores? ¿La conocemos hace mucho? ¿Tenemos idea de si eso va a significar algo importante para ella?

Técnicamente podríamos hacer lo contrario de lo que recomienda cualquier libro de seducción y sin embargo obtener buenos resultados con las mujeres. Es por tener el marco a nuestro favor. En una interacción con una chica es importante tener un marco fuerte, poder comunicar nuestra identidad, comportamiento y deseo sexual. Pero es importante no intentar imponer un marco o esforzarse por tener siempre el control. En las interacciones humanas jamás vamos a poder controlar todo. Existen tantas variantes… De hecho una gran paradoja es que cuanto más queramos controlarlo, menos control vamos a tener. Si uno es congruente con su marco no va a tener problemas para mantenerlo. Los problemas pueden darse cuando queremos aparentar una actitud que quizás no tenemos.

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Seducción: El primer beso

Por Martín Rieznik*

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En el Kamasutra se en listan al menos 30 diferentes formas de besar. Estudios más recientes sugieren que a nivel inconsciente, en un  beso detectamos si somos o no genéticamente compatibles con la otra persona.

Todo muy lindo pero… ¿Como saber si es el momento de besarse?  Lo primero a tener en cuenta es que un beso es un contacto físico entre dos personas, el contacto casi más íntimo que pueden tener. Por eso, no se trata de un todo o nada, hay puntos medios, no es necesario lanzarse desesperadamente sobre la persona que queremos besar. Por ejemplo, no esperes que ella esté cómoda besándote si no está cómoda dándote la mano. Tómale la mano y mira cómo reacciona.

¿La toma? ¿Sonríe? ¿Te da un cachetazo? ¡Esperemos que no!

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Otra forma es testear con acercamientos previos. “Qué bien olés” y acercate! Quitarle una pelusa, incluso si no existe. Esa técnica es tan vieja que la escribió Ovidio en el “Arte de amar” hace más de dos mil años. Lo que importa es que llegado el momento del beso no sea el primer contacto físico entre ustedes, sino resultará incómodo. Si estuvieron hablando de brazos cruzados y de repente te lanzás como un cazador sobre su presa… falta sutileza.

¿Qué más podés hacer? Mantener el contacto visual. Si la otra persona sonríe o lo mantiene, le interesás.

¡A besarse más! Como dijo Neruda: “En un beso, sabrás todo lo que he callado”.

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* Martín Rieznik dirige LevantArt, la academia de coaching social y liderazgo más importante de Latinoamérica. Es coautor del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”, best-seller en Argentina, Chile, Uruguay y España. Los primeros capítulos del libro pueden descargarse gratis de la web de la editorial.

 

La libertad de seducir a quien quieras

¿Las mujeres se volvieron más histéricas? ¿Son díficles o se hacen? En su libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”, Rieznik y Tabaschek enseñan todos los secretos de la seducción “desde el inicio de una conversación con una desconocida hasta la concresión de todas las fantasías”. Según los autores, que ya iniciaron en el arte de la seducción a miles de hombres en Latinoamérica y Europa, vivimos en una época llena de oportunidades: tenemos la libertad de elegir a las mujeres que realmente nos gusten.

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Veamos que dicen en la introducción de su libro, que ya es best-seller en Argentina:

“Somos hombres. Nuestros padres también lo son, al igual que nuestros abuelos. Seguramente, nuestro padre jamás recibió del suyo un consejo útil acerca de mujeres y repitió el mismo error con nosotros. No podemos culparlos. Simplemente, ningunos de ellos sabía cómo hacerlo. Por otro lado, las reglas del juego han cambiado vertiginosamente en estos últimos años. Apenas un par de generaciones atrás, el placer sexual se procuraba exclusivamente en los burdeles. Más aún: podemos decir que, en ese contexto, el sexo y las relaciones de pareja rara vez iban de la mano; sólo encontraban coincidencia si satisfacían situaciones de tipo social, en su mayoría centradas en mantener o incrementar el nivel socioeconómico de una familia. Poco tiempo atrás, el desafío más importante con el que podía toparse un hombre típico de ciudad era “pedirle la mano” a la familia de la mujer que deseaba. Ese panorama no requería de expertos en seducir a diferentes mujeres y menos todavía de mujeres que pudieran elegir libremente con quién estar. Lo que más aumentaba las chances de obtener la aprobación de la familia para consumar un matrimonio era la posición económica y social del postulante. Los casamientos, básicamente, eran acuerdos sociales (siguen siéndolo) mediante los que se sellaba un contrato que permitía compartir las riquezas (o las pobrezas) de una sociedad demasiado ocupada en su supervivencia como para pensar en vanidades.”

