Estamos de vacaciones en toda la Argentina. Aunque no todas las provincias tomarán las mismas fechas, en julio y agosto los chicos de todo el país y algunos mayores, como los docentes, tendrán días libres para, entre otras alternativas, ir a pescar. Las chances aumentan con respecto a los fines de semana, incluso los largos, pues hay suficiente cantidad de tiempo como para visitar algún pesquero lejano al hogar. Claro que hay un inconveniente: las bajas temperaturas que hacen que se quiten de la lista muchos hermosos lugares, ya sea porque la temporada está cerrada legal o naturalmente, o porque no se quiere que los chicos tomen mucho frío.
Sin embargo, los papás, tíos, abuelos y otros familiares que quieren iniciar a los chicos en esta pasión saben que no pueden dejar pasar esta oportunidad que se presenta solo una vez en el año lectivo. De lo contrario habrá que esperar hasta el ya caluroso diciembre, que también tienen sus complicaciones, llamadas calor, exámenes y fiestas de fin de año.
Si el propósito es llevar a los chicos a pescar hay que tener en cuenta una premisa fundamental: el centro de salida son ellos. Es verdad que puede coincidir con una pesca o un pez o un lugar preferido por los más grandes, pero esta no debe ser la primera elección. Dicho de otro modo, si te gusta pescar pejerreyes en las lagunas quizá convenga esperar un clima más benigno, pues, en general, se utilizan botes abiertos y las lagunas no cuentan con reparo contra el gélido viento. Es más: si no sopla nada de viento, estarán más confortables los chicos, pero ¡no habrá pique, pues el pejerrey consume mucho oxígeno, proporcionado por el agua rizada!
Entonces debemos elegir la salida enfocados en los niños, respondiéndonos algunas preguntas básicamente en este orden: qué pez, en qué modalidad y dónde.
¿Qué pez? Es necesario que para que se entusiasmen haya abundancia. Si vamos a ir a pescar, por caso, dorados en un lugar donde hay muy pocos piques, aunque los peces sean grandes, no lograremos que el chico o la chica le tomen el gusto. Deberán esperar muchos minutos entre cada acción y será muy frustrante si no concretan el pique. En suma, será aburrido para quien no está acostumbrado a este tipo de desafíos.
En cambio, pescar mojarritas, amarillos, pejerreyes chicos o cualquier pez que abunde será divertido para ellos, les subirá la adrenalina, tendrá muchas emociones e, incluso, les hará olvidar el nuevo ambiente en el que están: al aire libre, quizá embarcados, tal vez lejos de una ciudad y, seguramente, distantes de una computadora y sin señal del celular.
¿En qué modalidad? Si esta es muy compleja, el novato no tendrá muchas chances, se complicará en el nerviosismo de no dejar pasar esta oportunidad y abandonará la práctica, no solo ese día sino de por vida. Sé que es hermoso pescar con mosca, pero mejor empezar con una técnica sencilla, con carnada natural, equipos livianos, peces chicos. Una pesca de mojarritas con boya y lombriz, o de bogas y bagres amarillos con un pedacito de corazón vacuno, le dará la posibilidad de aprender a lanzar, a encarnar, a clavar y a traer el pez hasta la lancha.
¿Dónde? Esta pregunta se resuelve sobre la base de las anteriores pero, si el viaje es excesivamente largo o cansador, puede volverse en contra. Lo mismo sucederá si el ambiente es muy salvaje e incómodo para los menores. Recordá que no vas en búsqueda de un trofeo para vos sino de un viaje placentero, grato, para ellos. El lugar básicamente debe ser limpio, lo más cálido posible (no olvidarse de arroparlo convenientemente), que no les exija un sacrificio tan duro que los haga desistir o se ponga fastidiosos. Es importante que no se dependa de otros para cambiar de planes: por ejemplo, una salida embarcada de mar en un barco con muchos pescadores no permitirá retornar antes de tiempo, si el chico se marea, descompone, tiene frío o, simplemente, se aburre.
Empezá siempre de abajo hacia arriba: de la pesca más sencilla a la más compleja, del pez más chico al grande, del lugar más cercano y cómodo al más lejano y agreste. No saltes etapas porque, con el tiempo, se paga.
Adonde vayas, el sincero deseo de que sea el inicio de una larga trayectoria de pesca del niño al que le abras una gran puerta a un sano esparcimiento. Eso sí: después contame así lo compartimos en este medio. Abrazo.
Néstor Saavedra
para TurAireLibre
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