Por: Sergio Bergman
Los antiguos maestros decían que no se puede estudiar cábala a menos que se hayan cumplido cuarenta años y que se tenga un conocimiento profundo de determinadas estructuras religiosas volcadas en los textos de estudios clásicos. Fundamentalmente, esto es un sistema de resguardo, que busca evitar un vaciamiento en el contenido de la cábala. Una medida prudente, si tenemos en cuenta que en los últimos años proliferaron “maestros” o “referentes” de cábala que armaron sus propias agrupaciones y comenzaron a hacer giras por el mundo, durante las cuales no se ciñeron a dar clases, sino a facturar servicios: adivinan cosas, curan, sanan, dicen cuándo es conveniente firmar un contrato o cerrar un negocio, qué hay que hacer y qué no… Tal vez a quien consuma eso le haga bien y no es nuestra intención censurarlo.
Pero sí destacar que ése no era el objetivo del sistema original, que pretendía exactamente lo contrario: que esto no se convirtiese en una mercadería ni en un placebo. Mucho menos una trampa para débiles, perdidos, confundidos (que somos la gran mayoría).
Lo que proponemos es darle una perspectiva universal a este tema. Consideramos que se puede acceder a esa experiencia mística desde cualquier tradición y religión, desde cualquier sistema formal o informal.