Dar el ejemplo y otras bellezas de #SerMadres

#SerMadres

jenn

Se suele pensar, y con fundadas razones, que un pilar importante de la crianza consiste en “dar el ejemplo”. Es un hecho que, sólo por observación, nuestros hijos tienen a su disposición un mundo de valores y actitudes casi siempre más importante que cualquier sermón que podamos dar. Por lo cual, si queremos que ese mundo sea positivo tenemos que ser “un buen ejemplo”.  ¡Linda responsabilidad! ¿Cómo se hace eso?

Pensando en esto me acordé de algo que dije una vez. Algo como “desde que soy mamá quiero ser una mejor persona cada día”. Suena cursi, sí. Seguramente lo sea. Pero la sola intención de querer superarnos a nosotras mismas (o a nosotros mismos, por supuesto también) ya me parece un buen punto de partida.

Porque no hace falta que seamos las mejores madres en abstracto, hace falta que seamos las mejores madres para nuestros hijos. Y si en el camino logramos superarnos a nosotras mismas, doble ganancia. Y con esto me refiero a un compromiso, a un trabajo de introspección y consciencia, a aceptar nuestras limitaciones, a saber qué cosas buenas tenemos para ofrecer. Todas tenemos miles de cosas buenas para ofrecer.

La perfección no existe, pero el equilibrio sí. ¿Y si buscamos ese balance? Algo más justo para todos.

Tal vez en el camino necesitemos hacer catarsis o terapia, generar charlas familiares, seguramente recordar nuestra propia infancia. Dice Laura Gutman que no podemos entender al niño real que es nuestro hijo si no entendemos al niño que hemos sido.

¿Qué tal si escuchamos a esa nena que fuimos? Yo creo que debe tener mucho para decir. ¿Y ustedes qué piensan?