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“La posibilidad de seducir a varias mujeres (simultánea o consecutivamente) fue durante siglos un lujo estrafalario reservado a las clases pudientes. Los emblemáticos casanovas y donjuanes habitaban los palacios de una alta sociedad demasiado ociosa como para no distraerse. La seducción era una necesidad básica convertida en lujo. A esta suntuosidad corresponde el primer estudio riguroso sobre el tema del que se tenga registro: es el de Ovidio, el poeta romano. Escrito en el siglo primero de nuestra era, su muy citado y poco leído Ars amandi (El arte de amar) constituye un verdadero manual para el seductor latino de la época. Sin embargo, en su libro la seducción se postula como un bien accesorio, de uso para la más alta sociedad. Por eso no es de extrañar que una de las más preciadas recomendaciones de esa obra sugiera “trabar amistad con la sirvienta de la joven deseada”. Como sucedía hasta hace pocas décadas, la inmensa mayoría de la humanidad (todos aquellos que no pertenecían a la aristocracia) carecía de acceso libre a la seducción. Si dejamos de lado los últimos cincuenta años de historia, deberíamos retroceder hasta la época en que el ser humano vivía en pequeñas tribus para encontrar alguna sociedad en la que hombres y mujeres pudieran seducirse libremente (aunque no sabemos si entonces sucedía eso). En el interín, hemos sobrevivido a miles de años de tabiques y restricciones alrededor de este tópico. Hoy en día, si bien no nos enseñan cómo hacerlo, tampoco nos lo prohíben. Podemos seducir a quien queramos y, aunque parezca increíble, ésta es una situación que la humanidad no ha vivido en decenas de miles de años.”

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* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial DibuksLos primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

Claves para generar atracción en las mujeres

Ya han pasado más de cincuenta años desde que los primeros biólogos, sociólogos y antropólogos empezaron a estudiar científicamente. Lo que observaron es que, más alla de la historia de la “media naranja” o el “amor a primera vista”, existe un patrón bastante claro en los mecanismos de atracción entre hombres y mujeres. En este artículo, veremos algunas de las claves para generar atracción en las mujeres desde una mirada masculina.

Martín Rieznik, autor del best-seller “El juego de la seducción todo lo un hombre debe saber sobre las mujeres”, describe la situación de la siguiente manera: ” Una verdad innegable es que los hombres somos más simples.. Sinceremonos, somos bastante básicos: vemos a una mujer, nos atrae y la deseamos. La mujer es diferente, generalmente no busca tener sexo con un hombre sólo porque éste le pareció lindo. Ellas tienen diversos tipos de necesidades y filtros más complejos. Por eso el juego de la seducción se divide en tres etapas necesarias para despertar el deseo femenino: Atracción, Confort y Seducción”.

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Rieznik, que cuenta con más de 10 años de experiencia en el coaching social, afirma haber orientado desde su academia Levantart a más de 3000 hombres. Asegura que la seducción es una habilidad que cualquiera puede apreder, como hablar en público, andar en bicicleta o jugar al tenis. En su libro, co-escrito con Mike Tabaschek, ofrece diferentes técnicas para utilizar en la seducción. Una de las claves a tener en cuenta es que la atracción en las mujeres no suele generarse de una forma tan instantánea, como si nos ocurre a los hombres. Por lo tanto es fundamental entender las distintas etapas que debemos superar:

La fase inicial de Atracción consiste en comenzar una interacción con una mujer o con un grupo de ellas, generándoles interés por conocernos. La oferta de hombres es infinita para las mujeres, por lo que es tarea del hombre en esta primer etapa demostrar que es alguien con quien vale la pena continuar la conversación. Si los primeros segundos de interacción no son agradables, ellas van a quitárselo de encima lo antes posible. Si todo va bien, sólo una vez que ellas demuestran interés, el hombre también revela el suyo y comienza a generarse una conexión.

