El ADD y el malestar de la época en niños

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El ADD en niños es un diagnóstico cada vez más difundido, principalmente en el ámbito escolar. Voy a ir de lo general a lo particular. En principio, la descripción general del cuadro que hace la escuela americana de Psiquiatría para luego precisar algunas cuestiones que no serán una generalidad, ciertas variables que influyen para la producción de este diagnóstico y por último alguna indicación de qué hacer ante esta problemática.

ADD, TDA, ADHD o TDAH

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico en Salud Mental (DSM IV) aparece el Trastorno por Déficit de Atención que puede además estar acompañado de Hiperactividad. Las características del cuadro clínico tienen en cuenta 3 variables: desatención, hiperactividad e impulsividad y presenta una sintomatología que coincide con varios de los siguientes items:

 

Desatención:

  • No presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades
  • Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en juegos
  • Parece no escuchar cuando se le habla directamente
  • No sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos, u obligaciones en el centro de trabajo (lo que no se debe a dificultades en la comprensión)
  • Le cuesta organizarse para realizar tareas y actividades
  • Evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos).
  • Extravía objetos necesarios para tareas o actividades (p. ej. juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas)
  • Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes
  • Es descuidado en las actividades diarias

 

Hiperactividad

  • Mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento
  • Abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado
  • Corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo
  • Tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio
  • Se lo observa ” en marcha” o actuando como si tuviera un motor
  • Habla en exceso

 

Impulsividad

  • Anticipa respuestas antes de haber sido completadas las preguntas
  • Le cuesta aguardar su turno
  • Interrumpe permanentemente o se entromete en juegos o conversaciones de otros

 

¿De dónde viene el ADD?

El ADD es una categorización de la Psiquiatría Americana. Para el psicoanálisis no es un diagnóstico con el que se opera, es decir que arribar a la conclusión de que un niño tiene estos síntomas no alcanza. Lo cierto es que es innegable que se dan este tipo de casos y considero que ante ello es necesario dar una respuesta posible acerca de qué se trata.

Habrá diversidad de opiniones sobre las causas y el tratamiento del ADD según la óptica desde donde se lo mire. Algunos analistas son muy crítico respecto a este diagnóstico denunciando la medicalización de los niños por un lado y la ciencia y la técnica, a través de la industria farmacéutica imponiendo este diagnóstico, el psicoanálisis abunda en textos de critican tanto a técnicas cognitivo-conductuales como a la psicofarmacología. No es mi objetivo aquí, y me resulta más interesante el ofrecer un tratamiento alternativo que funcione y no tanto el transforme en una militantes en contra del sistema. Aclarado esto voy a dar mi punto de vista, que parte de una formación psicoanalítica y voy a tomar en cuenta también variables de la cultura actual.

 

Los niños nombrados “Hiperactivos” en la mayoría de los casos son diagnosticados en la escuela. Es importante señalar esto porque es este el ámbito en que se produce una primera salida de la endogamia familiar al mundo social. En este momento, se pone en juego la posibilidad de perder algo de cierto lugar en la estructura familiar, para poder ganar otros respecto de los lazos sociales. Ante ello muchos niños se resisten, no están dispuestos a aceptar las nuevas reglas de juego y fracasan en la escuela. Es importante precisar ¿A qué responde el ADD? ¿Se dirige a llamar la atención de alguien o no apunta al otro? ¿El desborde afecta de manera sustancial el estar en el mundo del chico? ¿Ocurre sólo en la escuela, o en cualquier sitio? ¿A qué está atento cuando está desatento? ¿A qué atienden los padres cuando el niño está desatento? Cada situación familiar es diversa y cada niño ocupa lugares que hay que poder ubicar en las entrevistas con el niño, incluyendo a la familia para que se pueda ir producir un cambio de posición subjetiva que alivie el malestar.

 

¿Quién gana hoy la liebre o la tortuga?

Desde la cuestión del estilo de vida actual diré que la subjetividad de la época está marcada por el consumismo y un ritmo de vida acelerado. Basta observar a un chico jugando a la Play mientras merienda, y habla desde el celular todo junto para hacerse una idea de este fenómeno. Por otro lado los cines 3D, las imágenes que se suceden unas a otras no los marean y la publicidad se inmiscuye sin pedir permiso. Todo empuja al consumo y al apuro. Los padres, muchas veces agotados con las demandas de los hijos o sintiendo culpables en otras por pasar poco tiempo con ellos terminan cediendo a sus caprichos y de esa manera el niño se transforma en un pequeño déspota. “¡Quiero esto y lo quiero ya!” y al conseguirlo rápidamente queda en el olvido: “aburrido” se escucha decir a los pequeños pacientes con demasiada frecuencia.

Zygmunt Bauman, en su libro Vida Líquida dice lo siguiente refiriéndose a la cultura contemporánea, lo cito “gira en torno a la negación enfática de la dilatación como virtud y del aplazamiento de la satisfacción… ha situado el valor de la novedad por encima del de lo perdurable”. ¿Por qué hablar de esto cuando el tema es el ADD? Considero que este diagnóstico también se relaciona con este fenómeno: Las dificultades de concentración, el estar disperso, el descuido de las cosas, el movimiento en exceso, la imposibilidad de esperar el turno, todo eso también versa sobre aquello que se ha modificado en el estilo de vida actual y que los adultos también experimentamos constantemente. En contraste con esto, la estructura de la institución escolar requiere del niño el saber esperar, tener paciencia, detenerse a escuchar, virtudes que ya no se perciben como tales. De chicos nos contaban la fábula de la liebre y la tortuga. Hoy en día el mensaje es el inverso: cuándo más trampas, más acelere, más molestias al otro se llega primero y el lento, el perseverante, el concentrado en el objetivo pierde. Esto el niño con ADD se lo traga como pez el anzuelo.

 

¿Qué hacer?

Es necesario atender el caso por caso y ver lo singular que aqueja a un nene etiquetado con “ADD”. Ubicar las coordenadas del malestar permite elegir la mejor estrategia de acción. Más allá del ritmo de la escuela que exige verificar los conocimientos en un plazo determinado, dialogar con el docente de ese chico en particular, del porqué de la demanda, también me parece fundamental. El tratamiento no es sin los padres, en ese sentido hay que invitarlos al espacio terapéutico, escucharlos, orientarlos y comprometerlos. De esta manera trabajando en conjunto se verán los resultados.

 

Marisa Fenochio

mfenochio@yahoo.com.ar