Esta pregunta suele aparecer en varias charlas. Con el surgimiento de las nuevas tecnologías y la sofisticación de la industria del entretenimiento se podría llegar a concluir que sí; que la lectura ha dejado de tener un lugar central en la vida cotidiana de las personas. Pero leer no discrima los soportes, es decir, la lectura no tiene que ver sólo con libros y diarios. Las palabras que leemos también están en la web y en el celular, por ejemplo, abriendo nuevos caminos a la hora de responder la pregunta de rigor.
Pensemos en una persona de los años 80: Se levanta a la mañana, lee el diario mientras desayuna y se va a trabajar. En el almuerzo relee algunas revistas especializadas como puede ser de fútbol, música o moda. Sale del trabajo, llega a la casa y prende la televisión. Habla por teléfono con algún familiar que vive lejos de su casa. Se hace la hora de la cena y se sienta a comer mientras dialoga con su familia. Hace la sobremesa mirando alguna película y, cuando ya se hizo tarde, se recuesta en la cama a leer la novela que recientemente se compró.
Ahora pensemos en una persona de nuestra época, de hoy: Amanece con el sonido de la alarma del celular. Se levanta y prende la computadora. Navega por los principales diarios digitales, entra en una página web de su interés y revisa su casilla de mail para contestar alguno que tenga pendiente. Termina de desayunar y va al trabajo. En el camino escucha la radio con los auriculares conectados al celular mientras entra a Twitter para ver cuáles son los Trending Topic del momento. En el almuerzo del trabajo repasa los diarios que dejaron en el comedor. Mientras trabaja entra a Facebook para ver si lo etiquetaron en alguna foto, a Twitter para ver si le hicieron alguna mention o retuitt y husmea por algunos foros de su interés ya que su herramienta laboral es la computadora. Cumple la jornada, llega a su casa y enciende un rato la televisión. Luego se conecta a Facebook y chatea con algunos amigos sobre las novedades de la semana y qué planes tienen para el finde. Postea en el muro una noticia de política que le pareció importante. Se la comentan y se inicia el debate con los comentarios. Se pone a cocinar junto a su mujer. Intercambia mensajes de texto con alguno de sus hijos para saber cuánto le falta en llegar ya que pronto estará la cena. Comen todos juntos mientras charlan de lo que les sucedió en el día. Hace la sobremesa mirando la TV. Luego se va a dormir y, si aún no está tan cansado, se pone a leer la novela que recientemente se descargó en su tablet.
Cuando comparamos la vida cotidiana de estas dos personas notamos que el cambio es notable. Este ejercicio nos permite entender qué modificaciones se produjeron en sus hábitos de lectura. Pero si volvemos a la pregunta de inicio las respuestas pueden variar. ¿Se lee menos que antes? Evidentemente estamos inmersos en la sociedad de la información donde nos encontramos constantemente con textos. Leemos en el chat, en los SMS, en los blogs. Leemos en Twitter, en Facebook, en Google+. Leemos en diarios digitales, en sitios especializados, en foros. Y leemos también e-book. Pero no dejamos de leer en diarios, revistas y libros en papel. Quizás lo hacemos menos pero la facilidad en el acceso que nos brindan los medios electrónicos hace que estemos en mayor contacto con la lectura. Hecho este pequeño análisis y lejos de la visión apocalíptica, podemos afirmar que en estos tiempos se lee mucho más.