Por: María Walpen
Experimentar la fotografía abstracta es una buena excusa para dar rienda suelta a nuestra creatividad, para agudizar la percepción y “aislarse” un poquito del entorno. La mejor manera de conseguir buenas fotos abstractas es la práctica y el entrenamiento del ojo, pero la clave está en aprender a disociar y alejar lo que ve nuestro ojo de lo que interpreta nuestro cerebro. Tenemos que alejarnos del concepto de que lo que estamos viendo es una cosa, por ejemplo una flor, para prestarle atención a que es un conjunto de líneas, colores, texturas, volúmenes, ángulos.
¿Qué es algo abstracto?
En relación al arte o al artista, abstracto significa que no pretende representar seres o cosas concretos y atiende solo a elementos de forma, color, estructura, proporción, etc.
En la fotografía abstracta, la idea es crear un universo nuevo, ajeno al entorno en que se encuentra aquello que estamos fotografiando. Lo interesante es destacar líneas, superficies y composiciones que se aíslan de la realidad en que se encuentran. Una foto abstracta, es una obra en sí misma, independiente de lo que lo rodea. No necesita nada externo para tener sentido, sino ser fuerte en sí misma.
Una fotografía abstracta no pretende que quien la mira adivine qué está mirando, (aunque puede resultar entretenido), sino que lo que ve sea lo suficientemente significante en sí mismo como para que no haga falta ubicarlo en un entorno. Para esto, es importante saber qué se quiere transmitir, aunque también lo podemos descubrir una vez que nos abstraemos. No es muy común decirnos a nosotros mismos “Estoy contento, ¿con la línea de qué objeto lo puedo transmitir?”. Es más probable que, una vez que nos adentramos en la observación abstracta, lo que vemos nos recuerde a algo, o nos despierte una determinada sensación que podemos retratar.
Truquito
Una herramienta para tener en cuenta a la hora de incursionar en la fotografía abstracta es usar el macro de la cámara (uno de los siguientes posts de #BuenaVista va dedicado a este tema), pero rápidamente y para ir entrando en tema, se llama macro a la capacidad que tiene un objetivo para enfocar a una distancia muy corta. El ícono para encontrarlo en la cámara es el siguiente:
Ubicar un objeto por delante de la cámara, como un vidrio, un papel brillante, alguna tela semi-traslúcida. Esto permite crear un “velo” y puede dar resultados interesantes.
¿Cómo saber si mi foto es abstracta?
Para saber si una foto que sacaste es abstracta o no, podés saberlo después de responder si esa imagen tiene significado por si misma o por aquello que lo rodea.
Todo empezó hace mucho tiempo
Heinz Hajek-Halke, un berlinés que vivió entre los años 1989 y 1983, es uno de los primeros fotógrafos abstractos. En su laboratorio comenzó a experimentar con sustancias químicas diferentes técnicas de revelado y sobreimpresión, fotografía abstracta y geométrica, logrando resultados que hasta hoy resultan difíciles de imitar tecnológicamente.
Otro de los primeros fotógrafos en experimentar la fotografía abstracta fue el estadounidense Alvin Langdon Coburn, nacido en 1882. Considerado un adelantado para su época, el último tramo de su vida lo paso en Reino Unido, donde se unió al movimiento vorticista.
El libro Historia de la fotografía (Newhall Beaumont) cuenta que Coburn produjo fotografías totalmente abstractas, ideando un dispositivo óptico a base de prismas y espejos basado en el caleidoscopio. “Unió entre sí tres espejos, que se enfrentaban formando un prisma triangular hueco, a través del cual fotografió trozos de cristal y de madera sobre una mesa de vidrio”. Conseguía así fotografías no figurativas —similares a las pinturas abstractas de David Bomberg—, caracterizadas por la fragmentación y la facetación cubista. Ezra Pound, portavoz del grupo vorticista, llamó al instrumento vortoscopio, y a sus resultados vortografías.
Coburn decía sobre la fotografía “hagamos cosas más raras y más fascinantes aún en el más fantástico de los sueños”.