Por: Juan Pablo Parrilla
La prestigiosa Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC) está juntando firmas para exigir que el Gobierno ponga fin a la publicidad de cigarrillos en los puntos de venta, con la mirada puesta en los quioscos, donde la industria tabacalera suele promover sus productos entre chupetines y caramelos. Junto a otras ONG de Brasil, Colombia y México lanzó una campaña internacional para darle mayor difusión a la problemática.
La campaña es acompañada del hashtag #AltoALasTabacaleras y un video en el que las ONG preguntan: “¿Cómo llamarías a alguien que intencionalmente pone veneno al alcance de los niños?”. La respuesta no es “asesino”, “perverso” o algún insulto, sino “industria tabacalera”. Y el objetivo no es otro que naturalizar el consumo.
“La industria tabacalera se las ingenia para continuar apuntado a los jóvenes con sus estrategias de marketing”, protestó la vicedirectora de la Fundación Interamericana del Corazón Argentina, Mariela Alderete. Y explicó que en muchos países de Latinoamérica “están implementando nuevas metodologías para promocionar sus productos”, como el uso de paquetes de cigarrillos como decoración.
En Argentina sólo puede haber publicidad de cigarrillos en forma directa a mayores de 18 años y previa autorización, o en los puntos de venta, pero con varias limitaciones. El resto está prohibido. Sin embargo, las tabacaleras no lo cumplen.
Un relevamiento realizado el año pasado en cinco provincias arrojó que en el 73,3% de los quioscos se violan las restricciones a las publicidades de cigarrillos en los puntos de venta, como el límite de 30 x 30 centímetros para los carteles o la prohibición a que los avisos tengan luces o pantallas, o puedan ser vistos desde afuera del local.
Cualquier argentino puede corroborar, por ejemplo, que en todas las estaciones de servicio de YPF, Shell o Esso la publicidad de cigarrillos no se adapta a esas normas. Lo mismo ocurre en los quioscos de la cadena Open 25.
Pero las violaciones también se pueden ver en la noche, sobre todo en bares y boliches, donde no puede haber avisos de cigarrillos. Este año las tabacaleras hicieron una intensa campaña en la costa bonaerense, con publicidades al por mayor en los paradores de la playa, que desde ya, son ilegales.
“En las principales ciudades de la costa, durante enero, se pudieron encontrar carteles luminosos de grandes dimensiones de marcas de tabaco, objetos decorativos y promotoras entregando paquetes de cigarrillos en bares y boliches. Estos espacios son principalmente concurridos por jóvenes, segmento clave al que apunta la industria tabacalera para atraer nuevos consumidores”, precisó FIC en un comunicado.
Puertas adentro las tabacaleras han definido a los menores como los “fumadores de reemplazo”. Así los han bautizado en documentos anteriormente secretos. Para una industria que pierde a la mitad de sus clientes por consumir el producto que vende, ganar dinero es todo un desafío. Para eso existe el marketing.
Puede firmar el petitorio desde este link.