RED INNOVA

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El jueves 22 y el viernes 23, comienza una nueva edición de Red Innova en Buenos Aires en el Nuevo Auditorio Buenos Aires , donde la creatividad, las ideas, la innovación y principalmente el intercambio sucede.

Red Innova es el punto de encuentro de la industria digital y tecnológica de América Latina. A través de nuestras plataformas, la comunidad digital de la región descubre, conecta y comparte con el mundo.

Nuevamente he sido convocada para participar desde el lado artístico y recreativo del encuentro para poner esa cuota de juego y de colores y claramente con sorpresas para que la tecnología recuerde lo conectada que se encuentra con el arte.

Entiendo a las redes sociales desde un lugar sensitivo,expansivo,recreativo. Al mismo tiempo, creo que las redes sociales  te conectan con tu propio juego, tu ping pong personal, que muestra y que reflejo y al mismo tiempo que consigo. Para mí compartir en las redes es parte de mi ser, y lo hago desde que existe los emails. La sensación de poder comunicarse es inherte al ser humano y nos hace sentirnos en red, conectados.

Los espero!

Y, si todavía no compraste tus entradas, ¡apúrate!: http://bit.ly/1iHdGJZ.

Para conocer la programación:

http://www.redinnova.com/conferencias/#Program

Web: www.redinnova.com 

Facebook: www.facebook.com/laredinnova 

Twitter: www.twitter.com/laredinnova

UNIVERSE; un  mantra para estar en contacto con uno mismo y entonces con el universo como lo siento al conectarme a la red. Sentir es universal: https://www.youtube.com/watch?v=duwbMYMMHlw

Se flexible y ama. El encuentro nunca es casual

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Amo las historias de amor y la vida vive poniéndome personas que me cuentan sus historias y me abren el corazón, poesía para mi alma. En cada historia de amor que escucho,  abrazo mis historias.

Desde que nacemos escuchamos una historia, que nos cuentan de una forma y creemos esa historia, pero al crecer nos damos cuenta que es solo una parte, que son detalles, que podemos ver la historia diferente, o permitirnos salir de ese cuentito infantil y ser parte de una novela con otros personajes. Crear tu propia vida depende de vos, y se conecta con tu posibilidad de permitirte ser flexible con vos mismo para entender a los demás. Ser libres para poder conectar con un otro desde esa libertad. Poder conectarnos para encontrarnos en todos los espacios genera la verdadera riqueza.

El amor en definitiva es lo único que vale como oro.

“Lo que tu boca se acostumbra a decir, tu corazón se acostumbra a sentir”. Madre Teresa

 

Días de lluvia

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“Encuentro de almas”

En días de lluvia te pienso más… tus dedos tímidamente acarician mis contornos hasta fusionarnos como una nube que navega por ríos torrentosos hasta llegar a la calma del mar.

Amarte sin ya razón. Sentimiento como un globo que vuela llevado con la rapidez de un río, no flota, navega sin timón. Respirar y ver nubes allá.

Horizontes sin colores, como un arco iris apareces a lo lejos demarcando el cese de una lluvia pero sin saber si el cielo es compartido me encierro en mi mar sabiendo que puede ser tuyo.

Para reflexionar:

“La alegría de la vida consiste en el ejercicio de la energía propia, el crecimiento continuo, el cambio constante, el goce de cada nueva experiencia. Detenerse simplemente significa morir. El error eterno de la humanidad ha sido establecer un ideal inalcanzable”.
—Aleister Crowley

Música para el alma: https://www.youtube.com/watch?v=uSzwErcG0sE

De interés: Gurunam Singh, maestro de yoga Kundalini –  http://www.gurunamsingh.com/
http://gurunamsingh.bandcamp.com/ - está llegando a Buenos Aires y va a dar un workshop y un concierto.

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IMAGINAR ES FILTRAR LO VIVIDO EN EL FUTURO

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“Fui la visita 1656 del video en youtube
Vamos a empezar una cuenta muy simple.
Supongamos, por factor de lógica, el 50 % mujer, y descartadas en esta catarata donde me puedo autoproclamar, como el Hombre con mayor cara de boludo al ver el video, así, como una especie de hombre que maneja borracho, drogado, un amanecer con sol de frente y caminando por las vías.
Me quedan 823 hombres. De ellos, el 10 % gay: quedan 741.
De los 741, siendo muy optimista, un 50 % ciego un poco abstracto a mirar el principal encanto que tenes, esa mezcla de timbre errático con movimientos desincronizados y mirada plena. 370 quedan.
370 posibles yo, posibles innubilados. Lamentablemente, acá se zarandea una mezcla de familiares, primos, amigos y novios, que a pesar de orgullo y cariño, ni la sombra de sus caras parecía a la misma. Digamos, unas 70 personas menos.

300 hombres quedamos. Por decir que la mitad de ellos, no solo tienen novia sino que son fieles, no al mundo exterior, sino también a la maravilla del sueño quedamos: 150. La mitad de ellos, porque siempre que sea descarte son ellos, yo soy de los persistentes, ellos en algún momento se pararon y se fueron, o cambiaron su ventana para ver pornografía mala, ni siquiera de la buena, compartible de una catarata de visitas, un graaaan numero de visitas, ya llegamos a 2 cifras: 75.
75 personas ya entramos en una casa, si, apretados, pero ya podemos ser recordados, y la competencia es fuerte por el simple proceso de eliminación continua, una pequeña muestra del alcance de la selección natural.
10 de ellas sufrieron cortes de luz antes de poder terminar el video, 65.
15 se distrajeron mandando un mensaje y su cara, que venia promediando el asombro al papanata, se descontracturizo cuando tuvo que responder que no llegaba al partido de padel, o que no salía esa noche.
50 somos, acá arranca TU selección física, caen en picada una seria de 30 hombres los cuales sus labios son finos y sus manos delicadas, sus pelos mas cuidados que su personalidad!.
20 asombrados quedamos. De esos, tengo que inflar el pecho para decir, que 10 son solo hombres navegadores de Internet, innegablemente sensibles pero personas que no salen de sus mundos virtuales.
10 personas con caras de boludo durante todo el video somos el resto. Es hora de aclarar que 4 eran chinos que cuando pusieron baylak en Google estaban buscando una nueva droga china que esta haciendo furor, y al verte mover y hablar de una manera completamente hipnótica, se quedaron mirando el 100 % del video.
6 somos los que quedamos. Un poco de confesión, es saber que 4 de ellos puede ser gente de tu pasado, gente muy influyente pero que paso, como las buenas intenciones y los actos que producen un crecimiento, un poco de fertilizante para lo que somos hoy.
Bueno may, acá ahora, si Somos 2 los que quedamos, y las cosas se ponen mas difícil. Pero llega el momento de decir que no se ven muchas diferencias entre estas dos personas, que pusieron caras similares al ver el video, no por ser parecidos, sino por ser un absoluto reflejo de lo que le provocaba.
Pero acá es donde yo tengo que confesar que por cuestiones de autoria, cuando descarte a las mujeres decidí dejarte a vos-
Las dos personas que quedaron una fui yo y otra vos, a quien veo no filtrado por una seria larga de características que nos unieron.

PD: May, la verdad que muy lindo, lo voy a volver a ver alguna que otra vez. Me gusta verte, por momentos, completamente convencida sin sonrisa en la boca, y por momentos convencida que lo que decis fue o es una realidad tuya, pero no absoluta ni eterna. ”.

Y entonces, una mañana, no hace mucho, me llega este mail, de un tren que pasó ya dos veces pero que ninguna de las veces tomamos y jugando a este juego de la tercera es la vencida tal vez se animo a reintentar, a volverla remar. Y cuando un hombre quiere y se conecta puede crear las cosas más maravillosas que existen de lugares impensados. El texto muestra claramente estos dos mundos que habitamos los hombres y las mujeres, creemos conocerlos pero en realidad ellos miran lo mismo con otros ojos, cuantificable.
No se ciertamente si tomaremos el tren, pero de algo estoy segura este hombre es un escritor que todavía no lo sabe.
GRACIAS, por demostrarme que cuando hay encuentro es mutuo, recíproco, tal vez la sincronía a veces no funciona tanto, pero siempre hay encuentro de almas.
GRACIAS, porque a pesar de que los trenes pasaron me di cuenta que cuando alguien vale la pena, siempre vale la pena volver a intentarlo.
GRACIAS porque en tu simpleza, demostraste algo de mi realidad, que muchos no terminan de ver el video pero que al mismo tiempo yo lo miro obnubilada hasta de mi misma, porque a veces escucharme es lo más importante.
GRACIAS; porque cuando crees que no tenes horizonte o cuando estas nublada, rodeada de nubes por algo que no avanza, el universo te manda un abrazo, un mimo, un SIGUE, AVANZA, CONTINUA, siempre hay alguien que puede querer alcanzarte, remarla, hasta volver a intentarlo.
GRACIAS porque tu presencia en mi vida me hizo ver lo fiel que soy a mi misma, tu actitud me enseño a aceptarme algo que estaba en mí y que no veía.

Tuve el consentimiento del autor para compartir esta maravilla que me fue regalada para siempre y atesoro en mi corazón, espero que lo hayan disfrutado. Tal vez esto le de el impulso al autor a animarse a compartir la maravilla de sus escritos –tiene varios- que disfruto leerlos y que todavía guarda en su guarida. Tal vez reciba la energía de ustedes para animarse a volar con su creatividad. ¿100% TESTOSTERONA están de acuerdo?

Ah! Y el cuadro es de un alumno que mientras escuchaba la historia, fue dibujando los números de las cifras que su compañero mencionaba. También quiere pasar en el anonimato, pero cuando se lo mostre al escritor, me dijo quiero que esa imagen acompañe a mi relato. Así que en equipo siempre es mejor!

Aire, es aries, y es comunicación. A veces solo tenemos que parar un instante y mirar al otro para entendernos.
Para que tengan su propia visión de mi tedx https://www.youtube.com/watch?v=hVpdN4xBlDM

COLOR DEL DIA

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“Al encontrarte salimos del tiempo”

“Y al sentir su abrazo, recupero nuevamente el paraíso”… nos preguntamos continuamente que hacer para encontrarnos con un otro cuando nos olvidamos que a veces simplemente sucede sin esperarlo. A veces no son necesarias ni las palabras para entender que todo el universo esta encerrado en ese instante en el que dos ojos se ven y hablan sin emitir sonidos, solo comunicados desde el corazón, desde una energía imperceptible que te hace viajar a través del tiempo y del espacio. El cuerpo se estremece al contacto, las estaciones suceden todas juntas sin importar el orden ni el como ni el cuando.

