Por: Arsenal en America
El ‘Mago de Öz’ brindó su mejor show en lo que va de la temporada. Su posición como extremo dentro del nuevo esquema abrió una polémica discusión acerca de su rendimiento y compromiso con el equipo. Pero en el 3-0 ante Aston Villa demostró que todavía conserva el encanto.
El debate sobre la posición de Özil estalló con la caída en Dortmund, donde el alemán mostró su peor versión, con apariciones escasas e imprecisiones constantes. El nuevo modelo gunner lo encontraba acorralado en la banda izquierda. También pisó el carril derecho, pero lo cierto, es que siempre estuvo atado a la línea. El #PlayOzilAt10 se hizo cada vez más frecuentes entre los analistas y críticos, que venían su cambio de rol como la principal causa de su bajo nivel.
Todo cambió ante Aston Villa. Mesut marcó un gol y le cedió otro a Welbeck. Jugó suelto, participó, y fue el eje central de un pentágono de compañeros a su medida. Con Ramsey-Arteta detrás, con Ox a la derecha, Cazorla a la izquierda y Danny por delante, el alemán jugó cómodo, libre.
Al flotar en el interior, Özil mostró su capacidad para jugar vertical y gestar un ataque con velocidad, uno de los mejores trucos de su repertorio. Cada vez que le tocó cubrir la banda, se lo llenó de responsabilidades absurdas para un playmaker de su talla. La solidaridad defensiva eclipsaba su talento natural para crear en el ataque y lo sacaba de circulación.
Sin tener responsabilidades significativas de marcaje, fue otro jugador. Sólo tiene que cruzar la línea de pelota y hacer una leve sombra al rival más cercano. El resto de sus preocupaciones pasarán por elegir por la mejor opción para que el equipo sea más peligroso. Es el mejor jugador del plantel. Sólo Alexis podría tener la osadía de discutirlo. Por ello, resulta imprescindible colocarlo de enganche y respetar su habitat natural, siempre sujeto a la inspiración y a la espontaneidad.
Pero no sólo actuó con pelota, sino que atacó al espacio, como ocurrió su gol. Özil fue la figura en el partido donde Arsenal cambió la imagen, dio una sensación positiva. Sin creer que fue un partido perfecto, hay que admitir que hubo mejoras. Hubo conexiones prolongadas, circuitos exitosos, con una posesión que tocó el 80%, lo que ayudó a Öz a terminar con un 92% de efectividad en sus pases.
Otro de los factores claves de esta buena actuación en Villa Park, fue el buen rendimiento Ramsey. Cuando el galés encuentra un mediocampo confortable, despliega alas y es un claro talismán del equipo. La ausencia de Wilshere lo favoreció, algo de lo que Wenger debería preocuparse en arreglar. Es molesta, pero hay que sincerarse: se opacan cuando comparten titularidad.
Y también hubo un gran partido de Cazorla, que actuó varias veces de nexo entre el volante central y el ataque. Tiene el perfil adecuado. La sensación es que Wenger pretende que el dinamismo y la agresividad de Wilshere ocupen ese papel, pero Santi demostró que no tiene problema en tomar ese libreto.
La duda existencial es saber si esa tenencia, con equilibrio entre ataque y retroceso, se puede mantener ante rivales más exigentes, esos que generan ataques multitudinarios y te asfixian para quitarte la pelota.
Se debería seguir construyendo con esta base. Las siguientes semanas mostrarán cuánta consciencia generó el 3-0 que le quitó el invicto al equipo Paul Lambert. En principio, tendrían que descansar varios en el partido del martes ante Southampton por la Capital One. Hay cosas más importantes en la lista de prioridades de este Arsenal. La primera: poner a Özil de 10.
Por Rodrigo Duben
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