Por: Claudia Peiró
Un señor con cara de maestro hace dictados por televisión y esa prueba de ortografía se convierte en un éxito impensado que durará 19 años y llegará a convocar hasta dos millones de espectadores…
Una idea a priori aburrida, y muy poco televisiva, al menos según los cánones generalmente aceptados de lo que debe ser el entretenimiento audiovisual, se convirtió sin embargo en un programa de altísimo rating en Francia y en otros países francófonos, y sólo dejó de emitirse por deseo de su conductor.
Dicos d’or (Diccionarios de oro) no era sólo un programa de TV, sino un concurso nacional de idioma francés en el cual llegó a participar medio millón de personas. En momentos en que la televisión argentina importa del exterior la idea de un segmento de entretenimiento que premia al que responde mal a una pregunta, es inevitable sentir cierta envidia y nostalgia ante semejante fenómeno.
Durante 19 años, el periodista Bernard Pivot, autor y conductor de otros éxitos culturales masivos en la televisión francesa –como Apostrophes y Bouillon de culture- dictó, a cientos de miles de participantes, textos breves sembrados de dificultades –y a veces trampas- tanto sonoras como ortográficas en lo que terminó siendo un gran campeonato nacional primero e internacional luego con diferentes categorías: escolares, juniors, seniors amateurs y seniors profesionales (esta última para personas del oficio de las letras: escritores, maestros, profesores, traductores, periodistas…).
Desde la primera difusión televisiva -febrero de 1985- hasta la última -enero de 2004-transcurrieron casi dos décadas durante las cuales Pivot logró convertir una herramienta de aprendizaje del idioma como el dictado en un juego que apasionaba a multitudes; casi un deporte nacional.
En honor a la verdad, hay que decir que, en el idioma francés, la ortografía es un desafío mucho mayor que en el español. A la habitual complejidad de las lenguas latinas, en ésta se agrega el hecho de no ser fonética. En castellano, salvo la duda sobre cuándo va o no una h, las posibles confusiones entre s, c y z, entre v y b, o aún entre j y g, y en el caso de los rioplatenses, entre y y ll, para el resto del alfabeto, a cada letra corresponde un sonido y sólo uno y viceversa. Si decimos o, sabemos que nos referimos a una vocal determinada y solamente a esa.
En francés, en cambio, un sonido puede tener muchas grafías. Por ejemplo, o puede escribirse o, au y eau. Las combinaciones de letras un y ein suenan de igual modo. A la inversa, una misma letra puede tener pronunciaciones muy diferentes –o ninguna- según el sitio que ocupe en la palabra, como sucede con la s que suele no pronunciarse si está al final, aunque hay excepciones. La letra e se pronuncia distinto si está seguida de una doble consonante, o de una r al final de la palabra, o si tiene tilde. Puede incluso no pronunciarse en absoluto.
Un ejemplo son estas dos escrituras de la palabra ortografía, precisamente: la primera es incorrecta pero se pronuncia exactamente igual que la segunda, que es la correcta…
También abundan las excepciones a las reglas… Por caso, las palabras terminadas en ou llevan s en plural (sous, clous, etc.), salvo 7 excepciones: bijoux, cailloux, poux, genoux, hiboux, joujoux, choux.
En síntesis, un desafío a la memoria.
Los ejemplos de estas complejidades son infinitos. Lo concreto es que es muy difícil tener una buena ortografía en francés. Esto hace que el reto de lograrlo se asemeje mucho a esos juegos desafiantes que obligan a poner las neuronas a trabajar. Y explica posiblemente el éxito del programa.
A ello hay que sumarle el carisma de Bernard Pivot, un señor culto y simpático, que en todos los programas que ideó y dirigió hizo divulgación con mucho nivel.
Sus dictados pueden escucharse (y hacerse) en este link.
Además, Albin Michel publicó un libro con CD de los más famosos textos usados en estas competencias: Les dictées de Bernard Pivot. Les dicos d’or (2002). Muy útil para el que quiera perfeccionarse en este idioma. O simplemente divertirse.
Para estos campeonatos de ortografía, que primero tuvieron a Francia por escenario y luego al mundo francófono en su totalidad (181 millones de personas), había una primera fase de selección, luego semifinales regionales y por último una final nacional y más tarde internacional.
En el año 1992, la final mundial tuvo lugar en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, para 250 candidatos venidos de todo el mundo y divididos en 3 categorías: franceses, oriundos de países francófonos y oriundos de países no francófonos. En este video puede verse el back stage del ensayo previo con la actriz Jacqueline Bisset como invitada de honor.
Fiel a su estilo, Pivot puso fin al programa cuando éste estaba en pleno auge : “Hay que saber parar antes de que a uno se lo pidan, como lo hice con ‘Apostrophes’ y ‘Bouillon de culture’, dijo. Es un tema de edad. Voy a cumplir 70 años, no quiero convertirme en un abuelito que hace dictados…”
Admitió que mucha genta estaba “furiosa” por su decisión y que la cadena France 3 había recibido cantidades de correos de protesta.
Aún así, decidió que era el fin, al menos televisivo, de esta promoción del buen uso del idioma a través del juego y del concurso.
¿Sólo en Francia podía pasar esto? Es verdad que la complejidad de la escritura del francés hace la cosa más interesante y desafiante que en otras lenguas. En particular el español. Pero en Argentina conocimos éxitos televisivos que hacían honor al saber, como aquel Odol pregunta por un millón de pesos (en los años 70…). Hoy en cambio es tal la nivelación para abajo que, no sólo se premia en TV al “burro” que responde mal, sino que, como dijo hace poco el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, no hay más cuadro de honor en los colegios (los nombres de los alumnos con los mejores promedios, por si alguien no sabe qué es) para evitar que se traumaticen los que no figuran en él…