Por: Joaquin Múgica Diaz
Murió Julio Grondona y la pelota se detuvo por una semana. Todo pasa, inclusive su muerte. Nadie puede escaparle al deseo divino aunque crea ser el vicepresidente del mundo. El fútbol argentino quedó congelado por siete días por la muerte del presidente de la AFA y entró en una etapa de luto dirigencial que llegó a su fin rápidamente.
El comienzo del torneo se pospuso y le dio tiempo a los clubes argentinos para que pongan sus equipos a punto y logren, de una vez por todas, jugar a un juego al que los ingleses lo llamaron fútbol. El nivel de los últimos torneos fue tan pobre que siempre existe la esperanza de que el presente no sea un espejo del pasado.
El desconsuelo de Messi fue el final de un mes mundialista. Las lágrimas del segundo puesto fueron el comienzo de la rutina futbolera que enloquece al pueblo que entiende de pasiones y sentimientos. El viernes 8 de agosto será el punto de partida del nuevo torneo argentino. El fútbol nuestro de cada día. Bien caserito. De entre casa y con pantuflas.
Se pone en marcha el campeonato donde todos ganan y nadie pierde. Los equipos pelearán por quedarse con la corona, lograr la clasificación a los certámenes internaciones y aumentar los promedios, pero ninguno descenderá. El año que viene el nuevo torneo necesita de 30 equipos. La guerra se dará en el Nacional B donde dónde se rifan asientos de primera.
El torneo volverá a tener a Independiente entre sus protagonistas. El “Rojo” tuvo el peor viaje de su vida por el ascenso y regresó una tarde de lluvia en que la angustia comenzaba a ganarle a la ilusión. De Felippe se fue después del ascenso porque, como dice el refrán, soldado que huye sirve para otra guerra. Hizo su trabajo y le dejó su buzo de DT a Almirón que llegó con la teoría ofensiva en el bolsillo y el chaleco de Camioneros bien prendido.
El defensor del título ya no tiene a Ramón Díaz, ni a Emiliano, ni a ningún amigo de la familia Díaz. Cuando los jugadores miren al banco lo encontrarán a Marcelo Gallardo. Un hombre de experiencia adentro de la cancha pero con un corto recorrido al borde de la línea de cal. River es el segundo equipo que dirige el “Muñeco” desde que decidió ser técnico. El desafío de un histórico.
En Boca llegaron seis refuerzos para lograr que la pelota le llegue a Gigliotti y el nueve del equipo pueda meter un gol. Bianchi se convirtió en un científico que ya no sabe cómo hacer para encontrar la solución contra el mal juego. Les pidió a sus jugadores que sean simples. Hace un año y medio que les pide lo mismo pero no encuentra respuestas. Mientras tanto, Riquelme se pondrá una camiseta roja y blanca.
Diego Cocca llegó al Cilindro de Avellaneda con las ilusiones típicas de un niño que está a punto de abrir el regalo de Papá Noel. Es un técnico representativo de la nueva generación. Un entrenador que hizo historia con Defensa y Justicia, y tiene en mente cambiar algo en el pequeño mundo celeste y blanco donde el campeonato es un amor platónico.
San Lorenzo está enamorado de la Copa Libertadores y siente que está a un paso de darle el primer beso. Tiene la cabeza puesta en ese amor tan particular por el que tuvo que esperar 106 años para quedar frente a frente y decirle que la amaba. Mientras el “Ciclón” sueña con la historia, el torneo abre las puertas de su última versión corta. Los hinchas están sedientos de pasión autóctona.