Por: Paula Denis
Algunas actitudes femeninas resultan casi predecibles: la ira porque la cadena Nacional cortó a la mitad la novela; el llanto ahogado mientras mira “Diario de una pasión”; el panic attack previo a una fiesta; el desborde hormonal de esos días; y, por supuesto, la resurrección cual “Ave Fénix” luego de una ruptura.
Después de la reunión clave con amigas en la que te acusarían de asaltar una carga de Kleenex y dos o tres cajas de té, de juntar en una tarde todos los chocolates permitidos del mes y de escuchar las frases de autoayuda que había en el repertorio, ellas te convencen de que salir a divertirte es la solución más efectiva y de rápida acción.
Enseguida comienzan a surgir todas las propuestas del fin de semana que no pudieron decir antes para no interrumpir tu mar de lágrimas, y accedés a ir a la fiesta de disfraces porque pensas que salir divina en las fotos de Instagram va a resultar un imán para atraer a tu ex de vuelta (bien sabés que todavía no te dio unfollow).
Cuestión que te pusiste el mejor disfraz de Catwoman que encontraste en Palermo y sentís que Halle Berry es un garbanzo al lado tuyo, subís tres selfies, una foto del lomazo producto de que corriste como Usain Bolt toda la semana para entrar en ese atuendo y otra con tus amigas, para que sepa que no vas sola. A medianoche, con ayuda del Wi-fi robado del salón de fiesta, das el golpe final: las chicas tienen una excelente toma de tu mejor perfil hablando con un chico.
Te sentís victoriosa, estas convencida de que no puede fallar. Te cruzas a un amigo del amigo de otro amigo que vive con tu ex y, como querés que le cuente al amigo del amigo que vive con tu ex lo bien que estabas, te ponés a charlar. Casi por casualidad, de no ser porque le preguntaste por “los chicos”, comienza a contarte que están todos espectacularmente bien, que tu ex esta enchufadísimo, que se va de viaje, que desde que te dejó es otra persona, y no lo querés hacer pero preguntas:
- ¿Con quién se va de viaje? ¿A dónde?
- Con esta chica, Bárbara creo que se llama, a esa isla de Brasil re conocida…
Automáticamente agarrás la cartera y vas al baño, no por necesidades fisiológicas, sino porque estas a punto de escribirle un testamento por WhatsApp al guacho que alguna vez te dijo que te amaba. Gracias a los tres shots de Vodka que tomaste tipeás el mensaje más o menos así: “Me cruce cn tu amigo me dijo quw estás saliendo cn esa minitah d Face q te preguntq quién era y me dijistq una compañera dl laburo y yo cmo una boluda te creí. Hacq cuanto q salen? Me cagabas? Spos un forro. Encima te vas a Brasil cn ella cuando te insistí todo un verano para q vayamos cn mis viejps y vos no querías proq me decias que odiabas la playa. No pedo creer q me hayas hechjo esto. Ojalá seas cornudo. Soreteeee.”
Respiras, tomás otro shot, y te vas al departamento a seguir llorando. Tu ex agarra el teléfono con Barbarita al lado, le lee tu Biblia y le dice: “Está re loca. Menos mal que la dejé.”