La etapa del Confort  comienza cuando la conversación se torna menos superficial, más profunda. Ya hay interés, ahora se trata de conectar. En esta etapa generalmente nos damos el primer beso. Esta conexión íntima puede extenderse durante minutos, horas o días. Finalmente llega la etapa de Seducción propiamente dicha, la mujer comienza a sentirse atraída sexualmente, desea al hombre. Sube la temperatura y se consuma la relación sexual.”

¿Qué atrae a las mujeres”

Cuando hablamos de seducción, debemos entender que las mujeres no le dan tanta importancia a la apariencia física como los hombres. Según Rieznik, “Las mujeres se sienten atraídas principalmente por la personalidad; los hombres, por la belleza física. Muchos hombres cometen el error de pensar que las mujeres se sienten atraídas del mismo modo que nosotros”. El autor señala que los elementos más atractivos de la personalidad son el liderazgo, la protección de los seres queridos y la preselección. Sin embargo aclara “Es una ilusión pensar que mintiendo acerca de quiénes somos o de lo que hacemos podremos sacar ventaja. Es mucho más inteligente dedicar nuestro tiempo a desarrollar realmente aquellas cualidades que queramos tener y concentrarnos, al mismo tiempo, en resaltar nuestras virtudes al realizar una interacción.”

* Los primeros capítulos de “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres” pueden descargarse gratis desde la web de la editorial.

 

 

El cerebro de un seductor: alerta y proactivo

Un buen seductor se relaciona con las mujeres de una forma diferente a la empleada por la mayor parte de los hombres.

Las personas, en general, actuamos de manera reactiva. Reaccionamos a las emociones de los demás con un reflejo casi idéntico: si alguien nos trata en forma agresiva, respondemos con agresividad; cuando alguien nos sonríe, sonreímos.

Esta falta absoluta de control sobre las emociones nos deja desnudos en el proceso de cortejo. Aunque siempre vayamos a seducir con buenas intenciones, no necesariamente obtendremos una buena respuesta, lo que puede ser interpretado por muchos hombres como signo de la mal llamada “histeria”. Entonces, suele ocurrir que el rechazo penetre como un ancla en nuestro ego y en nuestro orgullo y desencadene un torrente de emociones negativas (ira, rabia, enojo, desprecio, malhumor, vacío, abandono, depresión y otras similares).

Esta reacción revela lo mal preparados que estamos para enfrentar ciertas situaciones de la dinámica social, y también expone nuestra escasa predisposición para desarrollar una fortaleza emocional que nos conduzca al logro de los objetivos propuestos.

Tomemos dos ejemplos. Veamos cómo actúan el señor X y el señor Y en las siguientes situaciones:

1. El señor X se aproxima a una mujer y es rechazado con una frase hiriente. De modo automático, modifica su actitud y le responde también de modo despectivo. Su humor cambia por completo; lo sucedido lo afecta por varias horas o incluso durante algunos días.

2. El señor Y se aproxima a una mujer, es aceptado en la interacción, pero ella comienza a tocarle el bíceps en forma insinuante. Automáticamente, él responde también en plan sexual, con toques o cumplidos ante los que ella reacciona mal, ya que la escalada ha sido muy rápida y no quiere sentirse fácil ni estar con un hombre que rápidamente se le entrega a ella y se muestra sexualmente necesitado. Al tocar al señor Y, aunque sea de modo inconsciente, ella sólo intenta verificar cuán necesitado de sexo y/o de interacciones sociales está él. Si lo percibe muy necesitado, lo rechazará.

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En ambos escenarios, tanto el señor X como el señor Y actúan reactivamente, dejándose llevar por sus emociones primarias, sin perspectiva de la situación. Así desaprovechan una interacción que bien podría haberse desarrollado de manera diferente. ¿Cómo?

