Por: Jorgelina Rodríguez
Rachel estaba muy triste. Mónica se emborrachó. Joey incluso lloró. Ross se compró un auto deportivo y Phoebe, bueno, ella se enteró que en realidad cumplía 31. Cumplir 30 años: ¿por qué nos afecta tanto?
El umbral de la década de los 30 suele llegar acompañado de una sensación de desconcierto y frustración frente a las exigencias propias o ajenas de los logros que se deberían haber cumplido. Los ideales trazados quedaron desdibujados ante las adversidades económicas y los avatares de la vida amorosa. Nos vemos avasallados por los paradigmas de una sociedad de consumo que sólo acepta el éxito y una suerte de angustia existencial nos aborda sin darnos tregua.
La imagen de Joey llorando, mientras sopla las velas el día que cumple sus 30 años, no puede ser más elocuente. Todos los clichés a los que se recurren para afrontar – o no- el paso del tiempo en este capítulo nos demuestran que no estamos solos cuando el temor a envejecer nos invade, y cuando el cambio de década se convierte en una crisis personal.
El paso del tiempo es inevitable y saber capitalizar esta crisis es clave. Sin rupturas no hay nuevas construcciones. Que los replanteos sirvan para ajustar aquello que nos hace ruido. Disfrutemos. Quizás la mejor manera de recibir los 30 sea dejando de lado el deber ser, desechar lo impuesto y sólo escuchar el propio deseo.