Por: Marcos Stupenengo
Obama, de 51 años y el primer presidente afroamericano del país, ha logrado la reelección para gobernar durante cuatro años más.
El presidente ya no será un Jimmy Carter, el último demócrata que no revalidó el mandato. Ahora tiene la oportunidad consolidar su legado y ser recordado como algo más que el primer presidente de color.
La movilización de la minoría hispana, la más pujante, es un anticipo: en EE.UU. la demografía empieza a traducirse en poder político. Sin los latinos cada vez serña más difícil ganar elecciones. Seguro, esta será la última elección igualada en EE.UU.: en el futuro, cuanto más latinos voten, los republicanos lo tendrán difícil para ganar elecciones nacionales.
Los latinos en Estados clave con gran población hispana apoyaron masivamente a Obama: como en Colorado, con 87% de los electores, en Arizona, 79% y Nuevo México con 77%, según una encuesta divulgada el martes por la firma de medios ImpreMedia y Latino Decisions.
Este miércoles se espera la confirmación de proyecciones que dan hasta 75% de voto hispano a nivel nacional para Obama, según encuestas de boca de urna.
Obama, quien alcanzó la Casa Blanca en 2008 bajo el lema de esperanza y cambio, logró lo impensado: es apenas el segundo mandatario demócrata que logra un segundo mandato desde la Segunda Guerra Mundial, junto a Bill Clinton, y el primer presidente reelecto desde 1930 con desempleo mayor al 7,2%.
Pero ahora el mandatario tiene por delante enormes retos, empezando por la necesidad de enterrar totalmente la crisis económica, resolver el déficit fiscal, lograr la instauración de su gran reforma sanitaria y retirar a las tropas de Afganistán en 2014.