Por: Sergio Bergman
Nétzaj es victoria. Es eternidad.
Constituye las pequeñas batallas de la interioridad espiritual.
Se adquiere por asistencia de los ángeles protectores.
Ayuda a reconocer límites y potencias.
Permite superar la adversidad.
Acepta la experiencia vital como aprendizaje.
Se proclama no cuando se vence, sino cuando hay una convicción de que es posible atravesar un dilema.
Sus logros renuevan nuestra autoestima. Su falta, nuestra perseverancia.
Es la dimensión de las emociones y de los sentimientos.
Representa la capacidad de poder ser lo que uno siente.
Es arte, sentimientos y su expresión dentro y fuera.
Al igual que hod, se agrega al nombre de la divinidad
Tzebaot: Adonai Tzebaot.
La fuerza de D-s en la victoria frente a nosotros más que ante los otros.
El estudio de los cinco libros de la Torá la fortalece.
Sirve para identificar nuestros sentimientos y ser victoriosos en el campo emocional.
Inteligencia emocional de triunfar en nuestra esencia de ser lo que sentimos, de dominar sentimientos y evitar que ellos nos dominen.
Traduce en victoria el logro de coronar una visión en un proyecto. También, en no humillar a otros en competencia, sino en la realización del logro. Reconoce la fortaleza del espíritu para la victoria, rechazando
la violencia y la fuerza.
Expresa la finitud de la victoria por nuestras propias fuerzas y también su potencia eterna.
Desarrolla reconocimiento y gratitud por alcanzar objetivos y metas.
Color: rosa suave.