El amor es de muchas maneras y viene de muchas formas pero hay amores que solo suceden sin poder frenar el río de la vida que te lleva sin saber donde y tampoco te importa. El amor es cuando ni lo imaginamos y sucede cuando ni lo pensamos y es tan maravilloso que te hace sonreír por todos lados.

Mantra para escuchar: http://www.youtube.com/watch?v=7PslUOsutF0

Color del dia

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“Encuentro de pájaros”

Mantra: http://www.youtube.com/watch?v=aifSjuyeE5M&list=PL9003955662BFB66C

LA CURIOSIDAD PROVOCA EL ENCUENTRO

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La historia que voy a contar es una mas de las que se suman sin final. Una historia donde la magia cumple su papel y te envuelve como si un hechizo te hiciera hacer sin poder controlar el sentir, el desear y por sobretodo el vivir.

La mañana había comenzado temprano para Mara y para mi, decidimos nuevamente que cada una seguiría su camino, veníamos de dos noches sin dormir, de fiesta en fiesta sin ningún ingrediente extra. Disfrutaba observar la masa humana en movimiento. Yo decidí ir para una playa alejada. El camino hacia allí se hizo largo, mi mirada estaba perdida agregando nuevos paisajes a mi haber. Llegue a las playa Salina en Ibiza, era un gran hueco en el mar, donde este se convertía en una gran pileta de natación. Me senté a descansar sobre la arena, no había llevado toalla ni bronceador, solo mi presencia. Disfrute de la soledad, del mar, y los colores que se fusionaban en el ambiente. Luego de descansar y disfrutar de la tranquilidad de la playa, me fui para la playa Bora Bora. No sabia si era el colectivo correcto dado que solo uno te llevaba a la ciudad y comencé a preguntar si iba para allá. Así fue como  conocí a un argentino que tenia la misma dirección. Nos bajamos en la ruta, y continuamos juntos conversando. Me contó que lo habían echado de la otra playa por vender artesanías y que por eso se venia a esta. También  que hacia 24 años que andaba recorriendo el mundo con sus artesanías y que era feliz teniendo la libertad de hacer lo que le gustaba. “Cada uno elige su forma de vivir” pensé.

Llegue a la playa y me quede allí un rato mas, disfrutaba del mar. Me dirigí a la parada de autobuses pero el autobús no llegaba, dado que Mara, que no había querido ir a la playa,  me estaba esperando en el puerto de la ciudad decido hacer dedo. Luego de un rato con intentos fallidos, en realidad no estaba muy convencida de hacer dedo sola, un chico me dice que me llevaba pero que teníamos que esperar a un amigo. El amigo se convirtió en tres chicos. Comencé a tener miedo ya que el auto iba a gran velocidad y eran extraños estas personas. Uno era italiano, el otro marroquí, y los otros dos hablaban en un idioma que no podía descifrar. Me decían que eran egipcios, luego israelíes, al final no pude sacar en conclusión de que nacionalidad eran. Yo casi no pronuncie palabra, estaba retraída en la ventana de atrás del auto, pero luego de sobresaltos producidos por la velocidad con la que manejaba el tano el auto me dejaron en destino. Me encontré con Mara, estaba sentada en un banco abajo de unos árboles al frente del puerto. Charlamos un rato y le comento mis pretensiones de subir al castillo o fortaleza que se encontraba en la cima de Ibiza. Ella decide que no quería subir conmigo ya que tenía una ampolla en el pie que le molestaba y que se quedaba esperándome en el puerto. Me había acostumbrado a estar sola, así que no me molesto su decisión. Por primera vez sentía que viajaba sola acompañada, una nueva forma de viajar. La cosa es que me dispuse a caminar para arriba. Hacia mucho calor. Las callejuelas hasta la cima te encantaban, la ciudad a pesar de la hora estaba dormida, desierta.

Subí primero hasta un mirador a contemplar la vista. Desde arriba podía observarse patios traseros de casas que dejaban de tener el glamour de lo que se observaba por doquier. La pobreza convive con la riqueza también en todos lados. Hombres y mujeres compartían una ducha a la intemperie con gran bullicio haciéndote recordar  por primera vez que estaba en España. En realidad la Isla te hace olvidar que te encontrabas en un punto del planeta, dada la diversidad de nacionalidades que encontrabas a tu paso. Luego me encontré con dos posibilidades de caminos a seguir pero recordé la primera noche donde me había internado por las callejuelas, y decido volver al camino que había dejado por la mitad. Por lo tanto camine hasta el otro lado, en realidad disfrutaba de conocer estas callejuelas ya que eran como estampas vivientes de Ibiza. Todo se disponía de una forma que parecía que fuera una producción de una película de época, no se podía creer la disposición de las macetas en las ventanas, los detalles de las puertas y ventanas, los faroles que enmarcaban el pasado.

Al doblar por una esquina, veo a lo lejos a una señora sentada con una amplia pollera azul y camisa blanca, rodeada de palomas en un callejón de ensueños, blanco con ventanas azules, era sublime la posición de los elementos, que decidí tomar una fotografía para recordar que la realidad supera la ficción. Pase a su lado y ni siquiera percibió mi presencia, su mirada se encontraba perdida en su acción. No dejaba ni por un segundo de alimentar a las palomas, parecía como si se comunicara con ellas. Seguí caminando por una calle que parecía interminable, el camino parecía una escalera caracol dado que no se podía doblar para ningún lado, solo subir o bajar, y a medida que caminabas hacia arriba las callejuelas se iban angostando. De repente observo que entre dos casas había un pequeño corredor. Un espacio que se transformaba en una intriga para mí, dado que solo se podía divisar el cielo azul de fondo. En principio no le di importancia al callejón y seguí caminando unos metros hacia arriba, cuando no pude seguir haciéndolo mi mente me frenaba mis movimientos. Necesitaba descubrir que había al final del callejón, así que decido volver. En realidad estaba cansada, hacia un buen rato que me había sacado los zapatos, porque eran altos. Quería solo llegar a la cima ver lo que había que ver y bajar, no le daba mas importancia que la de sumar una vista mas. Era un trámite que tenia que hacer para mí, para completar la visita. Pero no podía con mi naturaleza aventurera de ver mas allá de lo que hay que ver en cada lugar. Así que decido bajar por el callejón. A la mitad del camino cuando aun solo podía divisar el puerto, me digo a mi misma que era ridículo lo que estaba haciendo dado que después tenía que subir hacia el mismo lugar. Pero realmente no podía darme cuenta que había al final, así que me digo que ya había decidido volver unos metros mas no me costaban nada para descubrir el misterio que me había echo yo misma en mi imaginación. Yo misma no me permito dejar pasar cosas que me llaman la atención. Es como si mi olfato me fuera detectando lugares a los que tengo que asistir, ver, aunque para otros no tengan significado.

Bajo hasta el final y un gran farol de antaño aparece con todo su esplendor en esa esquina de color durazno que surgía de repente con un camino que continuaba bajando con dirección al centro de la ciudad. Con toda satisfacción por descubrir este callejón me doy vuelta y de una puerta sale un chico hermoso que atrae mi atención. Me quedo pasmada ante su rostro. El encuentro era imposible de impedir dado que justo al pasar por la puerta él sale y me sorprende dado que yo solo había bajado por el callejón sin observar las puertas que se encontraban en él. Al verlo no pude impedir a mis ojos que se encontraran con los suyos. Pasaba sorprendida a su lado, dado que mi mente no dejaba de pensar en que yo solo había bajado por ese callejón y veo a alguien que me atrajo sin conocer. Fueron milésimas de segundos en que todo esto transcurría. Su salida de la casa fue instantánea a mi encuentro y al mirarnos, un “Hola” de la profundidad de mis entrañas se me escapo sin poder reprimirlo. La atracción fue más fuerte. A lo que él me respondió sonriente, mirándome directamente a los ojos y seguí caminando, como si estuviera en una película romántica en blanco y negro donde para ponerle más énfasis a la situación se desarrollaran las imágenes en cámara lenta. Retome el camino maravillada ante lo sucedido, encantada por su rostro de hombre. Haciéndome la disimulada miró para atrás, con el fin de ver donde se había metido el caballero del callejón misterioso de color durazno.  Con la sorpresa de que él se encontraba atrás mío. Era como si me estuviera siguiendo. En realidad quería que fuera así, pero me costaba imaginar que él sintiera lo mismo. Una energía invisible pero poderosa llega a atraparte cuando sucede  la atracción, no tiene lógica.

Sigo caminando en subida, exaltada por saber que se encontraba atrás mío. La escalera caracol de las callejuelas no se terminaba por lo tanto no sabia adonde me dirigía, pero ya eso no tenia importancia. Quería volver a ver su rostro otra vez, pero la vergüenza de que se diera cuenta de que lo quería me impedía darme vuelta. Estaba nerviosa, sobresaltada. Luego de caminar unos metros más observo que se abría un mirador, así que decido ponerme los zapatos. En realidad buscaba de esta forma hacer tiempo para ver si aun se encontraba atrás mío, si seguía en mi misma dirección. Con la alegría de que allí estaba, caminaba despacio pero con firmeza daba cada paso. El vacío de esas callejuelas no se sentía con su caminar espaciado. Su presencia era notable. Al llegar al mirador hecho con rocas, me siento, y al rato veo que se acercaba lentamente y se sienta en frente mío sin mirar ni por un segundo la maravillosa vista que teníamos ante nuestros ojos. Yo miraba hacia el puerto, buscando la forma de controlar la pasión que comenzaba a florecer por dentro al sentir su cercanía, al sentir su aroma de hombre. Aunque el viento no dejaba de soplar dada la altura a la que ya nos encontrábamos, no podía llevarse su aroma. Luego de unos segundos, ya que una pareja que se encontraba sacándose fotos se va, nos quedamos solos. Solo la intemperie nos hacia de testigos. Me doy vuelta a su encuentro y sus ojos me penetraban y nos miramos: No necesitábamos explicar nada, solo nos observábamos como si un hechizo nos hubiera embrujado y nos había llevado a este paraje de ensueño. Sin querer perder la oportunidad que surgía dada las sonrisas que tímidamente ya nos intercambiábamos, le digo si me podía sacar una foto. La foto propicio un continuo de palabras que no podíamos frenar. Como si los minutos anteriores hubieran contenido más palabras de las que se puede guardar. Fue el inicio de un comienzo, que por suerte, no termino ahí.

