¿Nos toman por pelotudos?

#EscritosDeLaVida

Uno anda por la vida contento, alegre. Silbando bajito de la felicidad que tiene por momentos. Hasta que llega el instante, y la vida se detiene ante alguna circunstancia.

Como por ejemplo…

Cuando nos toman por pelotudos.

Ahí uno lo advierte, se anoticia. Se da cuenta que ha sido signado de esa manera. Y que las circunstancias lo invitan a asumir ese papel. Ese papel que viene hacia nosotros de manera decidida, irrenunciable.

El que nos quiere imponer sin el más mínimo de los miramientos el rotulo.

Mirate, vos. Sí, sí. A vos te hablo.

Es como que nos dicen.

Mirá que pelotudo que sos.

Gil.

Y uno ahí no sólo se anoticia. Se indigna al instante. Porque por supuesto no quiere, no quiere que sea embestido con esos dotes y tenga que oficiar con cara de angelito el título que rechaza.

El de pelotudo.

Por eso se indigna y se siente abusado en su confianza. A lo sumo se pregunta por qué no podían quedarse en el terreno de la sospecha. Pero no, ya han determinado la resolución y uno ha sido el titular de la embestida, sólo le queda ofuscarse, protestar, poner el grito en el cielo.

Dar cuenta de que se hará respetar, que no va a permitir que se le burlen en la cara. Que las inconsistencias de la picardía del otro son y serán inaceptables. Y que no aceptará para nada la intención de condecorarse con un título que rechaza de plano.

No obstante, nada nos garantiza que el otro reconsidere su intención y nos embista con el título que repudiamos.

En ese caso hay dos posibilidades.

El otro se cree muy vivo o nosotros somos muy pelotudos.

 

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tapa2 para faceEscritos de la Vida - Juan Valentini