Por: Mati Shapir
Hace varios días mi vecino Pablo me avisó que estábamos en contacto.
Digo “Me avisó” porque cuando Pablo habla siempre hay un tufillo a mafia dando vueltas por el aire.
La primera vez que lo vi me dijo “¿vos conocés a un tal Mati Shapir?” y casi le digo que no por el cagazo… ¿ quién hubiera dicho que ese hombre del cual me quise esconder iba a terminar siendo el mismo tipo dueño del par de tetillas masculinas que más veces vi en mi vida ?
De cualquier modo estaba un poco ansioso por el tema de contactarme nuevamente con él… si bien suponía que no se refería precisamente a que me iba a agregar a LinkedIn o algo así, no sabía cuál podía ser su próxima movida. Miedo.
El Martes suena el teléfono… y aunque me anoté en el registro de la ciudad para no recibir llamadas indeseadas, si, era Pablo.
“Ah, que lindo recibir tu llamado, no sabía que tenías mi teléfono”, le dije, irradiando alegría… Él me dijo que tenía el teléfono porque era muy amigo de Carlos, el anterior pobre hombre que vivía acá hasta hace 10 meses. Lo que Pablo no sabe es que Carlos se refería a él como “el lumpen del quinto”, así que muy amigos no debían ser.
Bueno, no me quiero extender. Pablo me dijo “Te tengo que pedir un gran favor”.
“Pablo, no insistas, ya sabés que la clave de WiFi no te la puedo prestar”, le dije.
“Nada que ver… no te preocupes, voy para allá y te explico mejor”.
A los 20 segundos tocaron el timbre y para hinchar las bolas pregunté “¿quién es?” y del otro lado responden “dale pajarón!, soy Pablo…”
Me dice “escuchame una cosa, tengo un gran problema… ¿conocés a mi ex mujer? la rubia esa petisa! la tenés que haber visto alguna vez!”
Personalmente la hubiera desripto como “gorda platinada”, pero “rubia petisa” también puede funcionar.
Y luego sigue… “la resentida de mi ex mujer vino y se llevó el alicate de pie… ¿podés creerlo?”
“Puedo creer cualquier cosa de ustedes”, pensé en decirle… pero sólo dije “descarada!”
Y luego siguió con “tengo a mi pibe con la uña encarnada… y con la pierna así no puedo ir a ningún lado”, me dice mientras muestra cómo renguea.
Tengo un testículo inflamado de ver a pablo renguear por el pasillo… a mi los rengos me dan mala espina y me toco por si acaso.
Dicen que el mercado inmobiliario está complicado, pero te juro que antes de compartir mi alicate con Pablo vendo la casa a tipo de cambio oficial y me voy del barrio.
No pienso bien bajo presión… tenía que inventar algo rápido. “mmmm… mmmm… mmme parece que durante el día se lo lleva Sharon…”, le dije. “eeeh… ¿querés que la llame a ver a qué hora vuelve?”
“No… dejá… le voy a pedir a Vincent que parece bastante más organizado que vos”, me dijo.
Pobrecito. Vincent es un muchacho francés que se vino a vivir al PH hace dos meses… ¿qué? ¿se pensaban que este vecindario es poca cosa para un europeo?…
Ya voy a hablar sobre Vincent… no todo lo que brilla es oro.