Paul, era su nombre, de Italia del norte. En realidad no necesitaba que me dijera que era del Norte, su forma de actuar lo delataba. Era hermoso, tenía marcadas mandíbulas que lo hacían completamente masculino a su rostro, rodeada de una barba de solo dos días sin afeitar. Llevaba lentes negros que escondían unos hermosos ojos azules. Tenia 26 años, cumplía el 3 de julio, trabajaba en un banco  internacional en el área comercial. Hacia mas de un mes que estaba en Ibiza con sus amigos. Entendía castellano aunque no lo hablara con tanta facilidad como le hubiera gustado, por lo cual nuestra conversación se iba dando en una mezcla de palabras. Un popurrí de ingles y castellano con algún toque de italiano para completar.

Luego de charlar un rato frente a frente, me dice de subir hacia la muralla. Para esto yo ya me había olvidado el propósito de estar ahí, me había encantado.  Caminamos hacia arriba, hablando más de nuestras vidas. Me comenta que justamente para el verano, diciembre-enero, se iba para Buenos Aires y Punta del Este.  Luego de un rato de caminar, llegamos a la cima, donde nos encontramos con una gran plataforma de rocas que cumplía la función de mirador. Estaba lleno de turistas a nuestro alrededor. Le comente que en una horas mi barco partía hacia Mallorca, él se quedaría solo un día más y luego volvería a Italia. Nuevamente nos encontrábamos los dos juntos charlando, frente a frente. La atracción era totalmente transparente entre los dos, yo no podía creer estar con este hombre en ese lugar y de esa forma. No era real. Se saca los anteojos y me mira profundamente con sus ojos color del mar del Caribe, y me besa tímidamente pero con un sabor en sus labios que no me pude resistir. En el camino ya me había dicho que era muy “bella” como dicen ellos. Tal vez el beso no pudiera ser explicado por los seres humanos, al necesitar de tiempos que para mi no existen, que son arbitrarios. Era como si nuestras almas se juntaran luego de largo tiempo de estar separadas, en esa colina de murallas antiguas, de historias de caballeros y de piratas rescatando doncellas.

Su beso fue el comienzo de un largo beso que no terminaba. Nos abrazábamos, nos mirábamos, nos gustábamos. Me contó que me había seguido por el caracol interminable de callejuelas hasta el mirador, ya que había salido a hacer unas compras y que se sintió profundamente atraído por mi, de la misma forma que yo de él y decidió cambiar su camino sin saber el porque se encontró siguiéndome. Su instinto fue más fuerte que su deber. Comentábamos lo inimaginable que era esta situación. Como si existiera la magia nos habíamos encontrado. Le decía lo  oportuna que había sido su salida a comprar algo y que justo Mara se arrepintiera de subir, era más que casualidad. Nos desparramábamos caricias y nos besábamos con una profundidad de años compartidos, no había explicación racional. Era todo cuestión de dejarse llevar, de encuentro y pasión, de permitirse expresar.  Nos agarramos de la mano y caminamos un rato más alrededor. Divisamos una  playita entre las rocas, y me contó que él iba a bañarse allí con los amigos de noche. Nos besábamos sin percibir lo que pasaba a nuestro alrededor. La gente nos rodeaba, grupos de turistas aparecían. Nos divertíamos juntos, porque los dos estábamos “out (fuera)” del mundo. Sus labios encajaban con los míos, como si fueran dos piezas de rompecabezas que se habían juntado Eran unos besos en los que entregábamos nuestra alma, yo le decía “me encantas” mientras mis labios se juntaban con los de él, dejándole un suspiro para que me contestara “Y vos a mi, cuando te vi me gustaste, por eso te seguí”. A lo que yo no podía dejar de contestarle “Donde estuviste estos tres días”. Me sentía una princesa rescatada por los brazos de un caballero que había vuelto de una larga batalla, y a la cual tenía que volver, teniendo solo minutos de placer que no podíamos perder.

Todavía no podía creer que lo encontrara a solo dos horas de irme, era como magia. Y se lo dije: “esto es magia”, y me mira tomando mi mano, “es verdad”. Me pidió mi teléfono y él me dio el suyo. Me dice “mis amigos me van a matar, no van a entender nada, me están esperando” y yo me acorde que Mara también me estaba esperando en el puerto. Los dos agarrados fuertemente de la mano, riéndonos por la aventura que estábamos viviendo, empezamos a buscar una salida para que yo pudiera volver al centro de la ciudad, a esa altura ya estaba perdida de en donde me encontraba. Entramos a un túnel viejo, angosto y oscuro, donde celdas antiguas aun permanecían sin uso ya, y a pesar de la falta de tiempo empezamos a besarnos profundamente, mi cartera cayo de mis manos sin percibirla, y sus lentes se cayeron a su lado. Era como que nos atravesábamos al estar juntos, mientras turistas pasaban a nuestro alrededor. Luego seguimos por otro camino. Terminamos conociendo toda la montaña juntos, ya que íbamos de derecha a izquierda y al revés. Los rincones y pasadillos nos encontraban y nos daban resguardo. No podíamos separarnos, nos costaba. Amagamos con el adiós varias veces, sin poder soltarnos de la mano, provocando que nuestros cuerpos como imanes se atrajeran nuevamente. El último beso forzado surgió para poder desprendernos del encanto cada uno tenia que seguir su camino. Él se fue corriendo ya que no llegaba, más de dos horas habían transcurrido desde nuestro encuentro totalmente inesperado. Yo seguí bajando escalones por otro túnel, tratando de encontrar la salida. Estaba también apurada ya que el barco y Mara me esperaban, pero con una felicidad inexplicable.  Había sido como un sueño, no podía creer lo que había pasado. Un encuentro de energía muy peculiar, y a su vez que fuera a buenos Aires en diciembre era muy extraño, más que obra del destino. Lo mismo no quería hacerme expectativas de nada, ya estoy cansada de ellas, ya que después uno se queda esperando y no sucede lo planeado.

Logre encontrar la salida luego de bajar en las sombras de ese túnel que aunque oscuro mis ojos lo veían iluminado, Mis visión se encontraba encandilada aun por el rostro de Paúl que me había encantado. Su pasión, su piel, sus ojos azules que me penetraban. ¿Como hubiera imaginado que me sucedería algo semejante? ¿Quien me hubiera dicho que en el callejón encontraría dicha aventura? Como si el misterio que escondía el callejón que tanto me había atraído sabia lo que sucedería y me había llamado a su encuentro. Era tan fantasioso pero siempre tan real. La curiosidad provoco el encuentro, me hizo encontrar el tesoro. A veces simplemente hay que darle tiempo al universo que haga su trabajo. Esos segundos imperceptibles hacen al todo de la historia. Esos puntos suspensivos que hacen que la historia cambie, gire, encuentre nuevos caminos.

Me inmerse en las callejuelas de Ibiza con una sonrisa de oreja a oreja. Yo estaba llena, feliz, a pleno. Una aventura más en mi vida, pensaba, sin final pero vivida. Necesito de estas inyecciones de pasión y de vida para ser feliz. Agradecí a Dios el encuentro. Fue como un sueño, caminar esas murallas de la mano de alguien, besándome como si fuera mi enamorado de años. Fue algo que no podía desear en mi más profundo sueño. Pase por el mercado de frutas,  en frente del portón de entrada de la ciudad antigua, a comprarme unas ciruelas. En una fuente en el camino las lave y empecé a comer ese jugo rojo, dulzón que encerraban su corteza. Las iba comiendo con pasión. Mi caminar era apresurado, pero mi alma volaba mas rápido por las cavidades de mi cuerpo recordando sus manos elocuentes por mi piel que se  desnudaba con su mirada. Flotaba por los aires al recordarlo.  Me hacia sentir un arpa tocando las mas bellas melodías con sus palmas, sus dedos me envolvían mágicamente en su aura, volviéndonos uno solo. Llegue al puerto y Mara seguía en el mismo banco abajo de una arboleda esperándome. Su cara denotaba preocupación, y la mía felicidad. No le conté con detalle lo acontecido solo que había conocido a un italiano. Además de esta forma lo saboreaba en mi interior todavía, quería desmenuzar el encuentro en cámara lenta, como explicarlo a otro cuando todavía no podía explicarlo a mi misma.

Llego la hora de embarcar. Me despedí de la isla con gran felicidad porque siempre había querido estar ahí.  Me puse a pensar en un segundo todo lo vivido. Durante tres días las noches fueron parte del día y dormir fue una palabra que no estuvo en nuestro diccionario, playas y discos, amaneceres y atardeceres soñados, barcos y encuentros variados, una aventura con cierre inesperado. Fui a la popa a ver la isla en toda su extensión por última vez. Al sentarme en el barco rumbo a Mallorca ni espere que el barco partiera  para dormirme. Recién me desperté al llegar. . Dormí profundamente 4 horas seguidas, las necesitaba, continuando un sueño que había empezado en un callejón sin imaginarlo. A veces la vida son esos segundos de locura de hacer lo que deseamos para que todo cambie. Al salir del barco, comenzamos a dialogar con Mara de nuestras discusiones y encontronazos en Ibiza, sacamos conclusiones que las dos estábamos muy cansadas, y nos la agarramos entre nosotras. Había sido una disparate decidir ir sin hotel el último fin de semana de agosto de Ibiza, claramente nunca encontramos alojamiento, pero solo con 23 años se toman a veces decisiones que se recuerdan toda la vida y lo fundamental es hacerse cargo de lo que uno decide. Al salir del Gate, en la estación Marítima de Mallorca, la familia de Mara nos estaba esperando, una nueva aventura comenzaba.

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“Nuestro amor nació de las estrellas”

Hay cosas que se explican y otras simplemente se viven.

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Encuentro con vericuetos inexplicables

Encontrarse se hace difícil en los tiempos que corren, hay tantas maneras y tantas opciones, el tema es conectarse y sentir al otro parte de un mismo horizonte. A veces la mente, a veces las estrategias, a veces sentir al otro son excusas para encontrar puentes para ver de que se trata.

Vale la pena intentar el encuentro y después pase lo que pase, vale la pena vivir más que imaginarlo.

