Por: Juan Antonio Giner
Ambos son abogados. Una mujer y un hijo de cubanos. Una veterana y un principiante. Dos rubiales. Serían candidatos casi perfectos para un país cada vez más dominado por las mujeres y una nueva mayoría de minorías. Pero otros querrán disputarles esas candidaturas.
* Hillary Clinton dijo, hace tiempo, que tras las elecciones dejaría de ser Secretaria de Estado. ¿Por qué? Porque lo hizo bien, se desentendió de las peleas domésticas, viajó más que Henry Kissinger y, sobre todo, porque a los 69 años todavía podría ser la candidata demócrata en las presidenciales del 2016: la mujer de otro presidente y la primera presidente mujer en la historia de los Estados Unidos.
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¿Ventajas?
Se conoce la maquinaria electoral tras su pulso con Obama en 2008.
Es tan animal político como Bill Clinton.
Conseguiría financiación y apoyo del partido y, sobre todo, el voto femenino.
Obama acabaría apoyándola.
¿Inconvenientes?
Promovió una fracasada reforma sanitaria en el primer mandato de Bill Clinton.
Suscita odio africano entre los republicanos.
Su esposo, como ya ocurrió en 2008, puede ser más una rémora que una ventaja, aunque ahora haya sido una gran ayuda para la victoria de Obama.
Los éxitos en política exterior son casi irrelevantes a la hora del voto en casa.
* El senador por Florida Marco Rubio es el candidato latino guaperas por excelencia, hijo de cubanos que emigraron a Miami antes de la revolución castrista, católico, mimado por Jeff Bush, querido por el exilio cubano más recalcitrante, gran orador, y con 41 años, tiene mucha carrera política por delante.
A los 28 años ganó sus primeras elecciones y desde entonces las ha ganado todas. En la convención republicana de Tampa presentó a Mitt Romney como candidato republicano.
¿Ventajas?
Arrastraría el voto de la gran mayoría de latinos, tal y como Obama lo hizo con los negros.
Mejora con los años y ha sabido programar sus tiempos.
Tiene a su favor que la población hispana seguirá creciendo en Estados Unidos de modo espectacular.
Los republicanos saben que sin el voto latino no podrán ganar ya ninguna elección futura.
Como Obama, es un ejemplo del “sueño americano”.
¿Inconvenientes?
Carece de la experiencia de Hillary Clinton.
Lleva sólo dos años en el Senado y por tanto es un novato en el circo político de Washington DC.
En el pasado quiso presentarse como un hijo de exilio político cubano, lo cual no era cierto, y eso se lo van a recordar siempre.
Mantiene posiciones ultra-conservadoras que le pueden enfrentar a la población latina.
Lógicamente, queda todavía mucho tiempo para las primarias demócratas y republicanas de 2016, pero tanto Joe Biden como Paul Ryan intentarán ser presidentes; ellos y muchos otros que hoy ya aspiran, sueñan y conspiran para suceder a Barack Obama. Dos periodistas españoles, María Ramírez y Eduardo Suárez, corresponsales de EL MUNDO en Nueva York han retratado a bastantes de ellos en un brillante e-book titulado ‘La Carrera’.