En la reducida superficie que forma la cara hay varias docenas de músculos, lo que explica la enorme expresividad del rostro. Cuando fruncimos la frente, estamos usando un músculo que va desde la parte posterior del cuero cabelludo hasta la parte superior de las cejas; pero los músculos como éste son raro, ya que la mayoría están colocados por pares a uno y otros lados de la cara.
Alrededor de los ojos hay un músculo anular, que al contraerse cierra los párpados; pero es otra serie de músculos la que los eleva y otros más los que fruncen el entrecejo. Los movimientos del globo ocular, los producen y controlan seis pares de músculos.
Las aletas de la nariz se dilatan cuando estamos furiosos para permitir que entre más aire. Esta dilatación es producida por un par de músculos y hay otro par opuesto que las constriñe. Cuando arrugamos la nariz, notamos que la punta y el labio superior se mueven hacia arriba controlados por un par de músculos comunes que corren a lo largo de la nariz.
La boca es la zona de la cara que tiene mayor movilidad. Cuando proyectamos los labios hacia adelante para dar un beso o cuando los apretamos contra los dientes, estamos usando un esfínter que forma la mayor parte de los labios; pero además tenemos otros siete pares de músculos que mueven las comisuras hacia arriba o abajo, hacia afuera o adentro. Si sacamos hacia afuera el labio inferior, estamos utilizando además los músculos de la barbilla.
Los músculos de la mandíbula, que pueden ejercer una presión de hasta 90 kg, y los de las mejillas, que usamos junto con los labios para chiflar, son los que más intervienen en la masticación y en el habla. Los distintos movimientos de la mandíbula están controlados por cuatro pares de músculos. La mayor parte de la gente es capaz de mostrar una amplia gama de expresiones faciales que no son más que el reflejo de sus pensamientos y emociones internas. Aunque casi todas las sociedades tienen reglas que gobiernan la manifestación externa de sentimientos, que señalan por ejemplo, cuándo es correcto sonreír o demostrar tristeza en público, en cuanto estamos desprevenidos todos usamos las mismas expresiones faciales para indicar sorpresa, enojo, miedo, tristeza y otras emociones básicas. Sin embargo, hay expresiones que son ambiguas: la mueca que distiende los labios lo mismo puede indicar alegría o diversión que expresar nerviosismo o aprensión. Otras emociones básicas. Sin embargo, hay expresiones que son ambiguas: la mueca que distiende los labios lo mismo puede indicar alegría o diversión que expresar nerviosismo o aprensión.
A medida que envejecemos, las expresiones más habituales se van marcando en la cara, ya que las arrugas indican los músculos que usamos con más frecuencia.
El músculo más fuerte es el masetero, que está en la cara y participa en la masticación.
Los músculos más activos del cuerpo son los del ojo, que se mueven más de 1 millón de veces al día. Hasta 5 veces por segundo es capaz de abrir y cerrar el ojo.
Las expresiones de nuestra cara, desde la risa al llanto, están controladas por 18 músculos faciales. Para sonreír empleas 17 músculos, pero para fruncir el ceño empleas 43.
El corrugador: podemos alzar y bajar las cejas y nos dibuja pliegues verticales en el entrecejo.
El cigomático: elevamos las comisuras de los labios, por ejemplo para sonreír.
El buccinador: Se le llama el músculo del trompetista ya que “buccia” significa trompeta en italiano. Mantiene firme las mejillas. Y así podemos soplar con fuerza una trompeta, un globo o las velas de cumpleaños sin que se desprendan las mejillas.
El músculo más importante para besar es el orbiculares oris, también conocido como el “músculo del beso”, el cual permite fruncir o plegar los labios cuando besan. Y se necesita activar 34 músculos para dar un beso francés.