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“Encuentro”

Me creía una escritora de una sola historia. Desde hace un tiempo entendi que hay varias historias mientras vos crees que escribis una

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“Encuentro del destino”

“Cuando las almas se tienen que encontrar, el destino acerca los mundos, borra la distancia, une los caminos y desafia lo imposible”

TERRENO NEUTRAL final

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“El hombre atraviesa el presente con los ojos cerrados. Solo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo y después cuando le quitan la venda de los ojos puede mirar el pasado, comprobar que es lo que ha vivido, cual era su sentido”. 

                                                                                                          Milan Kundera

 

Al otro día el ensueño todavía me atrapaba en sus redes pensaba en lo que no había acontecido y en lo que había sucedido. A la tarde, sin estar a la expectativa, suena el teléfono de mi casa. Era mi acompañante de viaje, que tímidamente quería saber como había llegado. Sentía en su voz su lucha interna, podía adivinar que no había podido dormir pensando en lo vivido y en la decisión que había tomado. Sentía que quería volver atrás el tiempo pero ya era muy tarde. Sin seguridad, con su voz temblorosa me dijo de vernos al otro día, que iba a volver a llamarme. Cortó y quede pensativa ante este llamado inesperado. Pensaba que tal vez el río nos llevaría más lejos de lo que quisiera, y cambiaria el curso de mi vida de una forma que no buscaba.

El otro día pasó sin que su voz apareciera, sin que nos encontráramos. Esta ausencia produjo que pensara si valía la pena terminar este sueño, o si dejarlo pasar era lo más indicado. Él tenía su vida e interrumpirla solo porque nuestros caminos se habían cruzado no creía que era suficiente, que fuera una razón valida.

 

El tercer día llego y como si el día anterior no hubiera existido, llamo a la hora prefijada anteriormente con voz decidida de no haber dormido pensando en lo que quería. Me dijo “quiero verte, nos encontramos, voy a la plaza donde nos separamos”. Así fue como salí caminando hacia ese espacio neutral. Estaba ansiosa por volverlo a ver luego de todo lo vivido, pero a la vez conciente de que no jugaría con sus sentimientos si no estaba convencida. Él ya me estaba esperando, podía verlo desde la lejanía. Cruzo la calle a mi encuentro, seguro de sí mismo, convencido de que tenia que encontrarme, de que quería seguir soñando. Al verlo, sentí que de alguna forma ya me había despertado, no podíamos retomar el sueño ya que una distancia nos separaba. Los prejuicios está vez nos separaban, formaban una cortina invisible que nos alejaban, a pesar de que quisiera no darle importancia. Habíamos recobrado nuestra piel.

Le sugerí sentarnos en un banco de la plaza dado que el día era soleado, y así podríamos conversar. Dudaba en llevarlo a mi casa, sentía que de esta forma conocería mi yo interno y sería mucho más difícil olvidarme. Podía ver en su mirada que lo había desconcertado, que un terremoto había hecho estragos en sus entrañas, que una puerta se le había abierto y que ahora no quería parar hasta terminar lo empezado. Me miraba a los ojos y me contaba que desde que había regresado no dejaba de pensar en lo que compartimos, que se reía solo al recordarlo, que no había pasado sin dejar rastro. “no quise dejar pasar más el tiempo, desde que nos despedimos en este mismo lugar no he dejado de pensar en vos. Tenia que verte”. Íntimamente, yo sabía que tampoco había dejado de pensar en él.

Al tenerlo tan cerca y tan sólido me dio miedo a que tuviera esperanzas en un futuro juntos el cual no podía darle. Tenía miedo de que creyera que el sueño podía convertirse en realidad. Tal vez yo era la que estaba más aterrada.

Estaba completamente entregado a mis brazos, me agarraba la mano con firmeza, me planteaba sus sentimientos desde lo profundo de su alma. Desde hacia dos años y medio que le era fiel a su mujer, y nadie más le había importado hasta cruzarme en su paso. Sentía que no tenía que rendirle cuentas a nadie, que no tenía hijos, y que lo nuestro era obra del destino y creía en que todo es por algo. Quería llegar al fondo de esta historia porque sino sabia que nunca iba a poder cerrar la historia, archivar mi recuerdo.

Hacia calor, el sol estaba fuerte y brillaba a nuestras espaldas. Me dice ¿Comemos una ensalada de fruta con helado? Era tan simple y eso me encantaba. Lo miraba y no sabía lo que quería. Me atraía pero sabía que éramos de mundos diferentes, de mundos irreconciliables. Recién se había bañado y vestido para la ocasión, estaba perfumado y con la ropa recién planchada, de alguna forma brillaba con su prolijidad premeditada. Quería seducirme, poseerme, se arrepentía de haberse ido el lunes sin terminar lo comenzado. Con el paso del tiempo, volví a encantarme de su mirada sincera, de sus rasgos masculinos, de su primate interno. Yo necesitaba ser sincera, decirle que no teníamos futuro, que yo quería estar sola porque tenia que pensar en mí, que el no conocía mi realidad, y en ella no entraba.

 

Los naipes estaban sobre la mesa. Sabíamos que si no consumábamos lo que se había iniciado, nos quedaríamos siempre con la incertidumbre de lo que hubiera acontecido si hubiéramos decidido diferente. Me dijo que le hubiera gustado poder dejarme ir sin llamarme, pero que no podía. Estaba claro que nos atraíamos y que ahora solo estaba en juego consumarlo, no teníamos que seguir dando vueltas, charlando sobre una amistad que nunca llegaría a buen puerto, que siempre se desviaría o estancaría en otro lado.

La amistad entre un hombre y una mujer luego de haber pasado el limite se convierte en casi una utopía, una ilusión, siempre hay una ventana abierta a una nueva oportunidad. Le fui sincera, desde el fondo de mi alma quise decirle todo lo que me pasaba, y en ello estaba implicado llevarlo a mi casa. Le di las razones que hacían que nos hubiéramos detenido en la plaza. Hablábamos con las miradas, los tambores comenzaron a escucharse nuevamente haciendo mi cuerpo tambalearse hacia sus brazos. Él me agarraba con determinación y me besaba, y yo aunque indecisa no podía separarme. No podía resistirme a sus encantos. No dejábamos de pensar en supuestos, dejando pasar el tiempo sin aprovecharlo cuando era claro que lo nuestro se resolvería entre las sabanas.

 

Llevarlo a mi casa implicaba un coste que no sabia si quería afrontarlo, la posibilidad de que me buscara nuevamente, sabiendo que no era lo que quería me imposibilitaba desearlo. ¿Cual era la otra opción que nos quedaba?, un albergue transitorio era lo único que quedaba ya que su casa no estaba considerada como opción a pesar de que el la sugirió ante mi indecisión. El problema residía en que nunca había estado en un albergue transitorio, y el hecho de que el fuera el primero, y por la historia como se planteaba, resultaba tan explicito el acto que me disgustaba. A su vez el hecho de encontrarme tan cerca de mi casa me planteaba la disyuntiva de que alguien me viera al entrar al hotel de parejas clandestinas o que conociera mi casa. Así que decidimos dejarlo a la fortuna.

Dos papelitos escritos en la mano con dos espacios para concretar lo que ya estaba decidido de antemano. Lo que había llevado a que me buscara. No cansaba de repetir”Morocha estoy acá, vine, te busque, no dejemos pasar esto que nos ha pasado”. Al sacudir mis manos se cae uno de los papelitos sin buscarlo y espío el cual se había quedado en mis manos: “en el telo” decía. Volví a tomar los dos papelitos y le dije que el tenía que sacar uno. Me mira y me dice que estábamos dejando nuestro destino en manos de dos papeles que no valían nada. A lo que le contesto, que no estaba preguntando si lo haríamos ya que eso ya estaba decidido, sino el lugar en donde lo llevaríamos a cabo. Así fue como volvió a sacar el mismo papelito que había quedado entre mis manos.

Me dice de ir a tomar un helado, y lo miro y le digo los dos sabemos que es lo que nos esta esperando y lo que buscamos, vayamos al grano. Así fue como luego de unos minutos de tubetear en la esquina del albergue transitorio, dada mi vergüenza y ante su incertidumbre dado mi accionar, nos embarcamos en la canoa que volvía a retomar el curso del rió que habíamos dejado unos días atrás, desconociendo que la corriente ya no era la misma, y que no la podríamos recuperar.

 

Entramos por un pasillo largo a la recepción, un hombre detrás de una ventanilla de vidrios oscuros, con luz tenue nos preguntaba cual habitación deseábamos, y sin muchos rodeos elegimos la más barata. Habitación numero trece, primer piso al fondo escuche de un hombre mayor al cual de la vergüenza no pude verle la cara. Había un cuadro de Pérez Celiz, pintor argentino de trayectoria en la entrada, imagen que no pegaba con el lugar de lamparitas rojas y paredes negras. Subimos la escalera, una pareja mayor nos cruzamos que bajaban luego de consumar su acto. Recordándome, a pesar de mi sorpresa,  que no había edad para hacer el amor, que es una necesidad constante.

Mi vergüenza me superaba, era la primera vez que recurría a un lugar de estos para consumar el acto. Llegamos a la habitación, abrimos la puerta, y espejos por doquier nos encontramos, en el techo en la pared de enfrente y en la del costado. Un baño con ducha y toallas embolsadas se encontraban esperándonos. Lo mire, y mi cara me develo como una niña inocente que se encontraba en un lugar que no le gustaba. Él me mira y me agarra de la mano. Me dice, no es el mejor lugar pero es lo que necesitábamos. Yo seguía dudando pero ya me encontraba en ese lugar, así que decidí seguir lo que había empezado.

Dulcemente me beso en la boca, y me tomo de las manos mirando con una profundidad que me asustaba por el temor de que su vida se cayera en un abismo que le destruyera la felicidad, la cual me había conquistado. Su cuerpo se unía al mío y me llevaba a sentarme sobre la cama ancha de dos plazas. Podía observarme por el espejo del techo que me mostraba temerosa al punto que me pregunto si era virgen, ya que me sonrojaba. Nos besamos hasta apasionarnos, las manos comenzaron a encontrarse con el cuerpo del otro, las ropas se fueron saliendo con cierta reticencia y calma. Sus manos me agarraban con una firmeza y un deseo casi incontrolable. Yo me sentía deseada a un punto inimaginable, no podía esconder su deseo que se había despertado. De a poco fuimos quedando desnudos, pero la pasión ya nos había inundado. Mi sexo ya se había despertado y podía sentir que el suyo también lo estaba. Todavía nuestras prendas íntimas nos separaban y de esta forma concentrada estaba.

