El acto de regalar es una muestra de afecto y más aún cuando ese objeto está pensado exclusivamente. Lo mismo sucede cuando se regala un libro. Determinar cuál, es todo un desafío. Hay que recurrir a los gustos de la persona en cuestión para dar con el indicado. Una vez que ya lo elegimos, existe una tradición que no se puede evitar: escribir una dedicatoria en la primera página.
Todo depende cuál es la relación de la persona que otorga el regalo y la que lo recibe. Es por ello que siempre se escribe la dedicatoria resaltando el valor de la amistad, del compañerismo o inclusive del amor. Es una forma de decir: “este libro, que compré especialmente para vos, te lo regalo porque…”.
En un paseo por la avenida Corrientes me dispuse a recorrer las librerías. Un amigo cumplía años y quería regalarle un libro especial. Pensé en la poesía que tanto le gusta e incluso alguna novela que sea de su agrado. Pero al entrar en los lugares que vendían libros usados me topé con un problema: muchos de ellos ya tenían la dedicatoria escrita. Es decir, iba a comprarle a mi amigo un libro que tenía en la primera hoja una dedicatoria de 20 años atrás: “Para Noelia, con todo mi amor. Claudio (marzo de 1992)”.
¿Qué misteriosa historia habrá detrás de cada dedicatoria? Fue allí cuando entendí que en esos escritos queda grabado el instante en que una persona elige un libro para regalárselo a otra con una intención afectiva determinada. Ésto le daba a los libros usados una carga emotiva que iba más allá de la historia que contaba esa novela o el sufrimiento que reflejaba los versos del poeta.
Entonces olvidé mi propósito de ese paseo y empecé a ojear todos los usados, buscando dedicatorias que al leerlas potenciaban el valor literario del libro. Luego al llegar a mi casa, busqué en mi pequeña biblioteca los que había comprado ya usados y los que que me habían regalado.
El misterioso mundo de las dedicatorias me hizo reivindicar esa práctica. Por eso, a mi amigo le terminé comprando una novela inglesa que sabía le iba a encantar y en la primera hoja le puse: “Después de tanto buscar libros y leer las ingeniosas dedicatorias que había en ellos, no voy a poder superar a ninguna. Sólo te puedo decir que este libro te va a encantar. ¡Feliz cumple!”