Por: Marcos Stupenengo
El nivel de participación electoral decidirá el nombre del próximo presidente de Estados Unidos, que surgirá este martes de una de las elecciones más ajustadas de la historia.
Barack Obama llega a la meta con un crecimiento en las encuestas y con ventaja en los estados en los que se juega el resultado final, pero ésta es tan escasa y tan condicionada por otras variables que unos pocos miles de votos pueden marcar la diferencia en los distritos fundamentales.
Los latinos, la minoría más grande de la nación norteamericana con más de 50 millones, tendrán la oportunidad de hacer oír su voz en estas históricas elecciones.
Los sondeos indican que el empleo y la economía son los principales temas que preocupan a los hispanos, cuyo índice de desempleo es de un 9.9 por ciento casi tres puntos más que el promedio.
Florida es un estado clave para ganar las elecciones, ya que puede inclinarse tanto al lado demócrata como al republicano y cuenta con 29 votos electorales. Para ganar la presidencia se necesitan 270 votos.
En las calles de Chicago se respira la esperanza. Los residentes de esta ciudad confían en que si Obam es reelecto, pueda concretar el restablecimiento total de la economía, que no llegó durante su actual administración.
Pese a la desilusión sobre las finanzas, Obama llega a las elecciones con una popularidad 13 puntos más alta que hace dos años.
Las encuestas y sondeos dan un empate técnico entre el actual presidente, el demócrata, Barak Obama y el republicano Mitt Romney.
Obama vivirá el desenlace de los comicios desde Chicago, mientras que Romney lo hará desde Boston, Massachusetts.