Me tocaba como si fuera porcelana, como si no pudiera creer lo que le estaba pasando. Sus besos a diferencia de lo que pensaba eran dulces, tranquilos se desparramaban por todo mi cuerpo sin descanso. Mi timidez era evidente, no podía soltar mi mujer interna. Aferrada a que no lograra conocerme me encontraba. Estaba poseída por una mezcla explosiva de deseo carnal mezclado con novedad. Yo no hacia nada, dejaba que sus manos hicieran todo el trabajo, miraba mí alrededor y me desconcertaba. ¿Qué estaba haciendo?- me preguntaba. Desnuda sobre el acolchado de seda dorado, donde miles de parejas se habrían consumido en el deseo, me miraba por el espejo del techo; mi alma se encontraba lejos. Lo observaba como si no pudiera cambiar la situación dada, y tampoco sabía si quería dejarlo pasar.

Me penetro aunque mi mente se encontraba separada de mi cuerpo. Aunque me estremeció tenerlo dentro de mis entrañas, había algo que lo rechazaba que no podía controlarlo. Su cuerpo se movía como si los tambores tocaban. Pero con el paso de los minutos, a pesar de que juntos nos encontrábamos mi mente impedía sentirlo, gozarlo. Era como si hubiera pausas en la fusión tan esperada. Cambiamos de posición, yo arriba el abajo y viceversa pero ninguno de los dos estaba conectado, los fantasmas de ambos no dejaban consumirnos en la pasión que existía.

 

Había algo en su cuerpo que me disgustaba, no podía definirlo, su olor no era de mi agrado. El aroma que desprendía su cuerpo al rozarnos me impregnaba, sentía que no era mío. Su cuerpo no me pertenecía, podía percibir que era a su mujer a la que amaba y que solo la fruta prohibida era lo que lo había llevado a mis brazos. A pesar de estar unidos me sentía separada, lejos en otro lugar donde mi mente solo me decía que no tenía sentido estar a su lado. Así fue como se freno todo, la mente pudo más que el cuerpo, y no dejamos llevar a la explosión de nuestra alma. Aunque él intento volver a crear el clima, yo ya me había despertado. No había futuro, y por lo tanto el presente ya se nos había marchado.

El lunes la corriente me había llevado a sus brazos, y la consumación de lo vivido, lo cual él no se había animado, hubiera sido la culminación de la alucinación en la que nos hallábamos. Ahora estábamos de nuevo en Buenos Aires, de nuevo con las riendas de nuestras vidas en la mano, era difícil dejarnos llevar sin pensar en nuestra realidad cotidiana. Me sentía que ya había crecido, ya era adulta, y no me satisfacía compartir una cama sin poder llenar mi alma. Sabía lo que quería y sabía que él no me significaba nada, solo el actor principal de una historia de cuentos de hadas pero a la cual yo quería ponerle final, ya estaba predeterminado de antemano. Él se arrepentía de no haberse decidido en ese momento, sentía que había dejado pasar la oportunidad y que nunca se lo perdonaría, que yo quedaría como un trofeo en la estantería de su vida, fijo, preciado. Le conteste, que no olvidara que la vida muchas veces nos pone piedras que parecen esmeraldas y que no siempre hay que agarrarlas.

Me mira intensamente y me dice no sabes todo lo que aprendí con esta situación. Yo me drogaba y ahora hace ya varios años que deje de hacerlo. Pero ahora muchas veces estoy con mis amigos, rodeado de gente que se droga y pienso en volver a hacerlo, pienso que con una vez no pasa nada, y seguramente  luego me llevaría una desilusión. Porque eso es parte de mi pasado, que gracias al amor he podido superar y ahora gracias a esta situación lo puedo observar. Vos me hiciste renacer, volver a recordar lo que era desear a una mujer, ya que con mi novia la rutina me había hecho olvidarlo. Tenía tantas expectativas y al final nada es lo que resulta, ella aparecía en mi mente en cada momento que te tocaba. No te preocupes que continuare mi vida, no iba a tomar mi bolso y mudarme a tu lado, me costo trabajo construir todo lo que tengo, y no voy a perderlo en la primera oportunidad que se me presenta. Eso si, te tengo que ser sincero, siento que toda mi vida voy a arrepentirme de no haberme arriesgado el lunes de no haber llegado al fondo. Lo abrace fuerte y le dije que le deseaba lo mejor, que a veces no había que desviarse del camino a pesar de las tentaciones que se nos presentan. Había sido un placer conocerlo, pero no tenía sentido continuar el sueño.

 

El río te trae cosas y te deja pasar otras, no todas hay que agarrarlas, cuesta pensar como saber cual es la correcta, cual es la que te conviene. Sentía que ya habíamos llegado demasiado lejos, y que al no haber un futuro compartido, ya no tenía sentido consumir algo que solo nos dejaría con un sabor dulce que con el paso de los días se convertiría en amargo. Hablamos y nos abrazamos fuertemente, había sido hermoso conocernos, pero no tenia sentido continuarlo. La magia que nos había omnibulado se había terminado, la realidad nos inundaba. No podíamos continuar el sueño, ya era tarde, ya nos habíamos despertado. Cada uno ya era el mismo que había dejado de ser ante las circunstancias. Mi vida no tenía ni un punto de intersección con la de él, y eso imposibilitaba que mi mente me dejara en paz. El cuerpo unido al alma esta y no se pueden separar.

 

Nos vestimos, y salimos del cuarto. Devolvimos la llave no usamos ni media hora de las tres que nos correspondían. Salimos apresurados a la calle. Llegamos a la esquina donde me miro y me dio un papel enrollado que guardaba en su billetera. Era el papel donde había anotado mi número de teléfono.

Al devolverme mi número de teléfono en el papelito de embarque con mi nombre y apellido, sentía que me estaba devolviendo la llave del cofre que de alguna forma le había dado y que sin saber me había arrepentido de entregársela. El curso del río me había llevado por la corriente, ciega sin ver me había entregado a su providencia y sentía que se había equivocado. De alguna forma me había devuelto mi identidad, ya no tendría forma de contactarme, ya no habría oportunidad para cambiar el rumbo de nuestras vidas.

Su sombra desapareció por la misma plaza que nos sirvió de escondite para no traspasar más camino transitado, para no conocer mas historia, más vida del otro y terminar recordando más sin un futuro determinado. Mi número me devolvió la calma, el sueño de alguna forma en pesadilla podía convertirse y de esta forma todo estaba terminado. Nuestros caminos seguirían su curso, ya no había de que preocuparse.

FIN

 

Color del día

encuentro selvatico 2

“Encuentro selvático”

Encuentro pistas del rompecabezas de la vida donde no las hay como si supiera que hay un hilo invisible que te llevara al encuentro, como si desde un principio hubiera escrito una historia a ser contada y tu solo te dispones a ser ese vehículo para relatarla.

Color del día

a veces las lineas te llevan al encuentro 2

“A veces las líneas te llevan al encuentro”

Percibir al otro es fundamental para la comunicación y que los encuentros sean enriquecedores y hermosos. El tiempo deja de existir cuando hay encuentro de almas.

La cena incierta

Amor complicado II

“Amor complicado”

Y la verdad no quería terminar escribiendo sobre él. Pero un cuento de Cortazar que se remite a Bioy Casar constantemente, leído en un viaje en colectivo a la medianoche rumbo a mi casa, me hizo recordar la invitación a cenar que le llevo 2 años y medio concretar.

Martes 9 de julio del 2002, como era habitual el día martes para sus llamados “perdidos”, suena el teléfono, mientras estaba chateando por Internet con mi novio, que llegaría el jueves a la mañana de viaje y al cual el crédito ya se le estaba finalizando. Atiendo el teléfono y solo tuvo que decir “Hola” para reconocer que era él, a lo que continuo “tan reconocible es mi voz”, y le tuve que contestar “sí”, unido a miles de recuerdos que no tienen sentido mencionar. Así comenzó nuestra conversación que por conocernos en enero de 1999 y, pasar ya un año sin vernos, podría involucrar mayor tiempo. Aunque realmente no tome el tiempo de la conversación, me pareció expeditiva, sin rodeos. Tenia está vez un fin claro: VERME. Su llamado no me sorprendía, ni me tomaba por sorpresa, en realidad ya no me afectaba. Me había olvidado que iba a aparecer algún día y no creí jamás que iba ser en este momento de mi vida. Pero así fue, siempre cuando menos uno lo espera acontece. Cotidianidades de la vida. Casi sin respirar me propuso una invitación a cenar, dándome su dirección para que no hubiera malos entendidos, ni vueltas, está vez. Dadas tantas decepciones, y a pesar de que el tiempo había pasado, tenia que hacerlo. Se definió que la cena sería al otro día, ya que el jueves llegaría mi novio y no quería tener que realizar ese encuentro entremedio. Pedí que fijáramos el horario, y al decir 21:30 hs. Me dijo que era temprano, pero yo lo determine como el horario correcto.

El otro día pasó a las corridas como era habitual en ese año de mi vida. Con una sonrisa picara de saber que al fin a la noche me encontraría y sin saber si realmente acontecería. Dado que desde que lo conocía me había invitado en varias ocasiones a cenar, y si no era por A era por X, nunca se había producido ese acontecimiento. Llegue a mi casa, 21:00 hs, mi hermana se encontraba en su cuarto y me grita tenes un mensaje. Con temor a escuchar algo que no quería apretó el botón para escuchar los mensajes del contestador telefónico, y ahí estaba él, diciéndome una ambigüedad que no me aclaraba, ni me definía nada, supuestamente me volvería a llamar. ¿Para que?. Pensé en varias opciones, la cancelación esta vez no era excusa, si no era de importancia que le diera una nueva oportunidad para dejar cualquier otro tipo de compromiso de lado, no tenia sentido el encuentro. Así que luego de dudar un poco, ya que era la última oportunidad que recibía de mi parte, a pesar que la intriga era un fuerte componente en esta cena, me bañe y me cambie. No quería esperar su llamado, prefería hacer como si no lo hubiera escuchado. Así, salí, temprano sabiendo que corría el riesgo de que no estuviera. Solo recordaba a mi novio quedándose todo el día en su casa para cocinarme su plato especial, porque iba  a cenar por primera vez. No me lo podía imaginar a él teniendo la misma actitud.