La proactividad en un Aven

Utilizaremos los mismos dos ejemplos, pero desde el accionar de un buen seductor, llamado Aven(1) en la ciencia de la seducción.

  Caso número 1. El Aven X se aproxima y es rechazado con una frase hiriente. Pero la mujer no se va: si se fuera, concluiría la interacción. Sólo está probando si logramos pasar su filtro. En lugar de reaccionar como el señor X, el Aven podría chocarle las manos como si la estuviese felicitando y aprobar su comportamiento diciéndole “Me encantan las mujeres con actitud”. Esta acción le permite pasar a la siguiente fase en su juego. Estará dentro del set, hablando con ella, y podrá continuar.

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Caso número 2. El Aven Y se aproxima a una mujer y es aceptado en la interacción, pero ella comienza a tocarle el bíceps de manera insinuante. En ese caso, él rechazará su insinuación con una demostración de desinterés hacia su escalada sexual. Por ejemplo, llevando el cuerpo hacia atrás y pidiéndole a la mujer, con ánimo divertido, que le dé dinero por cada uno de sus toques. O sugiriéndole que le parece una actitud muy “golosa” de su parte, lo que lo coloca a él en una clara situación de premio. Ella responderá a esto con una o varias demostraciones de interés; entonces, el Aven Y podrá continuar con la interacción en forma proactiva, construyendo atracción.

En ambos casos, el hombre mantiene el control de la interacción, incluso cuando inicialmente parecían situaciones difíciles de superar.

En general, los seres humanos actuamos con patrones de comportamiento bastante limitados. Salvo alguna variable extraordinaria, las mujeres suelen rechazar a los hombres de cuatro o cinco formas distintas. Y aunque algunos puedan contabilizar hasta diez formas de rechazo diferentes, aun seguiría tratándose de un patrón fácil de responder. De esta manera, para las cuatro formas de rechazo establecidas, tendremos en mente una herramienta que podrá convertirlas activamente en interacciones a nuestro favor.

Dibujo del artista chileno-ecuatoriano Alberto Mont **

Dibujo del artista chileno-ecuatoriano Alberto Mont **

Lo mismo ocurre si la mujer responde de manera positiva. No son muchas las formas en las que esto puede suceder; quizá cinco o seis situaciones distintas y, nuevamente, para cada una de ellas tendremos una emoción proactiva (porque reaccionaremos juzgando cuál es la mejor manera de responder a la emoción de la mujer en nuestro favor), para seguir manteniendo el control de la interacción.

En esto consiste tener un plan.

Esto (junto con la práctica de lo aprendido hasta aquí y, sobre todo, de lo que queda por aprender) nos permitirá sentirnos relajados, liderar las interacciones más difíciles y concretar nuestros objetivos a nivel social, sexual o amoroso.

 

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* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial DibuksLos primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

+ Información sobre el libro.

El lenguaje corporal de un macho alfa

Los estudios demuestran que aproximadamente el 80% de la comunicación entre humanos es no verbal: no se trata de qué decimos, sino cómo lo hacemos. Nuestro lenguaje corporal, nuestra expresión facial y nuestra mirada serán tres elementos fundamentales para el buen seductor.

La expresión facial

No hay razón para no pasarla bien si estamos en una situación social. La sonrisa lo es todo en el lenguaje gestual. Por otra parte, si queremos ser parte de un grupo y que éste desee lo mismo respecto de nosotros, debemos aportar emociones positivas. Si sus integrantes se están divirtiendo y nosotros llegamos con una expresión seria, lo más probable es que quieran expulsarnos elegantemente, porque les estaremos bajando la energía. La regla general es sonreír e integrarse a los grupos, siempre con un nivel de energía levemente más alto que el de ellos. Si el grupo está sentado hablando tranquilamente, no podemos entrar saltando y bailando porque chocaríamos con su estado anímico. En ese caso, bastará con una leve sonrisa y un hablar pausado. Si ellos están riendo, sacándose fotos o bailando, podremos interactuar más enérgicamente. En cualquier situación, siempre recibiremos mejor atención si sonreímos y nuestro rostro transmite alegría.

