El día miércoles me desperté con una tremenda inflamación testicular sin motivo aparente. Me encuentro entonces frente a la famosa disyuntiva de siempre: puedo pedir un turno en el Hospital Italiano y esperar dos meses sentado mientras veo estallar parte de mis órganos reproductores, o puedo… autodiagnosticarme con Google.
Luego de entrar a varios sitios web y constatar la información por medio del método científico, todo indica a las claras que hasta que no cambie el fuelle del inodoro, elimine la gotera, y deje contenta a Sharon, la inflamación no retrocederá.