Con altas aguas y clima muy desapacible (mucho viento, lluvia y frío), la semana pasada, el guía Eugenio Rivademar, de Lagos & Ríos Fishing Aventura, estuvo pescando en el río Limay y el Manso, en vadeo. Nos contó al respecto:
“El Limay está alto, algo común en esta época. Por tanto, los accesos de pesca son pocos y entrar al río con aguas tan altas puede resultar casi peligroso. De modo que elegimos puntos de pesca desde la costa propiamente dicha. Para ser concretos, pescamos en tres lugares. El mejor resultó ser la entrada del Valle Encantado, donde el río se pone profundo bien cerca de la costa. Allí cobramos, a la tarde únicamente, buena cantidad de percas y arco iris, en promedios cercanos al kilo, todas bien fuertes y peleadoras.
Nos llamó la atención lo peleadoras que resultaron las percas. No nos podemos quejar. Si bien a la mañana no pescamos nada, a la tarde clavamos nueve piezas, cosa poco común para el Limay, en particular, de costa.
La sorpresa de la semana fue el Manso. El día no estaba para nada agradable; nublado, fresco y con una lluvia que no nos abandonó en toda la salida. El río estaba crecido, pero no en exceso, considerando que su caudal es regulado por los lagos que este curso de agua forma. Yendo a la pesca en sí, recorrimos el lago Steffen buscando alguna actividad en el desemboque de arroyos. Pero la pesca fue nula. Cerca del mediodía decidimos entrar al río. Pescamos distintos pools pegados a correderas así como también estas. Nos sorprendió el nivel de pesca que encontramos: en los primeros lances clavamos tres marrones muy fuertes de 0,5 a 1 kg de peso. Excelente inicio…
Luego de tanta actividad en el agua, el pique se cortó, ya que habíamos cubierto todas las posibles zonas de pesca. Decidimos, entonces, almorzar debajo de un maravilloso coihue que hizo las veces de paraguas, frenando un poco la lluvia que no cesaba. Luego de recargar energías nos movimos hacia una gran corredera que formaba a su vez un muy buen pool de pesca. El lugar de pesca era muy pequeño para lanzar, obligándonos a usar mucho roll cast para lanzar. Pero no por ello resultó menos productivo: allí cobramos, tanto en la corredera como en el remanso, tres hermosas arco iris cercanas al kilo de peso. Luego de tanto movimiento en el agua, y considerando la hora, nos movimos al sitio original de pesca a probar un poco de ‘suerte’. Ya era algo avanzada la tarde y el clima se había puesto más hostil: la lluvia se puso fuerte y el viento aumentó. No obstante, el sitio nos dio otra linda marroncita. Definitivamente, un excelente día de pesca. Las mejores moscas: ninfas prince y wooly buggers en distintos colores.
Un dato más: no vayan a Steffen un día de lluvia. Los ‘genios’ de Parques Nacionales ensancharon el camino (no sin destruir enorme cantidad de especies nativas) y los árboles presentan sus raíces al descubierto, haciéndolos muy sensibles al viento y al trabajo de la lluvia en los terraplenes. De hecho, dos árboles se cruzaron en nuestro camino de vuelta, teniendo que correrlos para poder seguir viaje de vuelta a Bariloche.”
Néstor Saavedra
para TurAireLibre
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