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La mirada

La mayor parte de los hombres intenta hacer contacto visual con las mujeres lindas y, cuando ellas le devuelven la mirada, dirigen la suya hacia otro lado. Aunque esto funcione en las películas, en la vida real lo mejor es hacer todo lo contrario. Procurar permanentemente establecer contacto visual transmite la impresión de que estamos aburridos y buscamos algo mejor para hacer. Si estamos con amigos, ¿por qué procuramos encontrar otra mirada en lugar de fijarla en ellos?

La regla es que primero tenemos que pasarla bien nosotros y luego podremos proporcionarles buenos momentos a otros.

Si estamos disfrutando de un momento con alguien, miraremos a esa persona a los ojos. Si no la miramos, es porque no nos importa lo que dice. Y si nos dedicamos a mirar a otras personas, es que lo que estamos haciendo en ese momento no nos divierte. Y nadie quiere hablar con alguien aburrido. No busquemos intencionadamente contacto visual con mujeres aún desconocidas: disfrutemos de la actividad presente. Cuando estemos con amigos, debemos hablar frente a frente con ellos. Así lo hacen las mujeres: si charlan con una amiga, la están mirando a ella. Y, cuando queramos, podemos hablar con un grupo nuevo, pero sin haber estado observándolo previamente durante algunos minutos.

Por supuesto, cuando iniciemos interacción con una persona o un grupo debemos buscar contacto visual. Si hablamos con un conjunto de personas, debemos mirarlas a todas alternativamente. Si no, alguien puede sentirse excluido, por lo que es probable que intente expulsarnos o que el grupo se retire. O, en el mejor de los casos, la interacción decaerá porque no todos se sienten a gusto. Por eso, al acercarnos a un grupo debemos tratar de integrar a todos con la mirada desde el primer momento; es una señal de respeto y atención.

El lenguaje corporal

El elemento principal a considerar es si el lenguaje corporal es abierto o cerrado a la interacción. Todos los cruces, sean de brazos o de piernas, suelen transmitir un lenguaje corporal cerrado. Esto es instintivo y representa un símbolo de defensa: cuando nos cruzamos de brazos, inconscientemente intentamos proteger nuestros órganos vitales (corazón, pulmones, etc.); cuando cruzamos las piernas, procuramos resguardar nuestro órgano de reproducción. Por lo tanto, es necesario evitar cruzar las extremidades si participamos de una interacción que nos resulta agradable, ya que a veces lo hacemos sin darnos cuenta, por reflejo o por cansancio, y transmitimos una señal confusa a los demás.

Llevarse las manos a los bolsillos tampoco es una buena opción, pues da la impresión de que ocultamos algo. En todo caso, debemos dejar los pulgares afuera o bien colgados de ellos, con el resto de los dedos a la vista.

Por otra parte, si bebemos algo es importante cuidar de no sostener el vaso a la altura del pecho o cerca de la boca, como suele hacer la mayor parte de la gente. De ese modo, mostramos más interés por la bebida que por la persona que tenemos frente a nosotros. Simplemente, sostendremos el trago junto a la cadera y lo llevaremos a la boca sólo cuando deseemos beber, regresándolo de inmediato al lugar apropiado.

¿Cómo pararnos? Si descansamos el peso del cuerpo sobre una pierna, estamos transmitiendo sensación de cansancio. Es común que alternemos el peso entre una y otra pierna si estamos agotados, pero la fatiga no resulta atractiva. Lo mejor es pararse con el peso repartido en ambas piernas y mantenerlas separadas a la distancia del ancho de hombros. Lo mismo debemos hacer al caminar.

La espalda recta transmite seguridad. Hay que procurar no encorvarse porque, además, de ese modo perdemos varios centímetros de estatura. Y la altura es atractiva: desde niños la asociamos con la autoridad y la seguridad. Arriba está quien nos protege. No conviene desaprovechar ni un centímetro de talla.

