Por: Joaquin Múgica Diaz
“Anda a cabecear que yo te cubro en el fondo”, le dio a entender Daniel Angelici a Carlos Bianchi mientras algunos periodistas deglutían como hienas los números del contrato del DT. El “Tano”, rápido de reflejos, salió a dar una vuelta por los medios para bancar al “Virrey” y poner su imagen de presidente como escudo de protección. Lo quiere al entrenador con la cabeza en el equipo. De la lucha mediática se encarga él.
Los millones de Bianchi se sometieron a debate popular y al presidente de Boca no le gustó nada que los datos del contrato se filtraran desde los pasillos de la Bombonera. Pero Angelici parece reaccionar rápido ante las tormentas que pueden inundar su despacho presidencial. No duda, atiende el télefono de los productores y respalda al técnico sin medias tintas en el programa que haga falta y a la hora en que le pidan.
El “Tano” tiene su propia estrategia. Si lo perjudican a Bianchi también lo hacen con él. No los une una amistad ni una hermandad. Ningún lazo sentimental que lo lleve a poner, en vano, su nombre en el juego perverso del qué dirán. Angelici hace política en Boca y para eso toma decisiones. Una de ellas fue traer a Bianchi. Y su gestión tendrá mayor consenso si el DT se mantiene en el cargo y logra un campeonato durante el año que arrancó. Para eso tiene que ayudarlo a esquivar los problemas que se reproducen como hormigas en el mundillo azul y amarillo.
A Bianchi no le gustó que mostraran su sueldo mensual y anual. El mundo Boca se movió rápido para lavar las culpas y tirar los cañones sobre Eduardo Feinmman, protagonista de la novela del millón. El “Tano” prometió un sumario, el periodista alimentó la polémica con tono desafiante y el “Virrey” se llamó a silencio para que el tema quede sepultado con el pasar de los días.
Hace un tiempo que Angelici dejó de pedirle resultados a Bianchi en público y pasó a respaldarlo ante la adversidad de las cuentas que no cerraban para ser campeón. Jugó una ficha fuerte cuando lo fue a buscar para dejar contentos a los socios de Boca y no quiere levantarse de la mesa de apuestas sin, por lo menos, recuperar lo que puso. Bianchi es parte de su capital en la presidencia.
El “Tano” quería a Guillermo Barros Schelotto antes que al técnico más ganador de la historia del club. Pensaba en el “mellizo” como continuidad de Falcioni, pero la ruptura definitiva entre el “Emperador” y los hinchas “xeneizes”, lo obligaron a moverse rápido y preparar la vuelta del “Virrey” para dar un golpe de efecto en su gestión. Las idas y vueltas de Riquelme en el verano del 2013 lo habían dejado en off side como autoridad dentro del club. Necesitaba volver a nacer.
El presidente de Boca logró equilibrar las finanzas del club, sumarle ingresos con la modalidad del socio adherente y dejar contento a los hinchas que protestaban por no tener un lugar en la Bombonera. Trajo los refuerzos que Falcioni y Bianchi le pidieron, y le lavó la cara a un club que había hecho la plancha durante la presidencia de Ameal.
Pero el “Tano” también sufrió con la interna de “La 12” y la relación de la barra con directivos y empleados del club, que salió a la luz en el marco de una causa que dejó a Mauro Martín y Maximiliano Mazzaro presos. En esa instancia, Angelici perdió más de lo ganó en su imagen pública. Su reacción ante el conocimiento del contrato de Bianchi fue inmediata. Aprendió que en Boca la batalla mediática importa tanto como los resultados adentro de la cancha.