Cuando alguien da los primeros pasos estudiando economía, los profesores enseñan cuáles son los elementos que afectan a la oferta y cuáles los que afectan a la demanda. El precio es el resultado justamente de estas fuerzas (de oferta y demanda) que consigue equilibrar la cantidad que los productores están dispuestos a ofrecer con la cantidad que los consumidores están dispuestos a demandar.
Pero lo más interesante de todo esto, es que se trata de un mecanisma automático y no necesita de la regulación ni supervisión de ningún estado. Ese mecanismo es lo que se llama el sistema de precios. Cada vez que un gobierno intenta intervenir en los precios, fijando un precio máximo, la respuesta del sistema productivo es inequívocamente la misma: no hay del producto que se quiere comprar (o si hay, el paquete es más chico o la calidad es más baja). Ejemplos podemos encontrar en Cuba, en la Rusia comunista y en centenas de intervenciones que han tenido un solo resultado: el fracaso.
En la Argentina de 2013, no veremos la excepción a lo que demuestra la historia económica a este respecto. El congelamiento de precios de 500 productos, que no variarán hasta octubre, desencadenó en aumentos de otros productos de la canasta básica, acelerando de esta manera la inflación.
El 1º de junio comenzó a regir la iniciativa oficial por la cual las empresas aceptaron congelar los precios al 1º de febrero de 500 productos de la canasta básica sugeridos por la Secretaria de Comercio, dejando vía libre a las empresas para actualizar su lista de precios de los productos excluidos de esa selección. El Gobierno decidió controlar la iniciativa a través del programa “Mirar para Cuidar”. Si bien en el corto plazo esta medida cumplió con el objetivo de desacelerar la inflación en alimentos y bebidas, en el largo plazo su efecto fue opuesto, ya que a fines de mayo comenzaron los aumentos que se mantuvieron en el mes de junio. De esta manera se perdió más de la mitad de lo que se había ahorrado con la medida del gobierno.
La suba de precios en junio se ubica en un nivel superior al 1,8% (para el INDEC fue del 0,8%), el acumulado interanual es del orden del 23,78%, calculado por el sector privado. Un caso preocupante fue el incremento del principal insumo para la elaboración de pan, la harina, que ascendió un 110% en siete meses. Esto perjudicó de sobremanera a los asalariados de menores recursos, ya que el pan constituye un alimento fundamental en la canasta básica de subsistencia. En el 2006 se acordó entre el gobierno y los industriales panaderos mantener el pan francés a $2,50 el kilo, desde entonces el incremento no cesó y hoy oscila entre los $15 y $18.
¿Cuántos productos de los 500 cuyo precio está congelado, creen que pertenecen a la canasta básica? Hagan click aquí y sorpréndanse leyendo lo que resta de la nota.