Ushuaia, ¿marca francesa?

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Haga la prueba de ingresar al dominio www.ushuaia.com y verá que pertenece a una cadena televisiva francesa, TF1, que, desde el año 1987 y por más de dos décadas, emitió un programa con ese nombre: Ushuaia, el magazine de los extremos. Su conductor, Nicolas Hulot, hizo de la localidad más austral del mundo su marca registrada. En Francia, Ushuaia no remite a la Argentina, sino a Hulot, o Monsieur Nature (Señor Naturaleza) como llaman algunos a este emprendedor que supo convertir su afición ecológica en un negocio multimillonario. No es el primero ni el único. Pensemos si no en Al Gore que hizo fortuna hablando del calentamiento global, materia en la cual ni siquiera es experto. 

Es conocida la atracción que ejerce Ushuaia –toda la Patagonia- sobre los europeos y en particular sobre los franceses. Los fascina la belleza sumada a la inmensidad. La primera se encuentra en abundancia en Europa, la segunda no. Se puede decir que los franceses oyeron hablar de la Patagonia antes que de la Argentina. Cualquiera que camine hoy por las calles de la pintoresca capital de Tierra del Fuego no cesará de cruzarse en el camino con turistas que hablan francés.

Tierra del Fuego, lago y montaña

El programa de Hulot tenía características de documental: Viaje al fin del mundo, Las batallas del Ártico, Los centinelas de la naturaleza, Por las rutas de Ushuaia… Su temática era la preservación, la biodiversidad, los pueblos del mundo, etcétera. Aquí lo vemos recorriendo fiordos.

Ushuaïa estuvo al aire desde 1987 hasta diciembre de 2012, cuando se emitió la última entrega del programa, tras 25 años de éxito, al comienzo rutilante y luego algo menguado. En sus años dorados, convocaba entre 8 y 10 millones de telespectadores. La última emisión tuvo “sólo” 4,3, o sea el 18% de la audiencia.

En ese tiempo, Ushuaia hizo la fama de su conductor y también su fortuna, además de ser un gran negocio para TF1.

Nicolas Hulot

En el año 2005, la revista L’Expansion definió a Hulot como “un tele-ecologista que logró la hazaña de hacer de Ushuaia –una ciudad de 30.00 habitantes de nombre impronunciable [sic, los franceses le colocaron una diéresis –Ushuaïa- y lo pronuncian con sh de show] situada en la Patagonia, en el sur de la Argentina– una marca próspera que no cesa de multiplicarse en productos derivados”.

En efecto, el éxito del programa fue bien explotado. Hulot creó la Fundación Ushuaia, hoy Fundación Nicolas Hulot para la Naturaleza y el Hombre. En 1991, recibió el Premio André de Saint-Sauveur a las hazañas deportivas excepcionales. En marzo de 2005 lanzó una cadena de televisión satelital llamada, lógicamente, Ushuaïa TV, que pertenece al grupo TF1. Le siguió la revista Ushuaïa, en 2006. Y, en 2009, Le Syndrome du Titanic, un film sobre la “urgencia ecológica”.

En 2010, llegó la historieta: Ushuaia, las aventuras de Nicolas  Hulot. El primer tomo, ya se han publicado varios, estuvo dedicado al viaje del equipo de rodaje a la Isla de Pascua, acechada, fantasía obliga, por una maldición.

Aunque en 2002 rechazó la cartera de Medio Ambiente, finalmente se decidió a incursionar en  política. Para las presidenciales de 2007, hizo que diez candidatos firmasen un “Pacto ecológico”. En 2011 se animó a presentar su propia precandidatura pero fue derrotado en las primarias ecológicas.

Sin embargo, tuvo un premio consuelo: el 6 de diciembre de 2012, a sus 57 años, Hulot recibió del actual presidente François Hollande el pomposo título de “enviado especial para la protección del planeta”. Ni más ni menos. Su misión será “sensibilizar, informar y movilizar a la comunidad internacional sobre la crisis ecológica mundial y los medios para enfrentarla, en particular allí donde estos desafíos no son suficientemente tomados en cuenta”.

TF1 no se quedó atrás: la licencia de explotación de la etiqueta Ushuaia fue cedida por la cadena a unas quince empresas: L’Oréal para los cosméticos, Atol para las gafas, Rhonetex para la vestimenta, Lexibook para la electrónica, Quo Vadis para la papelería, etc.

Ushuaia, ropa deportiva

Gel para baño “Ushuaïa”

La única condición que se les fijó fue la de respetar el espíritu del programa, vagamente definido como “naturalidad ética”. Estos productos Ushuaia le reportan a TF1 unos 100 millones de euros de facturación anual.

Ushuaia es también un juego de mesa

Al flamante político Hulot no le faltan críticas. Por ejemplo, que algunas de las empresas que auspician su fundación no son ecológicamente intachables. O que es ambiguo frente al tema nuclear, muy debatido después del accidente nuclear en Fukushima, Japón.

Ahora bien, más allá de eso, esta fama que Hulot le ha dado a Ushuaia podría tener un costado positivo para los argentinos –en todo caso, ser motivo de orgullo- de no ser por el detalle algo enojoso de que, tanto en la presentación del programa como en muchas de sus apariciones públicas, Hulot olvida mencionar que se trata de una ciudad argentina.

En una entrevista, del año 2010, explicaba: “El programa se llama Ushuaia, porque era el nombre de una pequeña ciudad, lo sigue siendo, en Tierra del Fuego. Es un nombre indígena. Es un símbolo, porque es la última ciudad al sur de América y después viene la Antártida. Es un poco el cruce entre el fin del mundo y un nuevo mundo”.

Tampoco en las aperturas del programa –la original de los primeros años y las que vinieron luego- se situaba a Ushuaia en el país al cual pertenece, como puede verse en este mapa que la ilustra y en el video a continuación.

En el mapa que abre el programa no dice “Argentina”

 

Hulot no es el único: Patagonia, por ejemplo, es la marca muy prestigiosa de una línea de ropa deportiva… estadounidense… 

En fin, Monsieur Nature incurre en una costumbre muy arraigada en el “centro del mundo”. La de considerar a ciertas partes del planeta como bienes mostrencos. De ahí la costumbre de hablar de la Patagonia, el Amazonas o incluso la Tierra del Fuego, sin precisar que son regiones con dueño. Lo saben bien los brasileños que dos por tres tienen que aclarar que la selva amazónica no es “el pulmón del mundo” sino un territorio que les pertenece a ellos principalmente y secundariamente a otros varios países sudamericanos.

Ushuaia, mar y montaña

La naturaleza ha sido tan generosa con nosotros que con frecuencia no valoramos lo que tenemos. Que Ushuaia sea una marca mundial, como Patagonia o Tierra del Fuego, debería enorgullecernos, pero tendríamos que ser nosotros sus promotores. Servirnos del prestigio que ya tienen en el mundo para explotarlo en nuestro beneficio.

 

Si los franceses quieren que el champagne sólo se llame así si está producido en la región de la que tomó el nombre (Champagne) y que en el resto del mundo deba llamarse cava, espumante o como sea, ¿por qué no podemos nosotros empezar a ponerle sello a lo que es nuestro?

Gracias a decisiones tomadas hace 40 años, cuando en la Argentina todavía había pensamiento estratégico, la Tierra del Fuego está poblada de argentinos (unos 57.000 según el último censo). Volvamos a pensar a largo plazo e instalemos nosotros la marca –o las marcas- de nuestro país en el mundo.