Por segundo año consecutivo, se da un hecho curioso: el ganador del Premio Nobel de Literatura no está en los catálogos de las grandes librerías argentinas. Por eso, los exitistas o los curiosos que quieran poner a prueba el galardón, con alguna obra de este autor, este año, al igual que en el 2011, cuando le dieron el premio al poeta Tomas Tranströmer, no podrán hacerlo. Por lo menos en el corto plazo.
Casualidad o no, luego de consultar esta mañana sobre la disponibilidad de las obras de Mo Yan, obtuve una idéntica respuesta: “No tenemos stock”.
Con el antecedente del año pasado, queda entonces el interrogante de si este faltante es producto de los batacazos de la prestigiosa academia sueca, o si se trata de un tema un tanto más complejo. Quizá esta simple casualidad, no más que anecdótica, sirva para reflexionar sobre qué clase de literatura consumimos. Si incluso la literatura, escapa o no, a los dictámenes del mercado.