Para cambiar no hace falta tirar abajo lo hasta ahora construido

#SimpleMente

Hay momentos en que podemos hacer contacto con la necesidad de cambio. Hago énfasis en podemos ya que puede pasar mucho tiempo desde que una crisis comienza a gestarse, empieza a vivirse, padecerse, se transforma en huésped conflictivo de nuestras vidas, se instala, hasta que algunos afortunados optan por mirarla, se detienen y hacen contacto con ella a pesar del dolor que eso a veces pueda provocarles.
En ocasiones eso sucede por creer haber tocado fondo lo cual provoca sentimientos diversos, de dolor, desesperanza o hartazgo. Es cuando decidimos encontrarnos nosotros con nosotros mismos, cuando tomamos conciencia de que somos quienes tenemos la responsabilidad y posibilidad de pasar de una instancia que nos hace sufrir, que nos provoca malestar a otra diferente, mejor, cuando estamos preparados para accionar en función a dicha necesidad de cambio.
Uno de los impedimentos para que lo anterior suceda es creer que para cambiar hay que volver a empezar. Eso genera cansancio, desgaste, mirar atrás y ver un recorrido que tenemos que volver a transitar atrasa la decisión, nos tienta a acostumbrarnos a situaciones de malestar, incomodidad, desgano e infelicidad. Hasta llegamos a acuñar frases hechas como “La vida es dura” “La vida no es un lecho de rosas”. Aunque la vida puede parecernos demasiado dura por momentos, sería bueno saber que nosotros no somos espectadores pasivos de sufridas realidades innatas y que cuando las mismas se presentan como tales conviene dejar de hacer esfuerzos inútiles por tratar de cambiarlas e intentar cambiar nosotros dentro de esa realidad, tomar una postura diferente.
Tendríamos que tratar de ver la franja que hay en el medio que es lo que nosotros podemos cambiar y aunque no es nada fácil encontrarla, animarse a intentar empieza a cobrar sentido cuando adoptamos una postura más optimista, cuando nos podemos mirar y encontrar recursos y herramientas, cuando podemos encontrar en nosotros mismos alguna fortaleza y capacidad que a lo largo de nuestra vida fuimos adquiriendo. De esa manera el arrancar de nuevo se transforma en utilizar lo que valoramos de la construcción que hemos hecho de nosotros mismos y comenzar a hacer algo distinto.
Si bien puede parecer una cuestión semántica las palabras que utilizamos para decir las cosas, para construir frases se ubican en nuestra conciencia con una forma determinada que le da sentido a nuestro futuro obrar. El cambio ya no tiene que ver con destruir sino con construir de manera distinta, con continuar intentando encontrarle la vuelta a nuestra felicidad