Mónica Vega-Licenciada en Comunicación Social
Hace muchos años cerca de 2003 me contacté con Sonia Boiarov y comencé a ponerme en contacto con esta modalidad. Participaba de capacitaciones y eventos pero no encontraba el modo de teletrabajar al menos mientras estuve en relación de dependencia.
Lo cierto es que como comunicadora esa modalidad de trabajo no era ajena a mi profesión ni tampoco lo era por la modalidad del trabajo que realizaba de hecho trabajaba de ese modo con parte del equipo técnico. Sin embargo pasaron más de diez años para que eso fuera posible.
Todo cambió con una crisis. Encontrarme con dificultades para reintegrarme a la actividad era un problema a resolver. Esta vez tenía que apelar a la creatividad. Los años me sirvieron de experiencia, sabía con qué contaba para encarar un nuevo proyecto y sobretodo sabía lo que no quería más. Confieso que cuando me lo propusieron tardé en comprender que después de tantos años había llegado la hora de teletrabajar.
Hoy para mí supone calidad de vida por sobre todas las cosas, supone poder disponer de mi tiempo no sólo en actividades extralaborales sino además en perfeccionarme y crecer como profesional. Permite que pueda conocer otros colegas y nutrirme con sus experiencias. Abre un abanico de oportunidades que antes se acotaban a un espacio y tiempo al que cada vez podía aportar menos. Para mí teletrabajar es una realidad que abre muchas perspectivas. Requiere de otro compromiso, es importante tener una fluida comunicación con el equipo y el desafío es cotidiano personal y grupal.
Las ciudades colapsan y las personas pierden a veces mucho más que tiempo. Para los trabajadores que viven en ciudades periféricas la cuestión del traslado a la gran urbe puede convertirse en una misión imposible cada día tanto para llegar como para regresar. Estamos hablando de calidad de vida, de motivaciones, en definitiva de las personas.
Obviamente no todos los trabajadores o profesionales pueden optar por esta forma de trabajar pero para quienes su perfil personal y su profesión lo admite es una medida hacia la calidad de vida de las personas, su desarrollo profesional y eso redunda en su trabajo concreto.
Desde mi experiencia reciente puedo visualizar un campo muy amplio de oportunidades en lo profesional. Como comunicadora me especializo en comunicación institucional, lo cual es un desafío constante mantenerme conectada con los clientes para los cuales trabajo y como docente supone la integración de la experiencia de tantos años. Quienes nos desempeñamos en el ámbito de la comunicación, las tecnologías cada vez integran y optimizan nuestra tarea. El desafío está cada día cada vez que me conecto.
Mónica Vega
Licenciada en Comunicación Social
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