Por: Mariana Dahbar
Pasadas las 13 horas, el preferido de la presidente llegó a la pizzeria El Cuartito, en la calle Talchauano al 900. Lo hizo acompañado de su padre, Héctor Recalde, y de su jefe de prensa, Daniel Méndez. En el lugar lo esperaban periodistas, agentes de su campaña y varios móviles de canales de noticias para trasmitir en vivo, el almuerzo camporista.
El menú: pizzas de jamón y morrones, fugazzeta, muzzarella y napolitana; empanadas de carne, pollo, jamón y queso, cebolla y queso, atún y roquefort con jamón. Para beber, sólo gaseosas.
Dieciocho personas su ubicaron en la mesa principal. Entre los presentes, estaban el precandidato a primer legislador de la ciudad, Carlos Tomada; el diputado nacional y secretario de La Cámpora, Andres Larroque; el presidente del PJ porteño y secretario general del gremio SUTHER, Víctor Santamaría; las legisladoras Gabriela Alegre, Paula Penacca y el precandidato a legislador porteño Claudio Morresi, entre otros.
Los últimos en llegar fueron Wado de Pedro y el ministro de Economía Axel Kicilloff, quien llegó con su mujer y sus hijos Andrés y León.
Durante el almuerzo, Mariano se mostró tranquilo. A la hora de elegir, optó por la fugazzeta.
Realizo varias entrevistas con noticieros y radios, y no dudó en fotografiarse con todas las personas que se acercaban a saludarlo y desearle buena suerte. Manuel, uno de los dueños de la pizzería, permaneció atento a todos los detalles durante el almuerzo, contó que la gente de Recalde habían reservado el lugar con un día de anterioridad, y que el mismo domingo confirmaron la reserva.
Luego de tres horas, el precandidato se dirigió al hotel NH Tango, hotel que oficializó como búnker. Allí, en el tercer piso, entre abrazos, flashes y un exquisito catering esperó junto a sus íntimos y todo el gabinete nacional los resultados finales del escrutinio. Primero entre los candidatos del FPV y cuarto en la elección general, Mariano Recalde dio el puntapié inicial a una carrera política que promete ser “animal”.
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