Empecé a caminar esas seis cuadras que nos separaban, que resultaron interminables. Tenía miedo de reencontrarme de nuevo, que sucedería. Era una gran prueba para acentuar el cambio que había sufrido en mis relaciones personales desde que su presencia se había disuelto dado que no me lo había cruzado, dado que el destino no nos había encontrado como fue habitual a lo largo de dos años de muchos vaivenes y contrariedades. ¿Valía la pena comenzar algo?. ¿Valía la pena revivir algo, si algo realmente hubiera existido entre ambos?. Muchas preguntas. Pero ese mismo miedo de enfrentar a él, mi fantasma, me daba fuerza. Necesitaba llegar hasta el fondo, necesitaba ver que me pasaba. Tenía miedo que se me despertara el sentimiento que por un año se había mitigado, hasta el punto de no tener ya importancia.

Llegue a la entrada de un gran edificio en una esquina. Visualice su piso entre tantos en el tablero de entrada. Primero, cerciore con mi agenda que fuera el piso correcto, con un escalofrió interno que podía disimular externamente pero el cual podía sentir dentro de mis entrañas. ¿Se repetiría la historia de siempre?. Toque el timbre y espere unos segundos. Eran exactamente las 21:45 hs. de un miércoles de frió en Buenos Aires. Espere unos minutos e insistí. Al no tener contestación volví a tocar. A pesar de que intentaba, tenía la sensación de que volvería con las manos vacías, a cenar en mi casa, con un intento más perdido. Esperaría unos minutos. Sabia que llegaría después de las 22:00 hs. del gimnasio. Pero el cansancio, más la incertidumbre de que me llamara y me comunicara que lo posponíamos para otro día, más tener que soportar la espera, todos estos elementos juntos se me hacían insoportables. Prefería estar al aire libre, esperándolo.

En eso el portero al verme se me acerca, y me pregunta a quien buscaba. Le dije el nombre. A lo que respondió, salio hace un rato y no creo que vuelva, si quiere puede esperarlo en el hall del edificio. Le pregunte como estaba vestido para descifrar si había ido al gimnasio. Al contestar equipo de gimnasio, sentí que todavía tenía una oportunidad. Él me había prevenido que era muy temprano la hora fijada, pero interiormente esperaba que me esperara. Me agache en cuclillas a esperarlo, no quería pensar, ya que la espera me resultaba insoportable, tantas veces ya lo había esperado, era una herida que no quería abrir, y que ya estaba cerrada. ¿Por qué darle una nueva oportunidad si realmente no se la merecía?.

 

Tantas preguntas sin respuestas tenia de nuestra historia de película sin final, que prefería concentrarme en ver las caras de las personas que llegaban, todas denotaban sentimientos disímiles que uno ni se imagina si no las observa con detalles. Expresan sentimientos, pensamientos, actitudes de ellos mismos. Personas desconocidas para mí, que me cuentan un poco de su historias con solo observarlas. Un nuevo portero suplanto al anterior, y el vaivén de gente que venia y se iba era interesante, estudiantes, mujeres que sacaban el perro, un grupo de chicos con una torta para algún homenajeado, chicos en motocicletas que llegaban con encargos. Puertas que se abrían y cerraban y su imagen no aparecía por ningún lado. ¿Lo reconocería?. ¿Habría cambiado en algo en su apariencia?.

Pregunte la hora, media hora había pasado y ni señales de vida. Así fue que decidí salir a hablar por teléfono a una amiga, y así tomar un poco de aire. La espera se me hacia insoportable. Me cruce al kiosco de enfrente y llame pero sin resultado. Decidí llamar a mi hermana, haber si por esas casualidades él se había comunicado. Al preguntar si había llamado alguien y si llamaba Nando decirle que yo nunca había llegado a mi casa, la respuesta de mi hermana fue seca, si es “él yo no le hablo”. El malestar que provocaba su nombre en mi entorno era grave. Tantas lágrimas derramadas por sus desplantes, me hacían replantear esa espera. ¿Cuál era el  fin para esperarlo?. Pregunte, al señor del kiosco,  si tenia hojas para escribir mientras lo esperaba. Había tomado una decisión a las 22:30 hs. en punto me iba para no volver nunca más. Se le habían terminado las oportunidades. El interés de reencontrarnos se vería en esas acciones, detalles, que tal vez con otra persona ni consideraba. Di unas vueltas a la manzana para que el tiempo pasara mas rápido, y no me encontrara esperándolo. Conseguí hojas y me senté nuevamente en el hall, a esperarlo. Le escribí un cartel que decía, “No vuelvas a llamarme”, pero lo rompí, porque creí que ni se merecía que le diera explicaciones luego de tantos años. Así fue como decidí preguntar nuevamente la hora. 22:25 respondió el nuevo portero.

Recordé que no había controlado tocar su piso nuevamente. Tal vez había llegado mientras había dado la vuelta a la manzana en búsqueda de las hojas que me mantenían ocupada. Al salir y tocar de nuevo y comprobar nuevamente su ausencia, pensé que ya había pasado tiempo suficiente para regresar a mi casa. El hambre, el frió y la decepción ya habían llegado a su limite, y el último granito de arena estaba pasando al otro lado del reloj de arena, marcando que el horario había finalizado. Había perdido su última chance.

 

Cuando había decidido partir, aparece enfrente de mí una figura masculina, que no lograba visualizar, pero que me sonreía desde la distancia. Era él. Con su tranquilidad de siempre, aparecía. Mi cara le hablaba sin emitir sonido. “Perdóname has tenido que esperarme”me dijo, a lo que siguió ante mi silencio activo “Yo te avise que tu horario era demasiado temprano”. Solo atine a mirarlo. No podía creer que había llegado. Un minuto mas tarde y ya no me encontraba. Estaba igual, no había cambiado nada, tal vez un poco mas dejado, pero la vestimenta no lo ayudaba. Al abrir el ascensor, le dije: “pensé que me habías invitado a dormir, ya que no llegabas, un minuto más y ya no estaba” se lo recalque, para que no creyera que nada había cambiado. A lo que siguió, “Perdóname, como siempre te hago esperar, te llame para avisarte” (recordé la ambigüedad de su mensaje). Decidí dejar de un lado lo acontecido, y darle la oportunidad que ya había decidido darle. No podía creer que sucediera. Desee tanto este momento y ahora me encontraba a la defensiva, desafiante, segura a no dejarme llevar por sus encantos.

Abrió la puerta de su casa, y lo que vi no me gusta para nada. Nunca me imagine encontrar su casa como estaba. Primeramente, porque luego de leer el libro EVA LUNA de Isabel Allende, no había casa que no entrara y no buscara correlación con su personalidad. En el libro se hace mención que a un hombre se lo conoce por la decoración de su casa, por donde vive. Así fue, que el resultado de Nando era LA NADA. Sí, la nada, le comente esta frase del libro, porque lo que mis ojos veían era más triste de lo que jamás me hubiera imaginado. Tantas veces soñé su casa, ¿como estaría decorada?, ¿que cuadros tendría?, ¿si habría colgado alguno de los que le había regalado?. El departamento consistía en un tres ambiente, un cuarto, un living y una cocina. El living fue lo chocante. Paredes blancas, sin nada colgado. Una mesa de madera acompañada de cuatro sillas, un televisor en una mesa con rueditas, un colchón a lo lejos tirado con una sabana envuelta como sillón. No había lámpara de techo, una lamparita de escritorio sobre la mesa, con individuales sucios de una comida realizada. Su cuarto no conocí, aunque me intrigaba. Totalmente sorprendida de encontrarme con esa NADA. Lo que agravio el hecho fue su comentario de que hacia ya 4 meses que se había mudado de nuevo. Recordé la casa de mi novio, que su calidez y originalidad me habían enamorado a pesar de que solo horas habían transcurrido desde nuestro primer encuentro planeado. No había nada de eso, en esta persona que creí alguna vez el amor de mi vida, porque el destino en varias oportunidades nos había cruzado.

No había tampoco cena preparada. Me pregunto que quería cenar, y le conteste que me había invitado así que era su decisión. Me dijo algo inventare. No podía creer, su casualidad preparada, dado que el vino de marca estaba por ser destapado, y había detalles que denotaban que había pensado en cada uno de los detalles, pero todo parecía muy desinteresado. Me pregunto cuanto tiempo había pasado desde nuestro último encuentro. Lo recordaba muy bien. Sus veinticuatro horas de locura, que me resultaron insoportables. Apareció un martes a las cinco de la mañana en mi casa, luego de un llamado para preguntarme si podía verme, paso la madrugada en mi casa y se despidió con un “Llámame nos vemos”. Esa misma tarde, lo llame para invitarlo a una fiesta, a lo que recibí que me colgara el teléfono y me dijera “No me llames nunca más”. Pero la noticia de que había sido seleccionada para el intercambio en Holanda disipo todo sentimiento de angustia para una persona que ya no merecía ni una lágrima.

 

Comenzamos a hablar mientras el cocinaba, tenia una razón de ser, poder accionar mientras dialogábamos. En mi pensamiento la pregunta de ¿cómo era ser papá?, no dejaba de aparecer pero sentía que todavía no era el momento de preguntar y que ya llegaría. Me senté en la mesada de la cocina a mirarlo como cocinaba. Charlábamos de superficialidades, después de tanto tiempo que había pasado, pero en algún punto parecíamos amigos de toda la vida que nos reencontrábamos. Tocan el timbre, la vecina con un gato pequeño aparece a lo lejos. Me saluda, y habla con él por unos minutos. Yo, a lo lejos, pensaba en lo loco que me resultaba encontrarme en su casa. Le comente que no era la mejor cena que me habían echo, pero el solo hecho de que estuviese y de que no me había dejado plantada, era un adelanto. Me dijo que me volvería a invitar, todo lo que decía en esta oportunidad tenia un planteo a futuro. Un futuro incierto del cual yo no me ilusionaba, ya había sufrido mucho por su inconstancia, no podía creerle tan fácilmente como el planteaba. Continuamos hablando mientras cocinaba pescado con arroz. El vaso de vino se iba vaciando. Necesitaba las gotas de infusión roja para estar mas relajada, tenia miedo a sus encantos. Su apariencia física como siempre me atraía a sus brazos, aunque esta vez buscaba y miraba algo más. Ya superaba esa instancia.

