La familia como trabajo en equipo

#SerMadres

Muchas veces el día a día se nos hace cuesta arriba. ¿Cómo sería pensar la familia como trabajo en equipo? Les propongo 5 puntos para pensarlo juntos.

1. Consensuar entre todos las reglas: Cuando trabajamos en equipo es mejor si nos ponemos de acuerdo y sentamos las bases entre todos. ¿Por qué no aplicarlo a la familia? Numerosos expertos opinan que los chicos aceptan mejor las reglas de la casa si son claras y si fueron consultados previamente sobre sus opiniones. Sentarse a hablar, anotar las ideas, incluso colocar carteles visibles puede ser de gran ayuda.

2. Potenciar las capacidades de cada uno: No todos somos buenos en todo. Ni a todos nos gusta lo mismo. Si tu hijo mayor detesta limpiar pero se da maña para cocinar, ¿qué sentido tiene batallar para lograr que limpie si podrías pedirle que cocine y de igual modo estaría colaborando en la casa? Aprovechemos las ideas y capacidades de cada miembro.

3. Escucharnos y respetarnos mutuamente: Un equipo no es tal si no hay respeto y apoyo. Sin embargo en la familia es bastante común encontrar modos autoritarios. “Se hace así porque yo lo digo”. A veces son ambos padres, a veces es uno, otras veces son los hijos los que marcan el camino. ¿No sería mejor que todos tuviéramos voz y voto desde un lugar de respeto mutuo?

4. Dividir las tareas: Este punto se entrelaza con los puntos 1, 2 y 3 y vas más allá. Es imprescindible dividir responsabilidades para que nadie sienta que tiene todo el peso de las tareas domésticas sobre sus hombros. Dividir tareas implica respeto por el otro. Juntos nos potenciamos, logramos más en menos tiempo y evitamos los malestares típicos de quien se siente “esclavo” de los demás.

5. Ganarse el rol de líder: En los equipos de trabajo suele haber uno o más líderes. Los líderes surgen “naturalmente” y obtienen su lugar por mérito propio. Un jefe puede no ser líder y un compañero puede sí serlo, aun siendo un par. El liderazgo no tiene que ver con la coerción sino con ganarse el espacio. Los padres también podemos convertirnos en líderes para nuestros hijos. No en base a castigos, premios, gritos y amenazas, sino ganándonos su confianza y respeto como figuras de autoridad. Sin duda será un vínculo más fuerte y sano.

¿Ustedes qué opinan?