Por: Joaquin Múgica Diaz
Los hinchas de Racing tienen pocas alternativas para elegir en el altar de los pedidos. Necesitan creer que el tipo de la melena rubia bien teñida es el dueño de la fórmula mágica. Ese hombre de voz ronca y camisa adentro del pantalón es el único que capaz de renovar las esperanzas perdidas en el camino. Campeón, esa bendita palabra que necesita cantar el fanático de la “Academia”. Esa que ningún técnico desde el 2001 a esta parte logró dejar grabada en la tapa de los diarios.
“Mostaza” planteó la revolución con un discurso fundado sobre sus pergaminos de motivación pero también sobre el orden táctico que se estructuró con Sebastián Saja como piedra fundamental. Es el capitán el encargado de liderar la recuperación de un grupo que sufrió el 2013 como quién debe ocultarse durante un año de una tormenta interminable.
El comienzo con el pie derecho en el campeonato lo puso a Racing en un lugar inesperado. Los que saben, y los que no saben también, empezaron a nombrar la palabra candidato una vez que la fecha llegó a su fin. Para serlo tiene que encadenar triunfos sólidos como lo hizo frente a Colón. Sino todas las esperanzas pueden desvanecerse en 90 minutos de imprecisiones.
Pese a las inmediatas críticas positivas que recibió, el equipo de Merlo apuesta a trabajar con humildad y perfil bajo. Así lo dijo Saja cuando se escuchó el pitazo final del primer partido. Necesitan volver a creer que pueden. Porque los jugadores son los mismos que hace seis meses deambulaban por la cancha sin la convicción propia del que tiene que apostar para ganar.
La gente también implora por un semestre que le deje las palmas rojas de aplaudir tres pases seguidos. De Paul, Hauche y Viola les prometieron juego asociado, buen pie y esfuerzo. Tienen la ambición de demostrar que el pasado solo fue una mala jugada del destino y que Zubeldía, en algún momento, podrá disfrutar tranquilo de la siembra que supo hacer.
“No somos menos que nadie”, sentenció “Mostaza” para mojarle la oreja a sus dirigidos. El plantel tiene en claro que no importa el rival porque el principal “enemigo” es el propio temor a dejar el pasado bajo tierra. Lo puede y lo debe hacer para volver a poner a Racing en un lugar de competición y no de plácido reposo.
Los hinchas tienen que volver a creer en Merlo. Es la única opción que tienen en el amanecer del campeonato. El verano ya pasó y fue hermoso pero no puede competir con el presente. Racing tiene que ganar para pelear un trofeo. Lo tiene que hacer porque su chapa de equipo grande lo demanda y porque tiene la oportunidad de festejar mientras su enemigo íntimo pelea en el infierno del Nacional B. Todos imploran por la lucidez de “Mostaza”. Dicen que es el enviado del Señor.