Saltando entre árboles

#ParquesYMuseos
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Una de las excursiones que nos ofrecieron en Ñandé Retá Lodge fue el Sendero Carayá, donde nos adentramos en un bosque lleno de plantas trepadoras (lianas, enredaderas, apoyantes), plantas parásitarias, plantas epifitas, plantas terrestres , también, hongos y líquenes, la cantidad de estos últimos son los que nos dicen el grado de contaminación que hay en la selva (a mas liquen menos contaminación).
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Nuestro recorrido comienza en el Centro de Interpretación de la Reserva natural Provincial del Iberá, a orillas de la Laguna Iberá, al lado de la casa de Guardia de Guardaparques, baqueanos de la zona que se incorporaron como custodios de la Reserva asesorando a los visitantes y sobre todo, evitando la depredación.
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Allí nos dirigimos al Microcine donde nos pasan un corto sobre la vida y el equilibrio del ecosistema de los esteros, para luego recorrer el Salón de exposiciones donde hay banners de las especies de flora y fauna, y tristemente de las que ya no están, como el Tapir, el Yaguareté, el Oso hormiguero y el Lobo Gargantilla (muy parecido a la nutria).
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5Al salir cruzamos la calle y entramos entramos al Sendero Carayá, donde Sebastián, nuestro guía nos cuenta lo que vamos a ver… El Mono Carayá o Aullador negro es curiosos, emiten potentes gritos; los machos adultos son negros, el pelaje de las hembras es marrón y el de las crías amarillento.

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Los Carayás están especialmente adaptados a la vida en los árboles, donde tienen sus dormideros, y sólo excepcionalmente bajan al suelo, donde sus desplazamientos son más torpes. Su larga cola prensil les sirve como quinto miembro pata facilitarles el equilibrio y el desplazamiento.

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Son herbívoros: se alimentan de brotes, hojas y frutos que recogen en árboles y enredaderas.

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Suelen desplazarse en grupos, de rama en rama, siguiendo a menudo las mismas rutas, deteniéndose a veces frente a los cruces dificultosos para aguardar las decisiones del macho mayor del clan. Desde que nace la cría hasta que alcanza los seis meses de edad, la madre la lleva aferrada a su regazo, luego se prende al dorso de la hembra.

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La cría ya crecida aún no sabe usar la cola para desplazarse de rama en rama y la madre sigue transportándola sobre su lomo. Su hábitat natural son las selvas tropicales, subtropicales y en galería, donde la foresta es densa y además de árboles de gran porte hay bambúceas, arbustos, hierbas, epífitas y lianas.

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13Desde la segura protección del ramaje, el Aullador emite su característico grito buscando amedrentar al posible enemigo. La especie es notablemente social y forma grupos complejos o clanes. En horas de bajas temperaturas, los Carayás se agrupan en las ramas altas buscando el calor del sol.

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El aullido sirve al parecer para señalar el territorio y a menudo es iniciado por un macho y continuado luego por otros. Ante la presencia de algún peligro por lo general las hembras y juveniles se limitan a chillar, mientras las madres con crías se refugian en las ramas más altas y los machos se acercan en actitud amenazantes.

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Cuando se siente observado, a menudo el Carayá le da la espalda al observador y cada tanto le echa miradas por encima del hombro. La longitud de tronco y cabeza es de alrededor de 65 cm y la de la cola, de 70 cm.

http://www.youtube.com/watch?v=JgJ1qcCkWvc

Lo que es verdaderamente mágico son las pequeñas hojas que caen sobre uno antes de verlos, es lo que hace completa la experiencia!

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Agradecemos a Leonor, Nía y José el habernos hecho participe de esta experiencia tan fascinante de nuestra Argentina, aún queda mucho por recorrer.
Date el tiempo de disfrutar la naturaleza.

Jimena Friadenrich
para Tur Aire Libre

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