Por: Sergio Bergman
El texto tiene lo literal (el pshat), la homilética (el remez), la parábola (el drash) y el secreto (el sod). ¿Y cuál es el secreto? Para la cábala y para la mística, es lo que uno descubre. Es un secreto circular, un “acertijo siempre cambiante”. Por esto quienes se dedican a la física cuántica y a la matemática tienen una orientación hacia lo místico. Una ecuación o una matriz puede seguir un patrón y resolverse a través de un algoritmo, pero cada vez que se cambien los números, los resultados van a ser diferentes. La ciencia se encuentra con lo existencial todo el tiempo. Incluso, las similitudes continúan vigentes en la era digital. Basta pensar que nuestra unidad de memoria cerebral funciona exactamente igual que la RAM de una computadora: sólo mantiene vigente su información mientras hay energía circulando, en este caso a través de los sistemas neuronales.
Pero una vez que se “corta la luz”, la memoria se pierde. La energía que circula hace posible que la memoria sea una acción presente que recupera el pasado y permite hacer desde ese presente un futuro.