Se habla mucho en estos días acerca de la posibilidad de que la gran subida en el precio del oro haya terminado y que ahora estemos en una nueva tendencia bajista. Pero, ¿cuánto hay de cierto en esto?
La primer respuesta es que en el cortísimo plazo, la tendencia se ha vuelto efectivamente negativa. Surge entonces la pregunta: ¿ha habido algún cambio de fondo con respecto a los factores que motorizaron inicialmente la crecida de su precio?
La semana pasada la Reserva Federal de los Estados Unidos dió una pista que de en un futuro no muy lejando dejaría de inyectar dinero en la economía a través de sus programas denominados “Quantitative Easing” (QE). Estos programas lo que hacen es comprar bonos que el propio gobierno emite, con el objetivo de empujar las tasas de interés hacia abajo e incentivar a la gente a endeudarse, gastar y extender la fiesta lo más que se pueda.
Su política para salir del pozo recesivo es gastar; la política que recomiendan al resto de los países del mundo, es ahorrar y ajustar.
Más allá de estos dilemas políticos, no está claro que la Fed pueda o le convenga suspender sus programas de QE. Y aún más allá de ellos, hay otros participantes mundiales jugando su propio juego de inyección monetaria, como Japón y Europa.
¿Tiene el oro entonces los días contados o no?
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