Debido a que es un río excelente para pescar con artificiales, en baitcast, spinning o fly, cuando visitamos el Suiá Micu, en Mato Grosso del Norte, Brasil, no suelo utilizar carnada natural y pesca a la espera. Sin embargo, cualquier pescador que le dedique, aunque sea un día, de los cinco de la excursión, a está última modalidad, cambiando los lugares, sin duda, se divertirá por las distintas especies que irá encontrando. Otra opción interesante es que alterne pesca con carnada artificial y natural, o que vaya adecuándose a los distintos pesqueros que el guía le presente.
Las principales carnadas naturales son morena, lombriz y maíz remojado, que siempre tienen preparadas en la posada y, con solo avisar la noche anterior, ya cargan en los botes de aluminio con que salimos a pescar.
En sectores de barrancas, por ejemplo, con un solo anzuelo pata larga 5/0 y plomada corrediza de veinte a cuarenta gramos o sin plomo, de modo que el aparejo corriese a media agua, se pueden conseguir manduvas, surubíes chicos, pirararas medianas, grandes palometas, cacharas (surubí atigrados) y, por supuesto, los movedizos tucunarés.
El Suiá Micu no se caracteriza por tener peces de cuero de gran tamaño. Son rarísimas las pirararas, por ejemplo. Pero posee un amplio abanico de especies, que se agranda más cuando usamos equipos livianos. Cuando en los almuerzos nos detenemos en un lugar preparado ex profeso sobre una saliente, aguas arriba de la posada, mientras esperamos que cocinen un pescado y preparen alguna ensalada con farofa, sacamos bogas, matrinchás y palometas, en una corredera contra la barranca. Existen varias clases de pirañas y palometas, que reciben distintos nombres según la región. Quizá las más bonitas se caracterizan por una gran mancha amarilla sobre el opérculo y una mancha negra, más chica, pasando la apertura branquial, ya en el tronco. Las palometas más grandes son oscuras con la línea lateral bien marcada donde se produce el cambio de color a un gris más débil que va degradándose hasta el vientre blanco. Todas presentan los clásicos dientes triangulares de encastre y corte perfecto.
Con carnada natural también se obtienen los grandes trairones, especialmente en sectores donde es difícil lanzar un artificial, por tratarse de pescas verticales (debajo del bote) o por tener demasiada cantidad de ramas donde solo pocos señuelos pueden trabajar bien sin engancharse. La morena, con el anzuelo cubierto, suele ser la mejor celada y, como técnica, es muy eficaz, ya que, dándole un ratito más de tiempo con la carnada en la boca, lo que llamamos “una pequeña corrida”, generalmente se clava muy bien y firme en el costado de la boca un anzuelo simple, que no logra quitárselo con los impresionantes saltos que pega.
En 2014 volveré a esta zona del Amazonas con otro grupo de argentinos dispuestos a divertirse en los ríos tropicales más fantásticos del mundo sacando todo tipo de peces hasta el cansancio. Si querés acompañarme, contactame a nespesca@sion.com
Néstor Saavedra
para Tur Aire Libre
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