El mejor ejercicio para practicar cómo caminar erguidos consiste en apoyar primero los talones contra una pared, luego los glúteos, después los hombros y, por último, la cabeza. Y entonces salir caminando así, sin cambiar de posición. Puede parecer exagerado, pero de ese modo estaremos avanzando erguidos, proyectando estatura. Una vez más: la altura es atractiva, así que más allá de cuánto midamos, no dejemos que nuestro lenguaje corporal nos encoja. En resumen, ¡pararse derecho, levantar el mentón, sonreír y mirar a la gente a los ojos mientras les hablamos!

Lenguaje corporal

El lenguaje corporal en la aproximación

Es muy importante tener en cuenta cómo debe ser nuestro lenguaje corporal en el momento de la aproximación. Ya hemos visto todo lo relacionado con la mirada, la expresión facial (sonrisa) y los movimientos del cuerpo cuando estamos con nuestros amigos.

En cuanto al lenguaje corporal en la aproximación, es preciso considerar lo siguiente: la dirección de nuestro interés siempre estará señalada por la orientación de nuestro pecho. Por eso, cuando describimos la forma de pararnos al charlar con un amigo, afirmamos que debemos hacerlo frente a frente, con nuestro pecho en dirección al suyo para que resulte evidente que estamos interesados en esa conversación.

Ahora bien, cuando iniciamos una interacción con un grupo de desconocidos, debemos calibrar nuestro interés. Si expresamos demasiado, puede ser que nuestros interlocutores se sientan invadidos. Si una mujer está sola y nos aproximamos a ella de frente e intentamos iniciar la conversación de ese modo, posiblemente sienta que invadimos muy rápidamente su burbuja personal. Lo mismo ocurre si entramos frontalmente en un grupo.

El mejor lenguaje corporal para iniciar una interacción con desconocidos comprende estos pasos: no caminar directamente hacia ellos; hacerlo como si fuésemos a pasar por un costado y, al llegar a su lado, iniciar la interacción girando la cabeza por encima de nuestro hombro mientras el pecho mantiene la dirección que tenía. Para comenzar el diálogo, sólo hay que girar la cabeza. De esta manera, no se invade el espacio del otro o del grupo y todos se sienten más cómodos al inicio de la interacción. Este lenguaje corporal debe mantenerse sólo durante unos segundos. La mejor forma de saber cómo cambiarlo es observar el lenguaje corporal del grupo o la persona y actuar en espejo. Si ellos giran y apuntan su torso hacia nosotros, haremos lo mismo. Si la charla no se interrumpe, esto no demorará más que unos segundos. Recomendamos colocarse frente a un espejo y ensayar todas estas indicaciones: pararse erguido, sonreír e, incluso, practicar la secuencia, girando la cabeza por encima del hombro para iniciar una interacción.

Recordemos una vez más que el lenguaje no verbal representa el 80% de nuestra comunicación. Un buen dominio del lenguaje corporal será siempre mucho más efectivo que cualquier expresión enunciada, aunque se trate de la frase más ingeniosa que se nos pueda ocurrir.

EL juego de la Seduccion WEB

* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial DibuksLos primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

+ Información sobre el libro.

 

Seducción: ¿Qué atrae a las mujeres?

 

martinriezniklevantart

Por Martín Rieznik*

La atracción no es una elección, es un hecho.

David DeAngelo

 

Existen mecanismos físico-psicológicos, conscientes o inconscientes, que explican por qué con ciertas personas se despierta en nosotros el deseo de tener una relación sexual y por qué, con otras, sentimos desagrado sólo con imaginarla.

A la hora de elegir con quien tener una relación sexual, todos los animales seleccionan a sus compañeros sexuales a partir de la capacidad de sobrevivir y reproducirse que suponen en él (1). ¿Funciona esto en los seres humanos y especialmente en las mujeres?

Cerebro primitivo

Elegir al compañero sexual no fue siempre un acto recreativo. A lo largo de los doscientos mil años que el ser humano lleva sobre la Tierra, la mayor causa de mortalidad femenina ha sido el embarazo y parto, elegir al hombre indicado fue una cuestión de vida o muerte para la mujer. Por esto sostenemos que la mujer se comporta como óvulo y el hombre como espermatozoide: el hombre se postula y la mujer selecciona.

