Por: Romina Boyadjian
Si hay algo que identifica a los armenios es la terminación de su apellido, que en su mayoría, es con el sufijo -ian. De manera genérica, ian significa “hijo de”, aunque también puede denotar la región de origen o la profesión de los antepasados.
Por ejemplo, Simonian significa “que es hijo de Simón”; Stepanian, “que es hijo de Stepan (Esteban)”; y Tavitian, “que es hijo de Tavit (David)”. Incluso algunos nombres no son de origen armenio, como Abrahamian, “que es hijo de Abram”, un nombre judío.
En el caso de la procedencia geográfica y el oficio, suelen ser apellidos de personas que han habitado territorios de la Armenia histórica o de Turquía. Es muy recurrente que los apellidos que indican el origen tengan una L antes del -ian. Vanlian e Istambulian refieren a la región de Van y a la ciudad de Estambul.
Por su parte, los que denotan profesiones suelen incluir el “dji” antes del -ian, aunque no es una regla exclusiva. Mi apellido, Boyadjian, es un caso. Boya significa pintor en turco y mi abuelo proviene de la región turca de Kütahya, por lo que no es casual que se haya usado una palabra turca para el apellido.
Según cuenta mi padre, nuestros parientes se dedicaban a la pintura de lanas en Turquía y de allí proviene nuestro apellido.
Otros ejemplos son Ekmekjian, que viene de panadero, o Demirdjian, herrero. Tarpinian significa lo mismo, sólo que el prefijo está en armenio, como en Bjishkian, que denota el oficio de doctor.
El significado de los apellidos armenios es un reflejo de la mezcla cultural de la región de Medio Oriente, como del fuerte poder del varón a la hora de definir a la descendencia. Nuestra cultura le otorga muchísimo valor al padre como el jefe de la familia y por eso no es casual que los apellidos lleven como prefijo su nombre, su lugar de procedencia o su profesión.