Aseveró Thomas Macaulay, poeta británico, historiador y político del partido whig británico. Me animo a reafirmar su cita: El objetivo de la Oratoria no sólo es la persuasión, sino la verdad. Relegando hacia el cierre de la oración la porción que hoy más me interesa, la verdad.
La Oratoria ocupa espacios cada vez más relevantes en la vida social y profesional de las personas. La tecnología avanza a pasos agigantados, pero “amortigua” en la necesidad de una comunicación cada vez más humana, más direccional, sin intervención de terceros tecnológicos.
El poder de la convicción es fundamental en un mundo de (y en) transformación. La oratoria es pieza cardinal en la comprensión, en la combinación de razonamientos y en el estímulo de masas. Con la Oratoria podemos hacer el bien, o no.
Fuimos testigos de una cruenta disputa presidencial entre Dilma Rousseff y Aécio Neves, con algunas acciones y dicciones fuera de lugar, pero se animaron a rivalizar en las tablas. Brasil se animó al debate presidencial desde la tribuna. Brasil hizo historia (en la oratoria al menos) al animarse nuevamente a enfrentar dos ideas, dos verbalizaciones, dos discursos….
¿Hace cuánto tiempo que nuestro país no presenta dos candidatos – líderes que se animen a mirarse a los ojos y disputarse sus convicciones, ideas y dicciones?
¿NO es tiempo ya, de escuchar Oradores que desde sus argumentos, nos inviten a pensar?