Entonces, si para la mujer elegir es tan importante. ¿Cómo elige? ¿Qué le atrae de un hombre? A las mujeres les atrae principalmente el Valor de Supervivencia del hombre. Entendamos cómo se moldea este fenómeno evolutivamente: las mujeres que se sintieron atraídas por compañeros que no les garantizaron la supervivencia y se reprodujeron con ellos, probablemente no hayan dejado descendencia, pues ellas y sus crías deben haber perecido en el intento. En términos de selección natural, fueron más aptas (y, por lo tanto, dejaron más descendencia) las mujeres más selectivas, que detectaron mejor los valores de supervivencia en los hombres.

Las mujeres, se sienten atraídas por hombres con un alto índice de valores de supervivencia. ¿Cómo puede un hombre demostrar alto valor de supervivencia en la vida moderna? Hoy en día, que seamos musculosos no nos garantiza la supervivencia. El mayor valor de supervivencia de un hombre en el mundo de hoy, reside en sus recursos, en su comportamiento y su personalidad. Si tomamos a hombres de un mismo estrato socioeconómico y cultural, quien tiene más capacidad de sobrevivir exitosamente es quien posee una mayor inteligencia social: lo que conocemos como un líder. El liderazgo es el don social por excelencia y, el ser humano es un ser social. No hay inteligencia más valiosa para la supervivencia humana que la inteligencia social.

El liderazgo siempre ha sido atractivo porque invariablemente ha aumentado las probabilidades de sobrevivir; podemos suponer que, desde que el ser humano vive en tribus, esto es así. Por lo tanto, como hombres, para la seducción nuestro as en la manga radica principalmente en la personalidad, aunque es preciso recordar siempre que no se trata de pretender ser quien uno no es, sino de resaltar aquellos rasgos nuestros que muestren un alto valor.

Los hombres tenemos una gran ventaja. No estamos tan limitados por nuestra belleza física a la hora de seducir; nuestra personalidad puede permitirnos atraer a hermosas mujeres. Jamás debemos descartarnos de antemano porque no creemos ser suficientemente atractivos en el plano físico, tan sólo con desarrollar y exhibirlo adecuadamente podremos acceder a mujeres con alto valor de reproducción. En otras palabras: si desarrollamos una personalidad atractiva, sin duda atraeremos a hermosas mujeres.

 

Cinco elementos básicos para comenzar a comunicar valor de supervivencia de manera subliminal:

-La atracción no es una elección: no podemos elegir quién nos cautiva. El impulso sexual es tan vital como comer o respirar.

-Las mujeres se sienten atraídas principalmente por la personalidad (valor de supervivencia). Los hombres, por la belleza física (valor de reproducción).

-Las mujeres generalmente demoran más que los hombres en sentirse atraídas cuando están comenzando a conocer a alguien. Esto es porque el valor de supervivencia de un hombre sólo puede detectarse después de una interacción.

-El atractivo de un hombre reside en su personalidad. Si proyecta correctamente su VSR, las mujeres se sentirán fácilmente cautivadas.

-Es una ilusión pensar que mintiendo acerca de quiénes somos o de lo que hacemos podremos sacar ventaja. Es mucho más inteligente dedicar nuestro tiempo a desarrollar realmente aquellas cualidades que queramos tener y concentrarnos, al mismo tiempo, en resaltar nuestras virtudes al realizar una interacción.

(1) Darwin, El origen de las epecies.

EL juego de la Seduccion WEB

*Martin Rieznik es director de LevantArt, escuela de seducción, y autor del libro “El juego de la seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”  Editorial Dibuks, Bs As, 2013.

La mejor estrategia para conquistar a una chica, es conquistando a otra

* Por Germán Muhlenberg

Si querés conquistar a esa chica tan preciada en la que invertiste tanto tiempo intentando conquistarla, o queriendo recuperarla, estás leyendo el post correcto. Lo mejor que podés hacer es buscar y conquistar a otra chica.

