Robin Williams lo supo:

#Oratoria

El arte – ciencia de la Oratoria cumplió ya las 25 centurias.  Por 30 mil meses, fue envalentonada, olvidada, rescatada y puesta sobre un altar. Luego vapuleada y nuevamente comparada con las grandes artes, la pintura, la música, y la escultura. Vivió, murió y resucitó, para volver a ser hoy, una herramienta necesaria en los ámbitos laboral y social. 

En ese ¿extenso? período tuvo un sinfín de cambios, desde las alocuciones rítmicas y poéticas atenienses, hasta las disertaciones jurídicas romanas. Desde las oraciones medievales (y nocturnas) eclesiásticas hasta los gritos libertarios franceses. Sus contenidos cambiaron y sus técnicas también; una de ellas fue las “grandilocuencias verbales”.

Hoy, las exageraciones verbales no son necesarias, ni en su sustantivación, adjetivación o su acción (verbo), salvo que sea ése su propósito (*)

 El film “La sociedad de los poetas muertos” otorga un conciso y extraordinario discurso del Profesor de Inglés John Keatin (Robin Williams):   

-“Evitad usar la palabra “muy”, es una palabra para vagos. Un hombre no está muy cansado, está agotado. No digáis muy triste, usad taciturno. El lenguaje se inventó por una razón, chicos, para enamorar a las mujeres, y ese trabajo no se consigue con vaguería”.

 Las grandilocuencias (y las generalizaciones como: “todos, ninguno, siempre, nunca”) son las más acertadas técnicas si lo que desea el Orador es perder persuasión y liderazgo. 

(*) Hipérbole: Exageración provocada e intencional para conseguir mayor expresividad.