(Esta nota fue escrita en conjunto con Pablo Artusso, de Carta Financiera)
Bajo el marco del Programa global de emisión de títulos de deuda de mediano plazo, YPF lanzó una nueva serie de obligaciones negociables denominadas ON Clase XXXI. Esta emisión, destinada a inversores minoristas, tiene un valor nominal de 200 millones de pesos (ampliable a 300 millones) con un plazo de un año y un vencimiento a junio de 2015.
A diferencia de emisiones anteriores, el nuevo bono que YPF lanza al mercado ofrece una tasa anual mínima del 20% pagadera mensualmente, más un margen atado al crecimiento de la producción total de hidrocarburos (gas natural y petróleo – condensado y gasolina) con un tope de tasa del 26% anual. Esto significa que, adicionalmente a la tasa mínima, por cada punto porcentual de incremento en la producción de YPF respecto del mismo mes del año anterior, el bono rendirá un punto adicional, dejando un rango de rendimiento entre el 20% y el 26%.
Ahora bien, ¿Qué podemos decir de un instrumento de estas características? En primer lugar hay que entender que, al igual que ciertas emisiones pasadas, estas ONs se asemejan más a un plazo fijo que a un bono. Determinado por el escaso monto de emisión y la corta duration (vencimiento a un año), el mercado secundario, es decir el mercado donde se compran y venden los instrumentos una vez emitidos, es muy pequeño y casi inexistente. En segundo lugar, a diferencia de un plazo fijo tradicional, la tasa de rendimiento tiene un componente variable (entre 0% y 6%) que depende de la producción total de hidrocarburos de YPF, lo que introduce un nuevo factor de riesgo. En tercer lugar, esta serie de ONs es rescatable (callable) por motivos impositivos. Esto quiere decir que, de haber un cambio en el sistema impositivo que afecte a YPF, la empresa tiene el derecho (pero no la obligación) de recomprar el monto total emitido a valor nominal (al mismo monto que el inversor pagó originalmente) más los intereses devengados del período.
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