Y no, ella no tiene que enterarse (o si lo hace no es el punto), no es una cuestión de trama de celos o demostrarle que vos podes estar con cualquiera. En realidad esto no tiene que ver con ella sino más bien con nosotros mismos. Creo que el principal problema radica en que quizás le estas dando demasiada importancia a ella (como se dice “poniéndola en un pedestal”), y al menos que sea la madre de tus hijos, lo más probable es que no lo sea.

Pero para ser más claro con lo que digo primero hay que hacer una importante diferenciación, esta estrategia no se aplica con cualquier mujer sino con las de un tipo. Nuestras estrategias no deben modificarse según el atractivo de las mujeres, pero sí según el interés que demuestre. O ¿acaso seria lógico actuar igual con una chica que esta interesada en nosotros que con una que no lo está?

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En mi libro, Seductor Infalible, categorizo tres tipos de mujeres: Receptivas, Neutrales y No Receptivas. Básicamente las receptivas son quienes dan pie a nuestros avances o son proactivas a establecer una relación amorosa con nosotros. Son aquellas que tienden a perdonar u obviar muchas de nuestras faltas, cuando realmente le gustamos. Las neutrales son aquellas a quienes les gustamos pero no lo suficiente, no avanzan pero tampoco son reacias a nosotros, tienden a tener una postura más bien pasiva. Tal vez una de las categorías más difíciles de entender para los hombres ya que generalmente para nosotros es fácil saber si una chica nos gusta o no. Y por último, las no receptivas, que tienden a rechazar o ignorar cualquier intento de acercarnos de manera romántica hacia ellas. Generalmente se debe a que invertimos demasiado en ella (cuánto uno sacrifica o modifica sus sentimientos para agradar a otro), no somos su tipo, tiene novio o quizás seas su mejor amigo. Es con esta última categoría, no receptivas, con la que estableceremos este tipo de estrategia.

¿Por qué?

Principalmente porque lo más probable es que ella no esté interesada en vos, y sí, ella sabe perfectamente que te gusta. Incluso, para hacerte sentir mejor, lo más factible es que ella este pensando en otro hombre. Por lo general, la estrategia que suelen aplicar los hombres en este caso es invertir más, ya sea de manera emocional, monetaria, tiempo o esfuerzo, y paradójicamente, cuanto más forcemos a alguien a estar más cerca de nosotros, más lo alejaremos. Lo que vamos a hacerle pensar a esa persona es: ¿Por que lo intenta demasiado? Acaso ¿Soy su única opción? Y la realidad es que cuando alguien esta actuando por necesidad es porque no esta actuando de manera genuina, no es que realmente valoras a esa persona sino que te da miedo estar solo. Ser una persona necesitada significa buscar la aceptación de los demás por sobre la de si mismo, priorizar la percepción de las otras personas por sobre la nuestra. Nuestro nivel de necesidad es inversamente proporcional a nuestro atractivo: Si somos más necesitados somos menos atractivos, y viceversa.

Por lo que buscar o conquistar a otra mujer nos ayudaría a distendernos, pensar en alguien más y no hacer a esa chica el centro del mundo. Lo cual también va a influir en nuestro nivel de necesidad y nuestra forma de actuar. Por lo tanto, si una mujer es no receptiva, ser más persistente e invertir más en ella, resultará contraproducente. Paradójicamente, el hecho de no hacer nada puede hacer que despierte su interés, pero no es algo de lo que deberíamos estar pendientes o tener expectativas de que pase. Tampoco estoy sugiriendo que cada vez que conozcas a una chica sea tu estrategia no hacer nada, siempre dependerá del contexto y su nivel de interés.

Nuevamente esto no es una cuestión de dar celos o vengarse de ella sino más bien seguir adelante. Quizás resulte lamentable que te este diciendo que no haya mucho que puedas hacer, pero definitivamente así creo que es. En todo caso algo que deberías preguntarte es ¿Por que querrías estar con alguien que no te desea?

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* Germán Muhlenberg es autor del best-seller “Seductor Infalible. Guía para desarrollar una personalidad atractiva”. Una guía práctica para entender la seducción y desarrollar este aspecto fundamental de la personalidad. Descargá los primeros capítulos del libro en la web de la editorial.