Por: Fernanda Bolagay
¿Tenés tu propio negocio, sos autónomo o emprendedor? Seguramente te enfrentarás al típico problema de poner precio. ¿Suficientemente alto para tener margen de ganancia o excesivamente bajo para conseguir nuevos clientes?
Recordá siempre que “elaborar un buen presupuesto puede salvar vidas”. Para poner el mejor precio a tu cliente debes tomarte tu tiempo. Comenzá por organizarte y preservá el futuro de tu trabajo. El presupuesto es tu segunda carta de presentación, veamos cómo armarlo:
- Evaluá el tipo de proyecto: complejidad de la demanda, tiempo a invertir, etc.
- Tené en cuenta si vas a necesitar a otro proveedor, y estima los valores correspondientes.
- Establecé los tiempos que va a durar ese proyecto.
- Dejá en claro qué es lo que harás: en qué consiste puntualmente tu trabajo (a mayor detalle menores posibilidades de malentendidos y evitarás problemas de expectativas falsas).
- Dejá en claro cuáles son tus políticas: “el producto se retirará en nuestras oficinas”, “nuestro horario es…”, “trabajamos de lunes a viernes”, “el presupuesto no incluye…”, etc.
- Hacé una lista de cuáles son las cosas importantes para vos y en base a eso explicale al cliente todo lo que sea necesario para comenzar a trabajar. Así evitarás inconvenientes de último momento.
- Establecé los costos adicionales desde el primer momento: por ejemplo envíos fuera de provincia, más impresiones de las acordadas, etc.
- Dependiendo de tus servicios, es bueno acostumbrarse a pedir un anticipo. Si bien esto aplica más para algunos servicios y profesiones, como por ejemplo, los diseñadores suelen pedir un anticipo del 50% antes de comenzar a diseñar y el resto contra entrega, en todos los casos es una manera de preservar las horas dedicadas a tu trabajo. Esto también funciona en el caso de algunos productos.
- Antes de empezar a trabajar, solicitá la aprobación del cliente, por lo menos en un mail, para que te respalde a futuro.
- Datos que no pueden faltar en un presupuesto: nombre del cliente, datos de contacto de la empresa, detalles específicos, precio unitario, plazos de entrega, plazos de correcciones (dependiendo del rubro), políticas o modalidad de entrega/desarrollo de servicio, tiempo del validez del presupuesto.
Recordá siempre: si el cliente no se ajusta a tus reglas o políticas, deberás decidir si aún así te arriesgás a trabajar, o preferís ir en busca de nuevos contactos. Antes que nada, en todo emprendimiento, tené siempre en claro tus políticas. Si vos respestás las normas de tus proveedores, ¿por qué no podés generar las reglas propias para tu empresa?