Algunos de ustedes tal vez sepan que hubo elecciones en la UBA donde yo acabo de participar como candidata para la dirección de la Carrera de Relaciones del Trabajo en mi facultad… desde entonces no he dejado de pensar acerca de si “todo vale para ganar”.
Estando en un ámbito educativo ¿no deberíamos pensar en el ejemplo que estamos dando a miles de jóvenes?
Tuve el honor de ser Candidata de la Lista 31 de DRT y de formar parte de una lista de profesores valientes que se animaron a armar una lista después de 10 años de lista única. Pero no voy a hablar de resultados ni en nombre de la Lista, nada de esto. Los invito a ver un análisis en http://www.comunidadrt.com.ar/acerca-los-resultados-electorales
Siendo mi primera participación “política” como candidata a la Dirección de la Carrera de Relaciones del Trabajo quede sorprendida por el nivel de agresión que vi a partir de esta postulación. No importaba si lo que se decía era verdad o nó. Mentir fue moneda corriente en algunas agrupaciones en desmedro de otras. Además de hablar desconociendo que el teletrabajo es trabajo, y en consecuencia uno de los tantos temas que no debe faltar en esta carrera.
El proceso eleccionario llevo a que se empapele la facultad desde el techo, escaleras, aulas, ventanas… Se escuchaban peleas por los pasillos por una pedacito de pared para pegar otro cartel. Se enviaron anónimos, dibujos, y se usaron las redes para profundizar el ataque con personas que eran difíciles de identificar por los sobrenombres. Se interrumpieron las clases para brindar informacion de distintas agrupaciones, tanto antes como después de las elecciones violando la supuesta veda (dijeron que era solo de papeles). Estudiantes que se olvidaban que algunos postulantes eran sus profesores. La reglamentación electoral no siempre se aplicó de la misma manera. Parecía que todo valía y no había forma de defenderse. La impunidad fue total.
Al finalizar las elecciones, se analizaron los resultados y comenzaron varias discusiones, entre ellas sobre si el tipo de elección de voto calificado era realmente democrático. Revisé cómo les había ido a los postulantes a la Dirección de las otras Carreras y observé que quienes habíamos ganado con mas votos de estudiantes ninguno resultó electo/a para la Dirección. En nuestro caso, el voto de 60 profesores tuvo igual valor que el de 1500 estudiantes y votaron apenas 375 graduados de un padrón de casi 1500 que fueron llamados por teléfono y muchos de ellos fueron a votar como un favor.
Creo que hay que reflexionar sobre el ejemplo que se dio en la Facultad de Ciencias Sociales en este período de elecciones, sobre el tipo de democracia que se ejerce en estos ámbitos y sobre la educación que requieren los jóvenes. Este proceso debería ser aleccionador. Hasta podría establecer un modelo que pueda influenciar actos electorales aún fuera de la universidad.
También creo que no estaría demás un manual de ética o protocolo de actuación frente a procesos electorales que asegure niveles de discusión sobre ideas y propuestas y sancione efectivamente el incumplimiento de las normas. La educación debe ser completa, ética y basarse en valores y ejemplos.
Un graduado de relaciones del trabajo hoy puede trabajar en un sindicato, una cooperativa, dedicarse a la investigación, trabajar en el Estado, en una empresa nacional o multinacional, ser consultor y gestionar talentos que podrán asistir o no a una oficina. Sea lo que sea que los estudiantes de hoy elijan para su futuro, la educación de este nuevo actor que tendrá que tomar decisiones que afectarán a miles de personas, requiere de un complejo plan educativo que va más allá de cualquier encasillamiento ideológico.
Confieso que no todo fue malo, me siento feliz y orgullosa de los estudiantes, graduados y profesores de Relaciones del Trabajo que votaron sin dejarse influenciar y libremente por un cambio. Si bien algunos días parecieron realmente caóticos, sería injusta si no reconociera comportamientos éticos, de mi propia lista, de estudiantes que se animaron a denunciar abusos y de todos los que defendieron sus ideas con fundamentos y respetuosamente.
El mundo del trabajo ya no es tan ordenado, se ha vuelto más complejo y presenta múltiples posibilidades y amenazas, va más allá de estar o no de acuerdo con unas formas que con otras. La facultad debe ocuparse, debatir, innovar, buscar soluciones a los problemas y ofrecer el conocimiento a quienes deberán ocuparse de estos asuntos en el futuro. Pero también, considero que no solo hay que ocuparse de contenidos y miradas críticas, sino también mostrar con el ejemplo el respeto por el otro, ser plural, rescatar los valores perdidos, y no permitir el “todo vale” con impunidad.
Paulo Freire dice en una de sus 20 máximas, que enseñar “exige la corporización de las palabras por el ejemplo”.
Si queremos que el Lic. en Relaciones del trabajo sea un profesional que brille y que dé el ejemplo sea cual sea el lugar en el cual elija desempeñarse, sin escatimar esfuerzos y estrategias para construir a través del trabajo digno una sociedad inclusiva, justa, libre y sustentable con oportunidades para todos, sin duda debe primero ver los ejemplos en el ámbito educativo de su carrera.