Angelici, el estratega que respalda los millones

“Anda a cabecear que yo te cubro en el fondo”, le dio a entender Daniel Angelici a Carlos Bianchi mientras algunos periodistas deglutían como hienas los números del contrato del DT. El “Tano”, rápido de reflejos, salió a dar una vuelta por los medios para bancar al “Virrey” y poner su imagen de presidente como escudo de protección. Lo quiere al entrenador con la cabeza en el equipo. De la lucha mediática se encarga él.

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El corazón de Carlitos lo mira por TV

Tevez en el centro del debate público y privado. Sabella con el pulgar abajo y Grondona con el dedo grande parado. El “Apache” mostrando lo que sabe hacer con la pelota en Italia y los argentinos pidiendo en las redes sociales por su nombre en la lista del Mundial.  La inclusión o no de Carlitos en la Selección Argentino se metió, de una vez por todas, en el debate futbolero y nacional.

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River: pasado, pisado y enterrado

“Me parece que la gente no tiene memoria”, se escapó de su boca tensa que demostraba fastidio y enojo. La expresión de una roca en su cara, la nostalgia del que se sabe fuera de juego, la necedad del que se supo mejor que el resto, y supuso que podía manejar un club con la historia de sus pies firmes y sus cabezazos certeros. Daniel Passarella es pasado. #ParemosLaPelota y abramos el juego como el ex presidente nunca supo hacer.

El hincha de River no puede limpiarse esa mancha que quedó tatuada en su piel. Esa B negra y dolorosa que nunca quiso tener en el cuerpo pero que una seguidilla de malas decisiones y resultados negativos se la dejaron pegada de por vida. Y en eso, claro, tuvo que ver el “Kaiser”, hombre al que el fanático de la banda siente como gran responsable de la caída a la segunda categoría. Continuar leyendo

El Diablo tocó el cielo con la manos

El de pelo blanco que supo manejar armas es el estratega perfecto para conducir al Diablo a su casa de Primera. El tipo de los cuernos y el tridente prendido fuego prefiere salir los domingos a la cancha, en vez de tener que trabajar los sábados a la tarde en la hierba del Ascenso.

La felicidad no se compra ni se vende pero se consigue cuando parece que no llegará nunca más. Y eso le pasó a Independiente en el principio de este semestre, donde entendió que Dios le estaba jugando una mala pasada, después de tanto sufrimiento en la histérica, pero añorada, Primera División. #ParemosLaPelota como lo hizo Omar De Felippe apenas puso un pie en Avellaneda.

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Riquelme, el irremplazable que camina hacia el final

La última vez que estiró la pierna sintió que el mundo estaba en su contra. Quiso hacer un esfuerzo  atípico en su juego y su cara le mostró a los fieles “xeneizes” las muecas del dolor. Riquelme tardó un minuto en darse cuenta que nada podía ser como lo era en el principio del partido con All Boys. Pidió el cambio y se sentó a mirar como hace un equipo para vivir sin él.

#ParemosLaPelota, como lo hizo Román tantas veces en su carrera. El diez de Boca demostró en un año adentro de la cancha lo que negó ante los micrófonos de la prensa. Su físico no aguantó las exigencias de un equipo de primera división del fútbol argentino. La resistencia física de su cuerpo marca el desnivel con su inteligencia táctica y su pie derecho de oro.  Al menos, lo hace en el final de su carrera de estratega.

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San Lorenzo puntero y el olvidado agujero negro

En el mundo del fútbol la vida pasa rápido y sin detenerse. Los habitantes son protagonistas de una novela maravillosa que orquestan los medios, hasta que un día, la gente se pudre de tanta historieta futbolera y baja el pulgar como el emperador en el circo romano. En la ciudad San Lorenzo, donde los cuervos arman su nido, los últimos dos años se diluyeron entre la desesperación y la ilusión. #ParemosLaPelota para entender porque el pasado tiene que ver con el presente del puntero.

Hace poco más de un año el “Ciclón” dejaba de soplar con fuerza, y abría la puerta del Nacional B para caer en el enorme agujero negro del descenso. Ese pozo donde la mayoría de los equipos puede convivir con tranquilidad pero que los denominados grandes lo sienten como la peor pesadilla. Cerca del precipicio, Caruso Lombardi firmó contrato con velocidad, se infló el pecho y lideró la resurrección.

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Una vida empujando

Dicen que los gatos tienen siete vidas y caen siempre parados. También dicen que Boca aminora el impacto de sus caídas y se levanta con más fuerza, cuando parece que las quebraduras no lo dejarán ni moverse. Boca, como los gatos, se ganó una vida más el último domingo ante Tigre. Una vida que tiene un valor preciado porque renueva las ilusiones y presiona a los rivales.

#ParemosLaPelota y veamos hasta donde llegó el conjunto del “Virrey”, sin jugar bien pero con la convicción de que la línea final aún es una meta alcanzable. La primera vida la perdió en el arranque del Torneo Inicial. Newell’s le puso los puntos en claro en la Bombonera e iluminó los errores defensivos de un equipo con la cabeza de Bianchi pero con el cuerpo de un amateur desprolijo.

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En La Rioja no existe la autocrítica

La palabra frente al micrófono no alcanza para ganar partidos. Ni siquiera para quedarse con un combate mediático que se esfuma en el tiempo y solo deja felices a los que viven de las chicanas. Ramón dio la batalla dialéctica pero nunca ordenó su tropa para la verdadera guerra. Porque en el fútbol, ante todo, importan los resultados. Y hasta el hincha de River, conocedor del buen juego, ya prefiere ganar aunque su equipo no de dos pases seguidos. #ParemosLaPelota para ver donde está ubicado Ramón.

La derrota con Lanús en la Sudamericana expuso el discurso público del riojano. “Sabemos jugar la Copa”, se jactó el técnico “millonario” después de dejar en el camino a un San Lorenzo que lo pisoteó. Y la oralidad, tan hermosa para poner en los títulos de los diarios, no sirvió como argumento para sostener el juego de River ante el “Granate”. La paciencia se acabó. Al menos, se terminó por un rato.

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