Le pregunte directamente sobre sus hijos al comentar sobre su viaje a Cancún de las vacaciones pasadas. Lo cual menciono que no tenia hijos, y que nunca había querido desmentirlo porque sentía que no tenia sentido. Mi cara, no se como fue mi cara, pero mi sentimiento fue ambivalente, estaba enamorada de un fantasma. Había creado un hombre del cual estaba perdidamente enamorada. Los alimentos mencionados ya estaban cocinados, a los cuales agrego queso rallado y pimienta. La comida estaba lista. La mesa ya estaba casi preparada, cambio de platos y un repasador para limpiar las migas dejadas. Todo el departamento denotaba dejadez, una dejadez impregnada en el ambiente, que no me interesaba tener a mi lado. No correspondía con el amor que ahora tenia, que había descubierto, mas focalizado en el alma.

Seguimos hablamos. Prendió el televisor, luego de varios canales, dejo música clásica de fondo que nos acompaño hasta el final de la velada. Me contó un situación singular que me demostró que no solo a mi me sucedían cosas extrañas. Luego me mostró fotos de su vida, lo que me complació y satisfació un deseo de antaño. Vi fotos de su hermano en un día de caza, cuando era chiquito con un arma en el campo, de la famosa Florencia, su novia que le preparaba tartas para la cena mientras vivía solo a dos cuadras de casa. También estaban las fotos del viaje a Europa en el que lo había conocido, tan hermoso se encontraba. De ese Nando me había enamorado, pero al verlo en la realidad parecía que me encontraba frente a otra persona que ya no reconocía. También me mostró fotos de su primer viaje a Europa y a Rusia,  del cual habíamos hablado largamente en el avión en el que nos habíamos conocido. Menciono que se había encontrado varias veces con Laura, la pendeja rubia que me había destrozado mi cuento de hadas, mi luna de miel en Barcelona de la cual él nunca se había enterado.

Hablamos de nuestra vida. Con varias copas de vino, una botella acabada, me había relajado. Comenzó a contarme sus intimidades, como que hacia tiempo que no podía enamorarse. Que se había cansado de levantarse a la mañana y encontrar números de teléfonos de minas de las que ni recordaba la cara. Que había llegado a la conclusión que quería enamorarse. Que se sentía solo. Eran intimidades dirigidas a una persona, que le había ofrecido todo eso que estaba planteando, y que solo había recibido cachetazos de su parte. Me di cuenta que le faltaba mucho para aprender, que no sabia amar, que realmente estaba solo, y que me buscaba ahora como ultima brazada de ahogado. Yo estaba perpleja ante su relato. En un momento para, me mira, dado que estaba haciendo referencia de que todas las mujeres con las que había salido a lo largo de este tiempo estaban “ocupadas”, tenían novio; y me pregunta si tenia novio. A lo que tuve que contestar que “Sí”. Peleaba dentro de mí con la respuesta dado que mi novio se estaría yendo en una semana a vivir a otro país, y a lo largo de 3 años soñé que algún día me buscara para probar formar una pareja. Pero justo en este momento yo no podía ni quería probarlo. Era loco, impensado. Siempre me lo había imaginado así, pero nunca creí escucharlo de su propia boca, de que se enamoraba de las personas que no  podía poseer realmente, de las que no podían ser de él verdaderamente. También me mostró sus manos, y que tenia un dedo roto, deforme, que nunca había percibido. En una pelea en un bar se lo habían roto y cuando fue al hospital para que se lo vieran ya había pasado demasiado tiempo para arreglarlo. Fue increíble, por primera vez lo estaba viendo. Realmente estaba mirándolo como era, descubrí que nunca lo había hecho. Siempre me había hipnotizado su belleza. Fue raro.

Al contarme su soledad, atine acercarme y darle un abrazo, lo bese en el cuello, no podía besarlo en la boca, ya que realmente no lo sentía. MI novio estaba en mi corazón y en mi mente, él realmente se había ganado ese lugar, se merecía mi respeto. Fue raro estar tan cerca y en realidad tan separados. No sentía nada, dos cuerpos fríos uno al lado del otro, el tampoco reaccionaba. Me abrazo y así nos quedamos un momento. Volví a mi lugar, y seguimos hablando. Me contó sobre sus amigos, sobre sus salidas, en definitiva sobre su vida. Lo deje hablar, quería escucharlo. Al rato se me acerco y me abrazo.  Solo duro unos minutos, unos mimos que intercambiamos, habían pasado muchas cosas para hacer como si nada hubiera acontecido. Los dos lo sabíamos, pero su franqueza realmente no la esperaba. Antes, no podía darme nada, ahora no tenia esperanzas de un futuro compartido, a pesar de que el proyectaba, pero por lo menos una vez había cumplido. Al fin habíamos cenado. Dos adultos enfrentados, hablando de su vida, de recuerdos de antaño.

Mire la hora en el televisor, aun pasaba música clásica, y determine que era muy tarde. Le dije que me iba. Me puse el saco, nos abrazamos por un momento y comentamos que la noche había sido muy agradable y que se repetiría. Me despidió en la puerta, y le pedí que me acompañara abajo. Me miro, y me dijo me estas pidiendo actos de caballerosidad de los cuales no estoy acostumbrado. Que puedo hacerlos pero no están en mi naturaleza. Querría que estuvieran pensé. Así, me acompaño hasta la puerta. Eran las 3:30 hs. esta vez todo realmente había cambiado.

Me fui de su edificio. La noche me envolvió a mí esta vez. La cama se convirtió en charla, la madrugada se transformo en noche, y en vez de partir él de mañana partí yo de madrugada. Camine una cuadra, tome el taxi, llegue a casa, no podía sacar conclusiones, mucha información que nunca hubiera esperado. Resulto la cena más buena de lo que me imaginaba. El futuro incierto era una constante. ¿Volvería a verlo?. Todo dependía esta vez de su parte.

“La abundancia del vivir”

encuentro s

“When I’m drawing my last breath, I won’t be thinking about all those fancy degrees or conferences I spoke at. You only have a few times in your life to really cut you loose, so you might as well take them when they come”.

(Cuando este dando mi último aliento, no voy a estar pensando en todos los grados de fantasía o conferencias que di. Sólo hay un par de veces en tu vida para perderte, por lo que tendrías que tomar esas oportunidades cuando vienen.)

Hay días que me gustarían que fueran filmados, sobretodo cuando te imaginas que va a pasar una cosa y termina otra completamente diferente sucediendo. Me tenia que levantar a las 6 am para ir a meditar y aunque lo hice, la almohada le gano a las ganas y me quede durmiendo hasta que un llamado por teléfono me levanto y me hizo darme cuenta que no llegaba a mi clase normal de yoga y ya llegaría tarde al Stand que tenia que terminar de pintar en FE VIDA; así que sin apurarme ya que mientras tanto tenia que coordinar la llegada de un amigo español de cuando vivía en Utrecht que no veía hacia mas de 10 años y que pararía solo 6 horas por buenos aires y quería visitarme. No entendía que quisiera verme después de tanto tiempo y pudiendo hacer tiempo en el aeropuerto por el trasbordo o ir a ver algo turístico.  Hacía como 6 días que estaba con la visita porque me había contactado con linkedin cosa que ni entiendo para que sirve y no sabía nada de su vida por tantos años pero no podía explicarle en la cantidad de cosas que estaba metida. Deje que fluya, le dije que viniera a casa desde el aeropuerto ilusamente pensaba que iba a terminar.

Llegue en bici tarde a pintar pero la onda de la feria me encanto, todo el mundo contento, no se si es la espiritualidad que te pone sonrisas pero me dejaron entrar con la bici al lugar de exposición cosa que no podía creer. Me puse a pintar, y claramente a la hora que pensé que terminaría no lo hice y tuve que decirle a mi amigo español, por suerte existe el whattsapp, que fuera directamente a la galería que tenia que presentar algo. Me habían regalado la entrada para ir a ver a Ravi Shankar y con la difusión que tiene su figura sentí que tenía que sacar mis propias conclusiones al respecto, debía experimentar su presencia. Encontrarme con mi amigo español era mas importante para mi que Ravi Shankar pero dado que percibí que no iba a llegar a la hora que me dijo me deje fluir y me fui en bici a casa para cambiarme para volver a escucharlo. Cuando estaba volviendo a agarrar la bicicleta siento que si me iba a encontrar con mi amigo, no era tan buena idea. Así que vuelvo a dejar la bici y paro un taxi que se me va pero agarro al de atrás y me toco un taxista muy simpático que me hizo reír todo el viaje y al mismo tiempo me dijo hablemos solo cosas buena onda (parece que los taxistas con este “let motiv” me tocan a mi).

Llegue a las corridas pero dispuesta a escucharlo. En realidad lo que mas me conmovió del evento fue ver la cantidad de personas maravillosas convocadas en buenos aires para hablar de la espiritualidad, entendida como algo que uno hace para estar mejor con uno mismo y al mismo tiempo lo puede extender a los demás. La meditación del Ravi Shankar me dio mucha paz. Tengo que reconocer que me transporto a mi mundo y no escuche nada de mi alrededor, pero mi compañera cuando abrimos los ojos me dice, no escuchaste al periodista protestando, etc., etc. Le contesto que la verdad que no, me fui a otro lugar, pero tampoco sentí que me cambiaba la vida su presencia. Cero fanatismo.

Salí con mi sonrisa dispuesta a encontrarme con mi amigo español en la galería y me encuentro con una periodista que me dice con tu look colorido me das para la nota, pensando que me iba a preguntar algo mas global sobre la feria, me sorprendió la cantidad de stands y cosas lindas y ricas para ver, probar y comprar. Pero ante mi sorpresa me pregunta que siento sobre Ravi Shankar y realmente no sentí nada especial o diferente, así que tuve que cambiarle de tema, contándole de la responsabilidad de cada uno por hacer la diferencia, por no engancharse, por sonreír y hacer cosas que uno hace bien, le hable de bancarte, y la importancia de los colores en nuestra vida. Claramente no conteste su pregunta así que me fui riéndome convencida de que no iba a salir la nota. También me entere que el lío del periodista se debía a que cuando nos hicieron cerrar los ojos el camarógrafo también lo hizo con la sorpresa de que le robaron mientras tanto el lente de la cámara, ya ni meditando hay respeto.

Salí de la feria plena, y feliz y me encontré con la lluvia constante y un trafico terrible, claramente tomar un taxi me haría llegar tardísimo a la galería así que me fui caminando bajo la lluvia (eran siete cuadras), riéndome de todo lo sucedido en el día, nada de lo que había pensado había sucedido.

