Los planes para abrir la primera mina en el océano profundo están muy cerca de hacerse realidad. Una compañía minera canadiense alcanzó un acuerdo con Papúa Nueva Guinea para comenzar a perforar un área de lecho marino. El controvertido proyecto pretende extraer menas de cobre, oro y otros metales valiosos a 1.500 metros de profundidad.
Sin embargo, grupos defensores del medio ambiente dicen que la actividad minera en el suelo marino será devastadora y causará daños duraderos en la vida oceánica. Defensores del medio ambiente temen consecuencias letales de la minería para los ecosistemas del lecho marino.
La compañía Nautilus Minerals ha estado tras la pista de los minerales submarinos en el área marítima de Papúa Nueva Guinea desde los años 90, pero una larga disputa con el gobierno de ese país sobre los términos de las operaciones había trabado sus planes.
Pero bajo el acuerdo que acaban de alcanzar, Papúa Nueva Guinea tendrá un 15% de participación en la mina al contribuir con U$120 millones en los costos operativos.
“Tomó mucho tiempo pero todos están muy contentos”, dijo a la BBC Mike Johnston, director ejecutivo de Nautilus Minerals.
“Siempre ha habido mucho apoyo para este proyecto y lo atractivo es que generará una cantidad significativa de ingresos en una región donde normalmente eso no se espera”.
La mina se centrará en un área de fumarolas hidrotermales de las que surge agua muy caliente y ácida desde el lecho marino y se encuentra con agua marina mucho más fría y alcalina, lo que produce depósitos con una alta concentración de minerales.
El resultado es que el lecho marino está formado por menas que son mucho más ricas en oro y cobre de las que se pueden encontrar en tierra.
Johnston dice que una sonda de temperatura que estuvo en el lugar por 18 meses estaba cubierta por un “cobre de alta pureza alrededor”.
Romper el fondo
Durante décadas, la idea de explotar estos depósitos –y nódulos del fondo marino ricos en minerales– se descartó como irrealizable por el desafío de ingeniería y el alto costo que supone.
Pero el auge de las operaciones marinas de gas y petróleo en años recientes ha propiciado el desarrollo de tecnologías para las profundidades oceánicas, en un momento en que la intensa demanda por metales preciosos ha elevado los precios globales.
La mina, conocida como Solwara-1, será excavada por una flota de máquinas robóticas dirigidas desde un barco en la superficie.
Una de las máquinas robóticas submarinas se completó en el Reino Unido.
La construcción del artefacto más grande, una máquina cortadora de 310 toneladas, fue completada por un fabricante británico especializado, Soil Machine Dynamics.
El plan es romper la capa superior del fondo marino para que las menas puedan ser bombeadas a la superficie como lodo.
El acuerdo con Papúa Nueva Guinea despeja el camino para que Nautilus encargue una embarcación especial para dirigir las operaciones.
La extracción propiamente dicha podría comenzar en unos cinco años.
Pero los activistas medioambientales llevan advirtiendo desde años que la actividad minera en el lecho marino será enormemente destructiva y que sus efectos exactos aún no se conocen.
Santuarios submarinos
“La amenaza emergente de la explotación minera submarina es una llamada de atención sobre la necesidad de proteger los océanos”, dijo Richard Page, especialista en océanos de Greenpeace.
“El océano profundo aún no ha sido mapeado o explorado y por lo tanto la potencial pérdida de fauna y biósferas por la mina aún no se conoce”.
“Sólo 3% de los océanos y el 1% de las aguas internacionales están protegidos, lo que los convierte en algunos de los lugares más desprotegidos de la Tierra; lo que necesitamos desesperadamente es una red global de santuarios océanicos”.
De acuerdo a Nautilus, la mina tendrá un impacto ecológico mínimo, cubrirá un área equivalente a 10 campos de fútbol y se centrará en una zona que tiene más probabilidades de ser recolonizada por la vida submarina.
La idea es de explotar los sedimentos de minerales alrededor de las fumarolas.
“Es un sistema resistente y los estudios muestran que la vida puede recuperarse en 5-10 años. Un sitio de fumarolas activo que queda 1km hacia el sudeste tiene los mismos bichos y caracoles y la corriente los traerá hasta el lugar de la mina”.
“Estimamos que se recuperará bastante rápido”.
Sin embargo, este será el primer intento de extraer minerales del fondo oceánico, por lo tanto las operaciones –y las afirmaciones de la compañía sobre su impacto – serán observadas con mucha atención.
Hasta ahora, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés) – el organismo de Naciones Unidas que regula esta industria emergente– ha otorgado 19 licencias para explorar minerales submarinos.
La ISA, que ha recibido con beneplácito el acuerdo entre Nautilus Minerals y Papúa Nueva Guinea, está actualmente elaborando las pautas generales para la gestión medioambiental de la futura explotación minera submarina.
“Esta es una oportunidad muy interesante y esperamos aprender de las pruebas de la nueva máquina, que es la primera de su tipo en el mundo, y debería darnos valiosa información sobre la viabilidad técnica y el impacto ecológico”, dijo a la BBC Michael Lodge, de la ISA.
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Fuente: BBC ciencia