Por: Agostina Fasanella
Se acerca el día de San Valentín, el día de los enamorados, y más allá de las propuestas románticas es bueno averiguar qué nos dice la neurociencia acerca del amor de pareja.
Siempre ha sido muy difícil para la ciencia ubicar el lugar de nuestro cerebro donde se genera el amor, a diferencia de otras emociones, el amor es mucho más complejo, abstracto y perdurable en el tiempo que el resto de las emociones y sentimientos y por ello involucra muchas áreas del cerebro. En definitiva, el amor romántico no sólo es una experiencia muy fuerte sino que es un aspecto de la evolución de nuestra especie.
La amígdala es la parte del cerebro que procesa las emociones y cuando alguien nos gusta, envía una descarga de hormonas (adrenalina y noradrenalina) por todo el cuerpo. Estas hormonas hacen que nuestro corazón lata hasta tres veces más rápido de lo normal. La sangre se desvía de nuestro estómago y se va a otros lugares como las mejillas, por eso “nos ponemos colorados”, y a otras partes “más íntimas” del cuerpo.
Según una investigación de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, enamorarse toma 0,5 segundos. Ese es el tiempo en que nuestro cerebro responde, liberando compuestos químicos, cuando se encuentra a la persona amada. Por eso es importante registrar qué sucedió la primera vez que viste a esa persona. Muchas veces, las reacciones viscerales nos proveen información valiosa, a estar atentos entonces.
Los productos químicos que inducen a la euforia, como la dopamina, la oxitocina y la adrenalina, se disparan y una vez que ocurre, ya estamos perdidos.
Entonces podemos deducir que todas las películas que vimos de niños (y de grandes) no estaban tan equivocadas cuando planteaban que el príncipe y la princesa se enamoraban profundamente de un momento a otro, casamiento y festejos incluídos.
Si estamos atentos, esta información nos ayudará a elegir a la persona indicada, desarrollando nuestro autoconocimiento y evitando así relaciones “parche” que no hacen más que satisfacer necesidades que nacen de la escasez.
De esta forma podemos disfrutar de la magia del amor que ocurre cuando estamos con la persona correcta.
¡Feliz San Valentín!
Agostina Fasanella
Coach Ontológico
Liderarte Consultora
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