Llegue a la galería y me encontré a 50 artistas maravillosos convocados para intervenir un banco, otro bancarte, pero este con fin solidario, para caritas san isidro en el marco de Arte espacio. Yo tendría que haber pasado a buscar mi banco por Dara dado que lo había dejado el día anterior porque no había entendido el mail y como claramente no pude pasarlo a buscar, fui sin esperar que estuviera ahí, pero por suerte lo trajeran igual, así que me reencontré con mi banco rodeado de muchos hermosos bancos y encontrándome con grandiosos artistas y diseñadores, una fiesta. Pero lo que capto toda mi atención fue encontrar a mi amigo español mimetizado entre todo el ruido de la gente. Había cambiado, era todo un hombre aunque su sonrisa se mantenía inalterable.  Hacia 10 años que no nos veíamos pero parecía que fuera ayer y estaba mas buen mozo de lo que recordaba. Nos habíamos conocido porque se había enamorado de mi arte ya que pintaba para la revista de la universidad de Utrecht cuando vivía allá, y haciendo memoria, termine dejando por un mes y medio las valijas hasta volver a la argentina en su casa en España mientras me iba a Marruecos y a seguir viajando por Europa. Una caradura total porque ni lo conocía pero se había presentado en una estación de tren como el fanático que me escribía (no habíamos compartido clases ni salidas pero recibía mails de lo que le generaban mis dibujos) y me dio su teléfono por si alguna vez necesitaba ayuda en Madrid, y sin dudarlo cuando llegue al aeropuerto lo llame. Me reía yo mismo de la gente que uno va conociendo en la vida y como se la reencuentra en momentos impensados, porque la verdad después de 10 años y sin tenerlo en mis contactos de Facebook ni sabia en que andaba y menos en la corrida en la que yo me encontraba (llegue a rezar porque le pasara algo al avión y se retrasara ya que estaba sin tiempo para nada).

Me saque la foto y le dije vayamos a casa, seguía lloviendo en buenos aires, y logramos conseguir un taxi para tratar de ganar tiempo en el no tiempo lineal para que a las 21:30, en cuatro horas, lo pasara a buscar un taxi para que regresara a Londres donde estaba viviendo. Me contó de la última vez que había estado en buenos aires parando en casa, cosa que yo ni recordaba, en que situación me encontraría que ni lo había registrado. Lo miro y le digo me sorprendió tu mensaje en linkedin que quisieras visitarme en vez de ver algo de buenos aires, me sentí casi un monumento, me mira y me dice: “Maria es Maria”.  Y ahí me agarro de la mano y no pude soltarlo. Me contó que venia de hacer un voluntariado en Bolivia con chicos con discapacidades varias en el medio de la jungla, que había comprado especialmente el pasaje para que parara en buenos aires y pudiéramos reencontrarnos, que tenia ganas de verme pero no sabia en que situación me encontraría por eso el mensaje. Para esto yo venia de estar enamorada de alguien que hacia un mes que no me llamaba y el español se había comprado un pasaje para poder verme (en esos momentos entendes que cuando hay ganas no importa nada mas que llevarlo a cabo y podes ver mas claro lo que no es). Fue eterno el recorrido, hablando de la vida.

Llegamos a casa, había cambiado, el se acordaba de detalles y tenia muy presente un pasado que yo lo tenia desdibujado pero en el hoy yo no dejaba de mirarlo. Se había transformado en un hombre y tenía energía linda, y me encantaba, le mostré los cuadros de la ultima exposición, y saca un regalo de la valija de Bolivia para mi y me agarra entre sus brazos, nos abrazamos un largo rato, con un silencio que hablaba, y terminamos besándonos y enredados en mi cuarto. Llovía, era perfecto para mimarse. Tratamos de ponernos al día, contándome viajes alrededor del mundo y como si hubiera sabido que había posibilidad de estar juntos hubiera cambiado el viaje. Se había pasado la semana entera parando en casa pensando en como conquistarme 9 años atrás y ahora simplemente sucedía sin ya esperarlo (y yo ese capitulo ni me lo acordaba). Lo miro y le digo no estaba en mis planes que esto sucediera. En un momento me confeso que tenia pareja pero que valía la pena estar conmigo, que no podía creerlo, lo había soñado desde que me había conocido. Su mirada era transparente y su corazón estaba abierto, sentí su belleza y me sentía valorada. Me hacia sentir una joya valiosa cosa que a veces olvidaba.

El taxi toco el timbre que lo llevaría al aeropuerto, se vistió mientras lo cargaba que no había tomado ni un mate y me dice que vino a buenos aires pensando que iba a comer carne y termino comiendo de la buena. Nos reímos y nos despedimos hasta que algún nuevo encuentro nos cruzara. No era importante el futuro, sino solo lo que había sucedido. Finalmente nos habíamos encontrado. Entendí que muchas veces uno no ve a quien tiene alrededor, no se da cuenta, yo había pasado una semana en su casa en España pero tenia otra historia en mi cabeza y cuando había venido a visitarme a buenos aires también me encontraba en otra y el nunca había tenido el coraje de expresarse, de decirme lo que le pasaba conmigo. Y esta vez sin ni siquiera imaginármelo me mostraba quien era y que valía la pena. Solo tenia que seguir confiando que el correcto llegaría a mis brazos en el momento indicado, mientras tanto la vida se transforma al vivir los momentos que se te presentan.

A los 10 minutos que partió, llegan a casa unos compradores, desde hacia 10 días que íbamos coordinando la visita a casa, que cambio 10 veces de horario, y ya me reía de que a las 21:45 vinieran a ver cuadros, pero como el día había fluido de una manera extraña sin control lo aceptaba y fue mas que acertado. No solo nos reímos viajando en la imaginación y contando anécdotas para explicar cuadros, sino que terminamos concluyendo que la vida es aceptar el encuentro,el desafío que te presenta y dejarte navegar en el río sin pensar en el camino,dejándote fluir por lo que si esta funcionando. Se fueron con la alegría de que un maravilloso cuadro que encierra una maravillosa historia tiene nuevos dueños y con el llamado de mi padre diciéndome que estaba haciendo de espiritualidad que salía en la televisión. Lo cual me hizo reír a carcajadas porque la verdad le dije al periodista lo que quería decirle y nunca lo que me preguntaba, pero lo mismo valió la pena mostrarlo y no solo eso al rato el hombre que hacia un mes que estaba esperando su llamado me había visto en la televisión y me contactaba para contármelo.Ser uno mismo siempre es dar más y nunca podes saber lo que es correcto hasta que acontece y hay muchas cosas que no sabemos que pasan mientras pasan otras y del misterio esta llena la vida.

 

No hay que hacer nada para conseguir pareja, solo fluir.

encuentro de pares 2

“Encuentro de pares”

A lo largo de mi vida, he buscado el amor por cada país que he visitado, en cada minuto que he transcurrido, he tratado de verlo tomando plantas sagradas y hasta tratando de adelantarme al futuro pero todavía no lo he encontrado. En algún punto entiendo que no puedo describirlo porque no se si quiero hacerlo. Durante años me encuentro con personas una y otra vez iguales, que comparten ciertos detalles, ciertas particularidades que los hacen especiales para mí. Una y otra vez vuelvo a transcurrir una historia y cada vez trato de cambiar el final o de probar de una nueva manera y por más diferencias que haga, vuelvo a empezar de nuevo. Ya no se que pensar sobre el amor, porque no es importante el decorado ni el lugar sino la energía que esa persona te proyecta. Ya no se que decir sobre el encuentro porque mágicamente te sorprende, te toma desprevenida. No sabes cuando ni como te encuentra, te sonríe a tu lado y una tibia corriente de aire te envuelve, tus ojos se abren más que nunca cuando permanecen cerrados y no necesitas decir palabras porque te reconoces en la mirada.

Tal vez mi utopia del amor me hace permanecer en búsqueda, en constante movimiento, en constante viaje, pero en todos estos años he descubierto que el amor no se racionaliza, no se crea con el accionar, sino simplemente te encuentra. El amor es una gracia, casi como un don. Hay gente que no puede entenderlo, porque no sabe lo que es no tenerlo. La ausencia es casi la prueba fehaciente de la presencia. Solo puedes saborearlo, disfrutarlo, cuando lo pierdes. Que increíble que es la vida que te hace entender las cosas cuando faltan, que te hace ver mejor cuando no las tienes. Seria bueno empezar a disfrutar de la existencia en el transcurrir de los días, entendiendo que las cosas suceden como las estaciones, los ciclos comienzan y terminan, las personas transcurren el tiempo necesario para que te veas, para que te entiendas.

No necesito a nadie para ser feliz, pero que lindo que es poder compartir con alguien el silencio, la calma, la tempestad y el vacío. Que lindo es poder soñar de a dos el mundo que creas con tus acciones, que armas con tus decisiones. El amor es una construcción cotidiana, pero en su inicio tiene una cuota de magia con alquimia del perfecto timing y de muchas ganas. El paso del tiempo me ha hecho ver las cosas desde otros ángulos, y la paz inunda mi vida al entender que todo es lo correcto y no dudo en seguir transitando, buscando en el mundo señales, rutas, caminos, que me lleven a encontrar dos ojos que me miren de tal forma que todo el pasado se disuelve y todo el futuro se frena en pos de un presente incierto pero maravilloso que hace que sin dudarlo me lance al encuentro. Abra mi corazón y diga: te sigo hasta donde quieras llevarme porque no necesito palabras, solo sentirte me alcanza…

Escribí esto después de mirar la película RUBY SPARKS (http://www.youtube.com/watch?v=gSYv1XxGxJg), el que no la vio la recomiendo. Me di cuenta que el amor no se da siempre aunque el decorado y todos los ingredientes parezcan perfectos, ni el galán de turno sea de postal de calendario, se necesita algo diferente de explicar, solo se siente cuando es el correcto, no se explica ni se intelectualiza, solo fluye, solo sucede, y hay que estar abierto a que te sorprenda. A veces es tan insignificante la forma del encuentro y al mismo tiempo si el universo no hubiera confluido para que todo lo demás sucediera no hubiera pasado.

Maravillosa, dulce, bella, creo en las sincronicidades, la vida esta llena de ellas, linda película sobre los encuentros : PAPERMAN

http://www.movieweb.com/movie/paperman/full-movie